Nearshoring: cuando velocidad mata a precio
“Todas las inversiones necesitan energía eléctrica”, me dice con una brutal sinceridad Jesús Carmona, presidente y director General de Schneider Electric México y Centroamérica.
La filial local de esta empresa dedicada a soluciones para el consumo y automatización de energía eléctrica es la que más ha crecido en los últimos dos años en todo el mundo. “En tres años duplicamos el tamaño del negocio en el país y somos la filial con el crecimiento más veloz en rentabilidad”, me explica el ejecutivo venezolano.
Y 70% de este resultado se lo debe al nearshoring, la veloz relocalización de plantas industriales desde Asia a mercados cercanos a Estados Unidos. “Por primera vez en la historia, los clientes no nos piden presupuestos o nos consultan de precios. Lo principal es qué tan rápido podemos entregar, luego la capacidad para surtirlos y por último los costos”. Para poner en contexto la velocidad en que se mueve este sector, antes un proyecto de electrificación industrial demandaba unos seis meses de trabajo previo y ahora solo 30 días.
Este panorama puso a la firma francesa también en el plano de sus propias inversiones. Con 10 plantas en el país, hace pocos meses una segunda fábrica de productos eléctricos en Tlaxcala (estado donde ya son el segundo empleador), con lo que suman 16 mil puestos de trabajo en el país. Para esta planta se anunció una inversión de 1,300 mdp, aunque, debido al volumen de demanda, se esperan más inversiones en las demás instalaciones en el país.
Este fenómeno de relocalización encuentra a esta empresa en una etapa diferente, “ya no es el país un mercado maquilador, sino que existe mucho desarrollo e innovación local. Estamos ante una era de manufactura intelectual en México”, dice Carmona. Porque el nearshoring no solo está alimentado por las IED que llegan al país, sino también por las empresas ya instaladas que están aumentando su tamaño para también aprovechar el boom. “Es la razón por la cual la demanda de energía creció en el país 60% en apenas dos años”.
Con estos datos y volviendo a la máxima de “todas las inversiones necesitan energía”, ¿está el país preparado para crecer a esta velocidad? Por ahora la producción de CFE es suficiente, pero no así la infraestructura eléctrica y su sistema de distribución, que requiere de una mayor inversión para poner la electricidad sobre todo en los nuevos polos que quiere impulsar el gobierno en el sureste, por ejemplo.
Desde hace un tiempo se viene cabildeando una Ley de generación y distribución de energía eléctrica que involucraría esta vez al sector privado y que se presentaría en el primer semestre de 2025.
¿Será el impulso inversor -local e internacional- el que termine por modernizar el mapa eléctrico del país?