La Real se mete en semifinales ante un Celta de suplentes
PESTAÑA celta-rsociedad-cuartos-copa23/24 Crónica 4 La Real Sociedad tiene una deuda. Bueno, realmente no la tiene, pero su título de Copa de 2021 (que pertenecía a 2020, año del confinamiento) se logró sin su gente en la grada. Ahora, solo está a dos partidos de brindarle una final. Y, quién sabe, otro torneo del K.O. El equipo vasco ganó en Balaídos con media camiseta sudada y otra sin necesidad de echar a la lavadora. Incontestable semifinalista. La clasificación quedó encarrilada bien temprano. Oyarzabal, al minuto y diez segundos de partido, ya había puesto por delante al conjunto donostiarra. Saque de banda en largo de Tierney, que apenas duraría 39 minutos sobre el verde por una lesión muscular, falta de contundencia del Celta en el despeje y balón a la red del capitán realista. Le asistió Mikel Merino, un muro para el Celta y un tsunami para la Real. Qué temporada lleva. El Celta empezaba la eliminatoria con un gol en contra, pero realmente la había tirado bastante antes con la alineación de Benítez. Un once repleto de suplentes. Funcionó en Mestalla , pero la lotería no suele tocar y, si lo hace, es complicado que repitas suerte dos semanas consecutivas. Remiro fue el portero elegido por Imanol, pero si a algún aficionado de Balaídos le hubieran dicho que estaba Arconada bajo palos, se lo hubiera creído. Ni pasaba del centro del campo el equipo vigués, muy inferior a una Real con algunos habituales suplentes en el once, pero sin la osadía de Benítez. Al entrenador del Celta le castigó el destino cuando más entrenador del Celta quiso ser. En el 65, nada más sacar a Iago y Mingueza, le vino el bofetón del 0-2. Balón al espacio para Becker, que partía desde campo propio, y un océano sin olas y en catamarán por delante. El delantero surinamés, recién fichado del Unión Berlín, aprovechó la media salida de Villar para batirle con un disparo seco al palo corto. Eliminatoria sentenciada. De ahí al final, impotencia ofensiva del Celta , con llegadas sin remate, abuso de balones en largo y poca actividad de Remiro. Solo De la Torre generó una mínima grieta de esperanza, en el 92, tras llevar a la red un disparo con su pierna derecha. Se quedó en eso. El Celta le puso maquillaje, pero le faltó colonia y buen gusto.