Sara Lozano: Kelce & Swift
Un día sí y el otro también, la relación entre Taylor Swift y Travis Kelce sobrevive bajo el acoso social y la violencia normalizada por razones de género, aunque de manera poco tradicional.
Ella es conocida en todo el mundo como cantante con una trayectoria limpia y un estilo propio bien aceptado por las multitudes. Él es reconocido en el universo de la NFL, jugador de la ofensiva de los Chiefs con dos anillos de Súper Tazón.
Una historia de amor contrariado por la fama, los estereotipos y los supuestos desequilibrios en la relación.
El universo de Taylor es más amplio que el de Kelce, de ahí que patrimonio y popularidad se lo lleve por varios ceros. El gran público, los medios y comentaristas caen en prejuicios por género haciendo bromas supuestamente inocentes debido a las “desventajas” económicas o de influencia pública, ¡vaya, de poder!
Esta semana apareció una nota en la que comparaban el patrimonio de Kelce vs el de la gata de Swift. La gata es aparentemente más rica y popular que el jugador de americano. Esto no es inocente, en la mera comparación es denigrante.
La nota fue la molestia de Taylor Swift por broma de un conductor en los Golden Globes sobre las (pocas) veces que ella sería enfocada en ese evento a diferencia de los partidos a los que asiste la cantante. De aparece el desprecio por ser popular en espacios menores.
Atípico y por lo mismo revelador, puede ser un caso catalizador para lograr los cambios en los patrones de pensamiento y progresar hacia la inclusión. La violencia de género que se ejerce contra la pareja pone en evidencia los roles que se esperan de una persona por ser hombre. Ella gana más que él, es más popular y su gata también. En el fondo los prejuicios sobre feminidad/masculinidad: ella reúne más atributos de poder que él en un mundo que se obliga a entender las relaciones humanas como relaciones de poder y las motivaciones a través del dinero.
Como Kelce, muchas mujeres conviven con las burlas por el lugar segundón que la sociedad les adjudica, pero es lo normal y hasta ella las repiten. Con él es igual, pero al revés, por eso extraño. Kelce es y vive en el rol del hombre-poder del patriarcado: blanco, heterosexual, rico, no sólo exitoso sino exitoso en la ofensiva de uno de los mejores equipos de futbol americano.
Esta permisibilidad para ejercer la violencia viene a la baja a raíz de la expansión de los derechos humanos, el reconocimiento de las vulnerabilidades impuestas por la sociedad y el replanteamiento de la justicia social. Sin embargo, es tan profunda y tan frecuente que se desvanece la agresión y la ofensa se integra a lo común.
En las empresas el primer gran reto es advertir lo que la normalidad no deja ver y prever lo que se está pasando por alto. Minucias que parece excesivo atender también son diques para el cambio.
Las políticas de inclusión creadas desde la vulnerabilidad rompen con la tradición, innovan e incomodan. El cambio estructural empieza por reconocer esa normalidad violenta y atajarla desde lo símbolico. Aunque para muchos sea excesivo, el fenómeno Kelce & Swift sirve como ejemplo y para caso de estudio.