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El discurso de Juan Ramón Amores, senador socialista con ELA, que ha puesto en pie a todos los grupos políticos: «Yo también me creía invencible»

Abc.es 

En estos tiempos de crispación política, resulta complicado (por no decir imposible) encontrar un discurso que concite el visto bueno de la mayoría de la cámara . Los aplausos en política están teledirigidos y suenan al son de cada color sin importar, la mayoría de las veces, el contenido de las palabras. Por eso, cuando todos aplauden al unísono, como ha ocurrido este jueves en el Senado, se entiende como algo extraordinario. Una intervención para el recuerdo, como la protagonizada por el senado socialista Juan Ramón Amores durante el pleno que dio luz verde a la reforma del artículo 49 de la Constitución. Amores, alcalde de La Roda (Albacete) y senador por designación autonómica, accedió a la tribuna de oradores en silla de ruedas, diagnosticado de ELA hace ocho años , y desde allí pronunció un discurso brillante y cargado de emotividad. Palabras que justificaron el sentido de la modificación constitucional, que desde este jueves destierra el término disminuido para cambiarlo por el de personas discapacitadas. «Yo hace 8 años no era capaz de imaginar lo que era una discapacidad. Llegó a mi vida de repente, sin avisar. Yo también me creía invencible . En esa época no miraba la discapacidad de la misma manera que la veo hoy y por eso, emprendí la misión de hacer ver a la gente que se 'cree normal' que en cualquier momento su vida o la de sus personas cercanas puede dar un giro de 360 grados», señaló Amores, cuya voz ronca y entrecortada logró concitar la atención como ninguna otra intervención del día. Noticia Relacionada estandar No García Ortiz decide, a espaldas del Consejo Fiscal, no hacer el informe de la amnistía: «Es inviable» Nati Villanueva El fiscal general responde al Senado que su petición de informar sobre una proposición de ley no está regulada en el Estatuto de la carrera Sus palabras resonaban diáfanas en medio del silencio de sus señorías, roto solamente por los aplausos del hemiciclo. Ovación sincera, como ninguna otra desde que se constituyeron las Cortes el pasado mes de agosto . Un fenómeno que quizá no vuelva a verse en toda la legislatura. Amores contó una experiencia personal que arrancó alguna lágrima entre los senadores. «Hace un año y medio asistí a la presentación de la Escuela de Fútbol Base de mi pueblo, La Roda de Albacete. Allí estaban compañeros de mi hijo, de 8 años. Al día siguiente, le dijeron a mi hijo: « tu padre estuvo ayer en la presentación y habla como un viejo «. Se pueden imaginar el enfado con el que llegó Iván a casa», señaló. Lo hizo para pedir a sus homólogos que más allá de la reforma constitucional se ponga el foco en la educación para que todos los niños vean como normal las discapacidades y convivan con ellas como lo hacen con cualquier otro asunto de la vida. El socialista, en un discurso sin reproches, solo tuvo uno, hacia aquellos que iban a votar en contra de la reforma. «Quizá piensen que esto es un ejercicio de dureza en una legislatura dura que exige no hacer concesiones. Yo les respondo que, lo que es dura es mi vida y, aun así, cada mañana –como millones de personas con discapacidad- me levanto con ganas de comerme el mundo ; con ganas de trabajar; con ganas de cambiar la realidad de la gente con más dificultades. En realidad, me levanto con ganas de hacer aquello para lo que me pagan, y que tengo el honor de hacer con mi palabra y 'mi voz de joven viejo': representar a los ciudadanos de este gran país, que es España», señaló ante el aplauso general. Ovación final que se alargó durante un minuto largo y que incluyó a todos los senadores sin excepción. Unanimidad merecida que será difícil de repetir en el futuro.

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