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Primera ejecución por hipoxia por nitrógeno: la muerte 'dulce' que deja a sus víctimas inconscientes en menos de un minuto

Abc.es 

El preso estadounidense Kenneth Smith será el conejillo de Indias de un experimento macabro en Estados Unidos: conocer cuál es la mejor forma de matar a un ser humano condenado a pena de muerte. La silla eléctrica muestra una crueldad que las instituciones prefieren eludir . La inyección letal, la que se consideraba solución más humana, se ha convertido también en un quebradero de cabeza para los estados con pena de muerte por la falta de suministro de los medicamentos que logran paralizar el corazón. La mayoría de las farmacéuticas europeas y estadounidenses se niegan a vender sus productos para ejecuciones por la presión de los activistas contrarios a la pena de muerte y la mala reputación que conlleva. La alternativa, que probará el estado de Alabama por primera vez, es la hipoxia por nitrógeno, es decir la muerte por asfixia. El reo Kenneth Smith será el primero en probarlo. Se le pondrá una mascarilla que le obligará a respirar solo nitrógeno para privarle del oxígeno, según los escasos detalles del protocolo de ejecución que han transcendido. Noticias Relacionadas estandar No EE.UU. prueba por primera vez el nitrógeno para ejecutar a un preso que ya sobrevivió a la inyección letal ABC estandar No El juicio contra Daniel Sancho se celebrará del 9 de abril al 3 de mayo en Tailandia ABC No hay experiencia previa, pero la asfixia por nitrógeno sería una muerte 'dulce'. «El nitrógeno es un gas inerte, como el helio, que no interacciona con ningún órgano o tejido. En un ambiente donde solo se puede respirar este gas se va diluyendo la concentración de oxígeno en la sangre. Si se respira una concentración elevada, con cuatro o cinco respiraciones se pueden notar los efectos y perder la consciencia en segundos», explica María José Polanco, profesora adjunta de Toxicología de la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo CEU. Polanco recuerda un experimento de los años 70 con pilotos en Estados Unidos a los que se les sometió a una concentración elevada de nitrógeno para imitar las consecuencias de la pérdida de oxígeno en altitud. «Los efectos fueron muy rápidos. Lo primero que notaron fue una visión nublada, a los 20 segundos de exposición ya sentían mareos y la pérdida de consciencia se produce antes de un minuto, momento en el que se interrumpió el experimento. Sabemos que con este gas bastan entre 5 y 7 minutos para tener muerte cerebral. «Todo es muy rápido», asegura esta experta que recuerda que es la misma sensación que notan los buceadores cuando bajan a más de 30 metros de profundidad o los escaladores que llegan a cotas muy elevadas. A diferencia de otros gases no produciría una sensación de asfixia o angustia, como sucedería al respirar en una habitación cerrada con el tubo de escape de un coche arrancado. «No hay experiencia, pero en teoría sería un método menos cruento que la inyección letal o la silla eléctrica.

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