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Vuelven las canicas y el balero: los motivos del nuevo furor por los juguetes vintage

Fascinados por el laberinto digital, magnetizados por la pantalla, niños y niñas parecen habitar en el universo lúdico de lo intangible. Sin embargo, algunas estrategias comerciales puntuales han logrado traerlos de vuelta hacia juegos tradicionales como las bolitas, el cubo mágico o Rubik y el balero, en un renacer de lo vintage que tiene sus pliegues y dista de ser masivo.

De vez en vez las empresas y sus equipos de marketing vislumbran alguna grieta, una oportunidad para que el producto que comercializan, en este caso un juguete del tipo tradicional, pueda hacer pie en el mercado. Los eventos son múltiples y no todos terminan siendo un trampolín en términos de rentabilidad.

El último acontecimiento de relevancia fue el Mundial de fútbol de Qatar 2022, que tuvo un efecto multiplicador sobre los negocios. La empresa de bolitas Tinka supo aprovecharlo con inteligencia. Tal vez no en el mismo momento de la euforia pero, un año después, lanzó una serie de colección que terminó por superar todas sus expectativas, sobrepasando la capacidad de producción.

"Esto que hicimos, si bien fue pensado y planificado, nunca pensamos que iba a tener esta repercusión. Hicimos un stock de cantidad de cajas limitadas y ya está agotado, así que estamos encarando la segunda edición", explica Mariana Chiarlo, una de las tres propietarias de la compañía.

Tinka utiliza 10.000 kilos de vidrio por semana para hacer 2 millones de bolitas.

En la primera edición Tinka fabricó y lanzó al mercado 3000 cajas. Cada una cuenta con 25 bolitas, tres bolones con stickers del Mundial y 10 bolitas celestes y blancas. Los bolones coleccionables son 30 en total y el objetivo pasa por armar el plantel albiceleste, más algunos símbolos extra. "Están los 26 jugadores, el técnico, las estrellitas, la Copa del Mundo y Messi besando la Copa", agrega la empresaria.

Tinka es una pequeña empresa familiar, propiedad de las hermanas Mariana, Roxana y Silvina Chiarlo, ubicada en la localidad santafesina de San Jorge. Es la única fábrica de bolitas de Sudamérica y se da la particularidad que las otras dos que solían oficiar de competencia estaban radicadas en la misma ciudad. La empresa tiene nueve empleados en planta permanente, a los cuales se suman los brazos familiares cuando la intensidad del trabajo se incrementa.

"Estamos trabajando en la fábrica la segunda y la tercera generación porque originalmente era de mi tío, que la creó con un socio, y luego se sumó mi papá. Cumplimos 70 años en octubre", cuenta Chiarlo. Hasta hace unos años estuvo en manos de los hijos de uno de los socios, pero llegó el momento en que hubo que definir el futuro. "Somos tres hermanas mujeres de más de 50 años que decidimos que esto no podía salir de la familia. La compramos y seguimos adelante. Ampliamos, intentamos avanzar, reversionar y buscar cosas nuevas en un mercado tan difícil como es el argentino y en épocas malas", agrega.

Lo cierto es que la estrategia de montar una edición especial de bolitas al cumplirse el primer aniversario de la conquista de la Copa del Mundo arrojó un éxito insólito. "La repercusión ha sido inesperada. Superó cualquier expectativa y también nuestra capacidad de trabajo. Como el pegado de los stickers es manual, uno a uno, eso va después a una mufla que toma temperatura para que se vitrifique y no quede como una calco, sino que parezca como si estuviera dentro de la bolita. Cada proceso de vitrificación son ocho horas. Hace 20 días que no dormimos. Hay que ir a las 3 de la mañana, apagar, vaciar la mufla y empezar otra vez. Todos nos turnamos".

Viento en contra

El de los juguetes tradicionales es un segmento que no sólo lucha codo a codo contra sus pares electrónicos sino que, como éstos, debe engarzarse en un mercado en crisis. De hecho, las ventas navideñas, según estimaciones de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) retrocedieron un 6 por ciento.

