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Una banda secuestra y tortura a una estanquera de El Escorial para robarle la recaudación

Abc.es 
Nieves tiene el pánico todavía dentro. No es para menos. Y aún le quedan señales de los golpes que le propinaron por la cara y todo el cuerpo los individuos que la secuestraron el viernes cuando llegaba a su casa tras una jornada de trabajo. Por suerte, puede contarlo. El 19 de enero, esta empleada del estanco del centro comercial Los Arroyos, en la urbanización del mismo nombre de El Escorial, cerró el establecimiento a las ocho de la tarde. Cogió su coche y se encaminó a su casa, muy cerca. Cuando llegó al aparcamiento comunitario de su finca, dos encapuchados se le echaron encima muy violentamente. Eran en torno a las 20.10 horas y jamás en los ocho años que lleva trabajando en el estanco había sido víctima de algo mínimamente parecido, explica su jefe a ABC, Pedro Luis Marín. «Empezaron a pedirle la recaudación del estanco: »¡Danos el dinero, danos las claves y las llaves!«, exigían a la mujer, de 54 años, mientras la amenazaban con una pistola . Noticia Relacionada estandar No Secuestrado y torturado horas por unos narcos: «Me exigían una deuda de droga y el dinero que gané en la lotería» Carlos Hidalgo La Policía Municipal detiene a los dos captores en la casa-fumadero de Tetuán donde tenían retenido a la víctima Entonces, llegaron los golpes y, a empujones, la obligaron a meterse en el asiento trasero de su coche. Uno de los secuestradores se sentó a su lado y el otro al volante. La paliza continuó en el trayecto de unos 2 kilómetros que recorrieron con ella cautiva. Salieron de la urbanización, que está a unos 12 kilómetros apartada del núcleo urbano de El Escorial: «¡Te vamos a matar a ti y a tus hijos!», le gritaban, al ver que Nieves le repetía que no tenía nada. Le tiraron su móvil por la ventanilla y le quitaron el bolso. La víctima les dio todas las claves de sus tarjetas. Cuando llegaron a una parte de la carretera que va hacia El Escorial o Galapagar, cerca del club náutico y en sentido al pantano de Valmayor, pararon. Ella se temía que la iban a asesinar allí mismo. Pero allí, en medio del campo, esperaban a los delincuentes un vehículo, presuntamente con al menos un compinche dentro, en el que se fueron. A Nieves la soltaron y le dejaron las llaves del capó, no sin antes advertirle: «No te muevas de aquí en cinco minutos como mínimo». Y eso hizo la pobre empleada, que luego se puso al volante de su coche y, muerta de miedo, regresó a su urbanización. Allí, nada más llegar, llorando a gritos, pidió ayuda a unas vecinas y llamaron a Pedro, el dueño del estanco. Fue media hora de espanto que Nieves no podrá olvidar. Pasó toda la noche en el hospital, donde los médicos redactaron un parte de lesiones físicas y psicológicas, que son las peores. Sigue de baja laboral. La Guardia Civil busca a los secuestradores, que hablaban entre ellos en un idioma extranjero y vestían de oscuro. Pedro es, además, presidente de la Asociación de Comercios y Empresarios de Los Arroyos (AECA): «El sábado, a las 12 de la mañana, vamos a concentrarnos en repulsa a lo ocurrido y para exigir más seguridad. El Escorial está a 12 kilómetros de aquí y, aunque tenemos un edificio satélite del ayuntamiento en la urbanización, debería estar ocupado por la Policía Local, pero nunca ha sido así».

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