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Estamos solos

Abc.es 

Resulta que los valencianos éramos unos exagerados, mal pensados incluso, cuando se filtró la posibilidad de incluir la ampliación del puerto de Valencia como moneda de cambio en favor de Barcelona en la negociación Pedro Sánchez versus Carles Puigdemont , prófugo de la justicia española para más señas. Como aquello quedó en nada, afortunadamente, encima quedamos como los malos de la película. Ahora resulta que Puigdemont exige incentivos/sanciones para que las empresas que dejaron Cataluña desde 2017 regresen a 'casa'. Va a resultar que en la Comunidad siempre que Cataluña negocie algo con Sánchez habrá un motivo más que fundado de preocupación. El problema, más allá de cómo se traslade esta locura a la letra pequeña del decreto que redacte el gobierno de España, es que ni siquiera se debería establecer el debate o la cercana posibilidad a multar o incentivar empresas por ubicar en un lugar u otro su domicilio social. El mensaje que con estos debates y exigencias de prófugos de la justicia envía nuestro país a la futura inversión extranjera es para temblar, para los que ya están tres cuartos de lo mismo. El camino para ser vistos fuera de nuestras fronteras como 'república bolivariana' en la que si eres amigo del presidente haces lo que te da la gana y si no es así 'átate los machos' sigue su marcha a buen ritmo. MÁS INFORMACIÓN noticia No De CaixaBank y el Sabadell al Cola Cao y la Nocilla: las empresas con sede valenciana en el punto de mira de Puigdemont En la Comunidad Valenciana el roto puede ser de grandes dimensiones. Desde 2017 más de 900 empresas se instalaron en la Comunidad Valenciana huyendo de Cataluña . El Consell presidido por Carlos Mazón ha anunciado que presentará batalla no sólo para que las que están implantadas no se vayan sino para que además sean más las que puedan seguir arrivando. Ojalá gane esa pelea, será bueno para la región, pero luchar con Sánchez es hacerlo por aplicar símil futbolístico como jugar en campo rival embarrado, contra centrales leñeros, con el público lanzando de todo y un árbitro más casero que Riera Morro . Vas de cabeza a una encerrona de la que es imposible salir entero, y desgraciadamente con las cartas repartidas en esta mano, estamos en las manos de la divina providencia...

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