La incertidumbre domina a la plaza porque los clientes no siempre planifican las compras y reaccionan ante determinadas ofertas o la tenencia de efectivo. "Hay mucha dispersión de precios. Un mismo artículo se puede encontrar a diversos precios, ya sea en las jugueterías como en las plataformas electrónicas", aclara Julián Benítez, gerente de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete.

El directivo aclara que "la industria argentina es competitiva en las categorías en las cuales se especializa. No todo es producido localmente. Masas de modelar, juegos de mesa, los juguetes de plástico, bebotes, caballitos saltarines, pata-pata, todo ese tipo de juguetes es hecho en Argentina. La oferta importada se caracteriza más por las figuras de acción asociadas a una licencia, como las muñecas Barbie, juguetes a radio control y mecanismos incorporados".

La pirámide fue una de las innovaciones en el mundo del cubo Rubik.

Por lo pronto, en todos los niveles parece haber mucha más oferta que demanda. "Estamos viendo más que una tendencia de demanda, una tendencia de oferta de juguetes. El mercado está muy saturado de juguetes importados, hay mucha cantidad de baja calidad y bajo precio. Fueron importados en los últimos meses. Esto se debió a que las empresas, que son pequeñas pero están todas vinculadas ya que son socios, accedieron al dólar oficial y a un cupo de importación. Trajeron con el poco cupo que le daban mucha cantidad de juguetes a bajo precio y de muy mala calidad. Se achicó el segmento de juguetes de alta gama".

Lo que explica Benítez es que el avance de la tecnología terminó por achicar la franja en la cual se mueven los juguetes clásicos, entre ellos los denominados retro o vintage. "Por eso el 50 por ciento de la oferta de juguetes está destinada al segmento de la primera infancia, es decir de 0 a 3 años. Ahí las pantallas no están recomendadas por los pediatras porque afecta el desarrollo de la vista y los diversos aspectos cognitivos. Y es allí donde entra el juguete didáctico como encastre, juguetes con formas y letras, son los más buscados. Estimulan la motricidad y los aspectos comunicacionales".

La mirada del experto reconoce una clara supremacía de las bolitas en el espectro vintage, un producto que sin embargo se comercializa más en kioscos que en jugueterías. "Por otro lado lo que vimos es un fuerte crecimiento del cubo Rubik, que está muy de moda. También en el formato pirámide", agrega.

La estrategia comercial acertada provoca una escalada de la demanda y eso, a veces, no hace más que desnudar los problemas estructurales que generan la falta de inversión o el difícil acceso al crédito.

Chiarlo explica algunos de los desafíos con que tienen que lidiar en Tinka: "El problema es que tenemos un solo horno y dos máquinas. Somos dependientes del gas y la red que nos abastece es la domiciliaria. Entonces no tenemos gas industrial y nos dan un tope de consumo mensual. Estamos detrás de eso, pidiendo autorizaciones. También tenemos el proyecto de hacer otro horno, construir nuevas máquinas".

Las máquinas son, por decirlo de alguna manera, sui generis. El conocimiento técnico ha ido pasando de generación en generación, de empleado a empleado. "No hay copia de esto en el mundo, no podemos copiar la máquina. Es todo hecho por nuestros empleados, por la gente que hace un montón de años que está ahí adentro. Todos los años desarman el horno y lo vuelven a armar porque los ladrillos pierden efectividad. Nosotros habitualmente el 31 de diciembre terminamos y recién volvemos a abrir en febrero porque la bolita funde a 1200 grados y trabajar ahí es infernal", aclara.

Según la Cámara del Juguete, el mercado está saturado de juguetes importados de baja calidad y precio.

Esta vez, sin embargo, no hubo parada técnica. La demanda de bolitas mundialistas fue tal que debieron postergarla para el mes de febrero o marzo. Mientras tanto, el trío de empresarias mira de reojo cómo se moldea la economía versión Milei, apertura de mercados mediante.

