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La lucha de la Reserva Federal contra la inflación no está ni cerca de terminar

A pesar del fuerte descenso de la inflación en Estados Unidos en el último año, la publicación mensual de datos estadounidenses sobre la evolución de los precios sigue suscitando una gran atención, que va más allá de los economistas y los actores del mercado. Moldea las perspectivas de crecimiento económico, la política de los bancos centrales y el comportamiento de los mercados. También tiene consecuencias sociales y políticas.

Y ahora los datos han enviado un tiro de advertencia. La publicación de la semana pasada mostró que, sobre una base anual, la inflación general aumentó de 3,1% a 3,4%, superando la previsión de consenso de 3,2%.

Después de que la inflación alcanzara un máximo de 9% en 2022, la economía estadounidense ha provocado una caída generalizada de la aumentos de los precios en todo el mundo avanzado. Sorprendentemente, esta impresionante desinflación no ha impedido el crecimiento ni el empleo. La economía estadounidense siguió superando los resultados internacionales, creciendo casi un 5% en el tercer trimestre de 2023 y, según las previsiones de consenso, por encima del 2% en el último trimestre del año. Mientras tanto, el desempleo se ha mantenido en un bajo 3,7%, con una impresionante creación de empleo mensual y bajas solicitudes semanales de subsidio de desempleo.

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Esta combinación única afianza las expectativas de un aterrizaje muy suave para la economía. Es la razón principal por la que los mercados prevén recortes de tasas (a partir de marzo) del doble de los 0,75 puntos porcentuales señalados por los funcionarios de la Reserva Federal, y los analistas prevén que los mercados consoliden el impresionante rally del año pasado.

Le ha dado esperanzas a la administración Biden de que los votantes dejen atrás el imprevisto shock inflacionario y, en su lugar, se centren más en las recientes mejoras de los salarios reales, la sólida creación de empleo y las medidas legislativas de apoyo al crecimiento y la productividad futuros.

Sin embargo, la cautela ya estaba justificada en la 'última milla' de la batalla contra la inflación antes de la publicación de los datos del jueves pasado. Ahora hay aún más razones, dadas las cifras y los acontecimientos geopolíticos más recientes.

Antes de la publicación, para alcanzar rápidamente el objetivo de inflación del 2% de la Fed era necesaria una desinflación acelerada en el sector servicios que acompañara a la persistente ralentización del crecimiento de los precios (y, en algunos casos, una deflación total) de los bienes. La tarea se vería dificultada por unas comparaciones interanuales menos favorables, los llamados efectos de base.

Los datos del jueves pusieron de manifiesto el grado de dificultad. Aunque la inflación core bajó de 4% a 3,9% en el mes, superó las previsiones de consenso del mercado de 3,8%. Mientras tanto, los datos aún no reflejan las presiones sobre los costos que ya se están gestando. La actual interrupción de la navegación por el Mar Rojo afectará directamente a la inflación, al aumentar los precios de los insumos y bienes finales, e indirectamente, al retrasar la disponibilidad de los bienes. La economía también tendrá que absorber costos laborales más elevados.

Las implicaciones para el crecimiento dependen en gran medida de si la Fed está dispuesta a tolerar un periodo más largo de inflación por encima de su objetivo del 2%. El establecimiento de un objetivo implícito de inflación más próximo al 3% entraña pocos riesgos para la estabilidad económica y financiera, por ahora. De hecho, está justificado, dado el actual periodo mundial de menor flexibilidad de la oferta agregada, un entorno plurianual opuesto al mundo de demanda agregada insuficiente que dominó la década posterior a la crisis financiera de 2008.

Hay razones para ser optimistas con la economía este año

Políticamente, la administración Biden no puede limitarse a confiar en una inflación más baja para aliviar las preocupaciones de los votantes sobre su gestión económica. Necesita comunicar con mayor eficacia el carácter excepcional de los resultados económicos de EE.UU. en relación con otras economías avanzadas, así como traducir en un lenguaje más accesible cómo su enfoque político promueve un crecimiento más inclusivo y sostenible en el futuro.

Por último, los mercados financieros deben reconocer que la orientación de la Fed de recortar las tasas en 0,75 puntos porcentuales a partir de fines de año es más razonable que los actuales precios del mercado, mucho más laxos [dovish]. En términos de estrategia para los inversores, esto se traduce en una mayor atención a la selección de nombres individuales en las inversiones (frente a la inversión pasiva en índices), una estructuración robusta y balances sólidos.

Volver rápidamente al 2% nunca iba a ser fácil para la economía estadounidense, sobre todo teniendo en cuenta los errores iniciales de análisis y reacción política de la Fed. Los datos recientes constituyen una advertencia sorprendentemente temprana del largo y tortuoso camino que queda por recorrer en la última milla de la batalla contra la inflación. Lo que haría las cosas mucho más tranquilizadoras este año -para la economía, los mercados y la administración Biden- es un conjunto de medidas nacionales e internacionales que promuevan la flexibilidad de la oferta que permita la "inflación inmaculada" que muchos han estado esperando.

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