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Dos joyas de hierro extraterrestre en el tesoro de Villena

Abc.es 

«Teníamos ante nuestros ojos un tesoro, fabuloso al parecer y de incalculable trascendencia para el futuro de los estudios prehistóricos», escribió José María Soler tras descubrir a finales de 1963 en Villena (Alicante) uno de los conjuntos de orfebrería prehistóricos más importantes de la península ibérica. Compuesto por 59 piezas de oro y otros metales de casi diez kilos de peso, el Tesoro de Villena se ha datado en la Edad del Bronce, pero existía polémica en torno a su cronología concreta que abarcaba desde la etapa posterior a la cultura de El Argar (1500-1300 a.C.) a los últimos compases del Bronce Final (s. VIII a.C.). La semejanza de algunas de sus piezas áureas con las del Tesorillo de Cabezo Redondo (Villena), un poblado abandonado a lo largo del siglo XIII a.C., sugería que ambos conjuntos eran del Bronce Tardío, pero la presencia en el conjunto de dos objetos de hierro , que se descubrió y popularizó posteriormente, llevaba a algunos investigadores a situarlo bien entrado el Bronce Final (s. VIII a.C.). Nuevos análisis vienen a resolver esta controversia porque apuntan a que tanto la semiesfera hueca de hierro recubierto de láminas de oro como el brazalete o anilla abierta fueron elaborados con hierro extraterrestre procedente de algún meteorito , como la daga de Tutankamón o el hacha de Ugarit (Siria, 1400 a.C.). El estudio, publicado en la revista 'Trabajos de Prehistoria' por el conservador Salvador Rovira-Llorens, la experta de la Diriyah Gate Development Authority (Arabia Saudí) Martina Renzi e Ignacio Montero-Ruiz, del Instituto de Historia del CSIC, implica que el Tesoro de Villena pudo elaborarse antes de la producción generalizada de hierro terrestre. « Serían de momento las dos primeras piezas atribuibles a hierro meteorítico en la península ibérica «, subrayan los investigadores en su artículo ' ¿Hierro meteorítico en el Tesoro de Villena?' . En el hierro meteorítico se detecta una composición de níquel que suele ser superior al 5% en peso, mientras que en el hierro terrestre, obtenido por reducción de los minerales del manto de la corteza, los niveles de níquel son muy bajas y frecuentemente no se detectan en los análisis. Los expertos tomaron muestras de las dos piezas de hierro y comprobaron en el espectómetro del laboratorio del Museo Arqueológico Nacional que en ambas había presencia de níquel, con picos más intensos en el casquete. Enviaron posteriormente las muestras al Curt-Engelhorn-Zentrum Archäometrie (CEZA) de Mannheim (Alemania), donde se analizaron con la técnica de espectometría de masas y los resultados remitidos por Ernst Pernicka, director del CEZA, vinieron a corroborar que «el casquete era posiblemente de hierro meteorítico». Tras su estudio, Rovira-Llorens, Renzi y Montero-Ruiz, consideran que tanto el casquete como el brazalete son objetos que «con gran probabilidad» fueron elaborados con hierro meteorítico . Aunque serían los primeros en la península ibérica, en Europa se han detectado otras piezas, como una punta de flecha en Möringen (Suiza) de hacia el 900-800 A.C. y unos objetos de Polonia (800-600 a.C.).

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