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Una ciudad de moda dentro y fuera de España: así es la Capital Verde Europea 2024

Abc.es 
La mujer acicalada con un traje blanco de fina batista frente al mar que pintó Sorolla , la vida rural de pescadores y agricultores en barracas de cañas y barro que narró Blasco Ibáñez , la satírica oda musical a la pólvora y al fuego que emerge de las Fallas, el modernismo de las artes y las ciencias bañado por un luengo río verde que afluye en el valiente románico, la Balansiya musulmana y la Valencia de Jaume I. Una ciudad enmarcada por huertas, marjales y playas sobre un teatro enamorado del arte y el placer mediterráneo que este 2024 celebra ser Capital Verde Europea . La Eurocámara ha elegido para este año a la capital del Turia como principal referente de destino turístico verde gracias a su compromiso con la movilidad sostenible, el control de la huella de carbono e hídrica, la accesibilidad, la recuperación, protección y promoción del patrimonio cultural, así como por la integración de los visitantes en la vida cotidiana de la ciudad. Así, la impronta que Valencia pretende dejar plasmada en el 'Green Book' pasa por «inspirar las políticas que nos deben guiar en el futuro», según defendió días atrás su alcaldesa, María José Catalá. Para conseguir tal misión, se ha propuesto abordar los desafíos urbanos venideros desde una perspectiva verde, en la que el turismo se alza como el mejor aliado para consolidar una ciudad habitable, amable y atractiva para los visitantes. Así, la tercera capital de España traza entre sus lindes una colorida ruta que transita por la naturaleza, la cultura y la gastronomía. Y este año se centra en cinco joyas ( Jardín del Turia , centro histórico, mar, huerta y la Albufera) de una corona que encandila a millones de viajeros cada temporada. Imagen del escudo de Valencia en el Jardín del Turia mikel ponce Un río verde La primera de ellas, a tenor de la capitalidad ecológica, es el río verde que fluye por el Jardín del Turia. Se trata del parque lineal más largo de Europa con nueve kilómetros de longitud, que vertebra la metrópoli y alberga más de cuarenta especies arbóreas, setenta variedades de aves y miles de insectos en sus más de 1,2 millones de metros cuadrados. Un oasis urbano que brinda un confort térmico envidiable que sirve como esponja natural para retener el agua y filtrarla por el subsuelo evitando inundaciones por lluvias torrenciales, como la Gran Riada de octubre de 1957 . De hecho, el proyecto ideado por el reconocido arquitecto Ricardo Bofill nace en 1986 después de que la presión ciudadana obligara a la administración pública a guardar en un cajón la idea de convertir este enclave en una grisácea red de autopistas hasta el mar. Noticia Relacionada estandar No Los 52 destinos favoritos del New York Times para 2024 (solo hay uno en España) ABC Viajar Del eclipse solar completo de abril a los Juegos Olímpicos de París, este año está lleno de ideas para hacer las maletas Centro, mar, huerta y Albufera En mitad de este extenso circuito, las Torres de Serranos atestiguan el primer suelo empedrado en dirección al casco histórico de la ciudad, uno de los más grandes del viejo continente. Allí se dan cita hasta tres patrimonios de la Unesco: la Lonja de la Seda, el milenario Tribunal de las Aguas y, como evento, las Fallas. A sus costados, plazas y calles peatonalizadas repletas de monumentos de todas las épocas y edificios patrimoniales rehabilitados como el Palacio Valeriola, donde se encuentra el nuevo Centro de Arte Hortensia Herrero, o también el Mercado Central, a pocos metros de la catedral, seo que protege el único Santo Grial reconocido por el Vaticano. Tanto el espacio neurálgico como las tres grandes despensas naturales hacen gala de la rica gastronomía mediterránea que va más allá de la icónica y defendida a capa y espada paella valenciana. Una alimentación saludable basada en productos de proximidad nacidos de la tierra de la huerta periurbana que le abraza de norte a sur, así como por sus mares y los balcones de sus playas, como la de La Malvarrosa o El Cabanyal . Pero si existe un lugar donde se difumina el verde y el azul no es otro que la Albufera. A tan solo diez kilómetros de la ciudad, se descubre el paraíso de un parque natural cobijado por el lago de agua dulce más grande de España en el que, como ejemplo de su mayúsculo tamaño, cabrían hasta 2.100 campos de fútbol. Allí, es imprescindible presenciar el atardecer desde una de las ligeras barcas de madera que navegan entre cañas, patos y flamencos. Un paisaje mágico que, entre muchos otros semblantes, ha propiciado que 'The New York Times', 'Forbes' y otros medios especializados recomienden visitar Valencia en 2024.

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