"Nos mantenemos hace 70 años con vaivenes pero no somos la única empresa que tiene vaivenes en este país. Dependemos mucho de la economía del momento y también de la importación -enfatiza Chiarlo-. Cada vez que un gobierno abre la importación indiscriminadamente entra la bolita china y no podemos competir. Es mucho más barata porque su modelo de producción es más económico. El 2022 fue un año buenísimo, el 2023 en cambio fue muy malo. Arrancamos en noviembre pidiendo créditos para encarar esta producción y también para pagar los sueldos. Ahora por suerte remontamos un poco".

La materia prima es absolutamente reciclable. Tinka fabrica modelos de bolitas con botellas de vidrio oscuro, denominada Onix, que tiene vetas de colores por fuera; la Vergel, que se hace con botellas de vidrio o frascos transparentes con vetas de colores; y la pétalo, japonesa u ojito de gato, realizada con cristal de cristalería San Carlos o de Cañada de Gómez.

"La materia prima para nosotros no es un problema. La gente llega constantemente a la fábrica a traernos botellas y nosotros se las compramos. Con el tema del cuidado del medioambiente, tenemos convenios con municipios y comunas de la zona que juntan las botellas y después nosotros se las compramos", dice Chiarlo. La empresa utiliza aproximadamente 10.000 kilos de vidrio por semana para hacer 2 millones de bolitas.

Durante 2023 una de las dificultades estuvo dada en las trabas para importar algunos de los insumos que le dan el toque final al producto. Chiarlo recalca que "para hacer los colores se necesitan productos químicos que son importados. Incluso las redes en las cuales nosotros ponemos las bolitas tienen un material importado. El sticker también tiene una parte que viene de afuera. Arrancamos la producción con un dólar a $385 y saltamos a más de $800".

Cubos y baleros

El paso del tiempo resignificó al cubo Rubik. En sus inicios, hace cuatro décadas, era un entretenimiento novedoso al que todos llamaban Cubo Mágico pero al que muy pocos, sin embargo, lograban resolver en tiempo y forma. Había quienes directamente tomaban el tramposo atajo de despegar y cambiar las calcos para alcanzar el objetivo.

El mercado del entretenimiento lo vio resurgir del olvido en los últimos años a partir de la popularidad de los torneos Speed Cubing, que se desarrollan en todo el mundo. Ahora, además del formato cubo la oferta también agregó la pirámide. La World Cube Association es la entidad que suele regir los certámenes a escala global, mientras que en el país se nuclean en la Agrupación de Speedcubing Argentina.

Los juegos de mesa también salen a escena con algunos clásicos como el Scrabble.

"Hace 40 años que las ventas son parejas en lo que es el cubo Rubik, que ahora viene también en formato de pirámide", explica Ezequiel Agosta, dueño de Mercado Cubo, el principal importador argentino de este juguete.

El empresario recalca que las marcas líderes provienen de China y que se destacan frente a la competencia por su alta calidad y diversidad en formas y colores. El 80 por ciento de las ventas están localizadas en las grandes urbes como la Ciudad de Buenos Aires, Rosario y Córdoba. Pero el producto, popular y conocido por todos, no se transforma en masivo "porque sólo el 6 por ciento logra resolverlo".

Un escalón por debajo en la demanda se encuentra el balero, que ha evolucionado de su primitiva composición en madera hacia materiales más livianos como el plástico y la incorporación de luces en el intento por atrapar la atención de un segmento infantil que inexorablemente corre hacia lo digital.

"Todo lo nuevo se vende. En el caso del cubo Rubik ayuda mucho la difusión de las competencias. En lo que es bolitas, las ventas se concentran más en los kioscos -asegura el encargado de la casa central de la juguetería Tom, que cuenta con una red de siete sucursales en la Ciudad de Buenos Aires-. Con otros juguetes vintage o retro, como el balero, en general ocurre que vienen a comprarlo los abuelos. Los pibes no lo demandan tanto, están en otra cosa".

El verano, por otra parte, hace resurgir a los juegos de mesa. "Hay más tiempo libre para compartir en familia y con amigos y entonces salen a escena algunos entretenimientos tradicionales como la Carrera de Mente, el TEG y aquellos vinculados al dibujo, como el Pictionary, o a las letras, tal el caso de Scrabble", concluye el comerciante.

La versión original de esta nota se publicó en el número 361 de revista Apertura.

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