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Paliza y violación en el zulo fantasma de los horrores: un agujero sin luz y en una condiciones deplorables de higiene

Abc.es 

En la parcela 15090 de la Finca La Dehesa, una aldea aislada de todo dentro de Pezuela de las Torres (977 habitantes, último dato del INE), un tipo ajado recorre los 50 metros de maleza entre la casa levantada tres lustros atrás y la carretera M-236, casi al borde con la provincia de Guadalajara. Acaba de dejar a su pareja, una mujer búlgara a la que ha conocido hace meses, malherida y maniatada en un zulo escondido de la habitación del fondo . El hombre, que ni siquiera puede cerrar la destartalada puerta metálica de la finca en la que malvive, se sabe ajeno a miradas indiscretas: el camino fuera apenas es transitable y los coches de reparar en algo lo hacen solo en la gasolinera de enfrente. Cree tener todo bajo control, pero no cuenta con la valentía de su presa. La víctima escucha el silencio, está atada de pies y manos en un minúsculo hueco de 1,70 metros de altura. La humedad y el moho se acumulan y la ausencia total de luz convierte al escenario en el peor de los horrores. O trata de huir ahora o quién sabe lo que hará con ella. Con la ayuda de un cúter que ha logrado coger a oscuras comienza a cortar las bridas de plástico; consigue liberarse, aunque sigue aún atrapada en el agujero. Empuja con fuerza la trampilla, pero esta no cede por completo. Se da cuenta entonces de que su captor ha colocado algo de peso encima para evitar cualquier posibilidad de escapatoria. La mujer insiste, saca fuerzas de donde no creía tener y ahora sí da la vuelta a la loseta. Su opción pasa por salir a toda prisa y alcanzar la gasolinera, el punto más cercano desde el que poder avisar a las autoridades. Hasta allí se desplaza una patrulla de la Guardia Civil del Puesto de Villalbilla; la gravedad de la llamada es máxima. La afectada relata el calvario de agresiones físicas y sexuales a manos de su compañero sentimental, el mismo sujeto que la ha retenido con bridas durante horas. Los agentes observan las marcas de los golpes que presenta repartidas por el cuerpo y no lo dudan: dan parte a los especialistas en este tipo de sucesos de la Policía Judicial y conducen a la afectada hasta un hospital de la zona. Noticia Relacionada reportaje No Una 'celda' sin ventanas para someter a su ex: la pequeña llave que delató al maltratador de Barajas Aitor Santos Moya Una llamada de la hermana de la víctima desde Perú y la intuición de los agentes sirven para rescatar a una mujer encerrada bajo llave en una vivienda de polígono Activado el protocolo de delitos sexuales , los expertos de la Benemérita se trasladan hasta el centro hospitalario y corroboran el testimonio de la víctima. Esta no solo describe las palizas y violaciones que ha sufrido, también el mugriento habitáculo y el tipo de tiras de plástico utilizadas por su carcelero. Y por si fuera poco, el médico forense informa de que días atrás la paciente ha abortado en otro hospital madrileño y que la causa podría ser compatible con los golpes recibidos. Ese mismo día (el viernes pasado, cuando se desata todo), los investigadores solicitan al juzgado de guardia la entrada en la finca. Con la autorización en la mano, acuden por la tarde al lugar y no tardan en encontrar lo buscado. «En una de las habitaciones observamos un acceso soterrado a una especie de zulo muy pequeño, sin luz y en unas condiciones deplorables de higiene y con muchísima basura», precisaba ayer una portavoz de la Guardia Civil. Abajo, hallan bridas que coinciden con las descritas por la mujer; y arriba, diversas armas blancas y hasta una escopeta de aire comprimido. Los agentes esperan entonces a que regrese el sospechoso y le colocan las esposas. madrid_dia_0703 'Madrid al día' ¿Quieres recibir de martes a viernes en tu mail la información más destacada de la Comunidad de Madrid? Apúntate aquí NO A sus 50 años, este individuo español, vecino de la localidad, cuenta con numerosos antecedentes por violencia machista (en el marco de una relación anterior), tráfico de drogas, delitos contra el patrimonio y contra la seguridad vial. Ahora, está acusado de agresión sexual, detención ilegal, lesiones, malos tratos físicos, psicológicos y contra la integridad moral, todo en el ámbito de la violencia de género. Una ristra de aterradoras fechorías por las que el juez de instrucción número 3 de Alcalá de Henares ya le ha enviado a prisión.

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