Las elecciones antes de los Juegos de París
El presidente de la Autoridad Portuaria de Baleares y presidente de la Real Federación Española de Vela, Javier Sanz, va a adelantar las elecciones. No se sabe si porque los dos cargos que tiene son incompatibles y en un momento dado puede caer en la prevaricación, o porque no está seguro del resultado de nuestro Equipo Olímpico en los Juegos de París. El caso es que, por fin, se marcha el que venía a regenerar la vela, a devolver a Madrid la sede principal, a acabar con la corrupción... el Pablo Iglesias de la vela. ¿A quién deja? Muy probablemente a Chimo González Devesa, su delfín hasta ahora y responsable directo del desaguisado que ha habido hasta ahora en el Equipo Olímpico. A nadie se le escapa ya el malestar que hay entre los integrantes de este y las tiranteces que existen por el mal reparto del dinero y del material. ¿Oposición? No sé si la habrá porque hasta ahora los pantalanes están callados como muertos, pero sea cual sea, pasará como siempre. La llave de las elecciones las tiene el que está dentro y dentro está Chimo y todo su equipo balear. Javier Sanz tiene una buena papeleta entre manos. Si nadie lo remedia va a ser el firmará el visto bueno o el visto malo a la renovación de la concesión de los terrenos del Real Club Náutico de Palma. La cosa pinta fea, muy fea. ¿Qué hará Sanz en esa tesitura? La pregunta es: ¿Puede ser la Autoridad Portuaria de Baleares juez y parte del conflicto? Es decir, Sanz es el mandamás de los puertos de Baleares, también es socio del Náutico de Palma, fue presidente del Náutico de Palma y aún ahora es presidente de la Real Federación Española de Vela. Como presidente de la Autoridad Portuaria tiene el deber de defender a los Puerto de Baleares y dotarlos de lo mejor, y como presidente de la Real Federación Española de Vela, como ex presidente del Náutico de Palma y como socio del Náutico se le obliga moralmente a defender al histórico club. Mal dilema, señor Sanz. Haga lo que haga le acusarán por una parte o por otra. Como siempre, las ansias de poder de Javier Sanz le juegan una mala pasada. Consiguió ser presidente del Real Club Náutico de Palma, dicen que con una buena gestión; mandó sobre la Copa del Rey y esta la ha dejado en la UCI al borde del desahucio; consiguió quitarse de en medio a Julia Casanueva y se presidente de la Española de Vela y ya vemos cómo está este deporte, sobre todo en las clases olímpicas; y ahora por un acuerdo entre PP y VOX le hacen presidente de la Autoridad Portuaria de Baleares. Javier Sanz, que ya estaba jubilado y que disfrutaba de su familia, sus nietos, sus casas en Palma y Cantabria se mete ahora en este charco del que tiene difícil forma para salir. La ambición, a veces, es la perdición del hombre.