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Botellas y biberones sin BPA, pero con otros compuestos que pueden ser tóxicos: claves para un uso seguro

¿Son más seguras las botellas y biberones sin BPA? Así puedes protegerte

BPA son las siglas de bisfenol A, una sustancia química industrial que se utiliza para fabricar determinados plásticos y resinas desde la década de los 50. El BPA se encuentra principalmente en los plásticos de policarbonato y en las resinas epoxi. 

El plástico de policarbonato es flexible, duro y transparente, y estas propiedades se las debe al BPA. Es el plástico con el que se hacían los CD y DVD, y también con él se hacen las cúpulas transparentes de los aviones de combate. Además, el policarbonato se utiliza a menudo en recipientes que almacenan alimentos y bebidas, como esas botellas de agua de plástico que te llevas al trabajo o al gimnasio, los cubiertos de plástico transparentes o el biberón de tu bebé.

Las resinas epoxídicas por su parte se utilizan para recubrir el interior de las latas de comida, por ejemplo, las tapas de las botellas y las tuberías de suministro de agua. Algunos productos usados para los empastes dentales y composites también pueden contener BPA, así como los papeles de impresión térmica que hay en algunas máquinas de turnos, o los recibos de la compra o el taxi.

Sin embargo, el BPA preocupa. Una de las principales razones de esta preocupación es que el BPA puede filtrarse de los envases de alimentos o bebidas a los alimentos o bebidas que se consumen. En el organismo humano, el BPA actúa como un disruptor endocrino, es decir, una sustancia que altera las hormonas. Por eso los fabricantes han encontrado productos de plástico alternativos que no utilizan BPA, sino otros compuestos, que en principio no deberían causar problemas. Pero ¿son totalmente seguros? Y sobre todo ¿cómo podemos utilizarlos con seguridad?

El BPA es un xenoestrógeno, es decir, actúa en el cuerpo como los estrógenos, las hormonas sexuales femeninas. La exposición al BPA es preocupante por sus posibles efectos sobre el cerebro y la próstata de fetos, lactantes y niños. También se cree que puede afectar al comportamiento de los niños. Las investigaciones con animales sugieren una posible relación entre el BPA y el aumento de la presión arterial, la diabetes de tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares, así como la disminución de la testosterona y la fertilidad en los hombres.

El BPA también puede influir de varias maneras en la salud de las mujeres. Puede imitar o interferir con los estrógenos, lo que puede llevar a problemas reproductivos, alteraciones en el ciclo menstrual y problemas en los ovarios. En mujeres embarazadas, la exposición al BPA podría afectar, como apuntábamos, el desarrollo del feto, especialmente en lo que respecta al cerebro y al sistema reproductivo. Además, hay preocupaciones sobre la relación entre el BPA y un aumento en el riesgo de cáncer de mama, de nuevo por su parecido con los estrógenos.

Los plásticos hechos con BPA son muy estables, pero hay que tener en cuenta que los efectos tóxicos del BPA se producen con cantidades muy pequeñas. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) sigue reconociendo el BPA como un aditivo seguro en el envasado de alimentos, aunque la agencia prohibió a los fabricantes el uso de BPA en latas de leches infantiles para bebés y biberones.

En comparación, la Unión Europea es mucho más estricta. En Europa está permitido el uso de BPA en materiales en contacto con alimentos en virtud del Reglamento 10/2011/UE, relativo a los materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con productos alimenticios, pero se han revisado las cantidades. En comparación con su evaluación anterior, la EFSA redujo recientemente la ingesta diaria tolerable (IDT) de BPA a 0,2 nanogramos (0,2 mil millonésimas de gramo) por kilogramo de peso corporal al día, en sustitución del nivel temporal establecido en 2015 de 4 microgramos. La IDT recién establecida es de alrededor de 20 000 veces menor que la anterior. El uso de BPA está prohibido en los recibos de papel térmico desde enero de 2020.

La preocupación por el BPA ha impulsado la aparición de alternativas plásticas. En los productos comercializados con la etiqueta "BPA Free", habitualmente se ha sustituido el BPA por bisfenol-S (BPS) o bisfenol-F (BPF), compuestos similares al BPA en estructura y función, pero cuya seguridad aún no ha sido tan estudiada, y tampoco está regulada.

Sin embargo, las investigaciones existentes sugieren que incluso pequeñas concentraciones de BPS y BPF pueden filtrarse en los alimentos y alterar el funcionamiento de las células de forma similar al BPA.

En un experimento en Italia se estudiaron biberones de plástico sin BPA, que contenían bisfenol A y bisfenol S. En el estudio se calentaron estos biberones a 40°C o a 80°C, usando un calentador de biberones doméstico. Aunque las cantidades de BPA estaban muy por debajo de la dosis de referencia para la ingesta diaria establecida por la EFSA, y por tanto cumplían con la regulación "Sin BPA", se encontró que se liberaba BPS al calentar el biberón.

En una revisión de los efectos de estos bisfenoles alternativos, la conclusión de los investigadores fue contundente: el BPS y el BPF son tan activos hormonalmente como el BPA y tienen efectos de alteración endocrina. 

Una de las alternativas más conocidas al BPA tiene como nombre comercial Tritán y lo fabrica la empresa Eastman. Este plástico tampoco utiliza BPS ni BPF, y en los estudios in vitro se comprobó que sus monómeros no actuaban sobre los receptores de andrógenos ni estrógenos. Sin embargo, esta no es la única forma en la que se producen los efectos endocrinos. Una forma de comprobarlo es exponer a células de cáncer de mama a estos productos. Si tienen actividad estrogénica, las células se reproducen más rápidamente. En un experimento que estudió Tritán y otros plásticos se vio que sí inducía el crecimiento de estas células. 

Eso sí, en el experimento se sometió a estas botellas de plástico a condiciones de estrés, calentándolas en el microondas y exponiéndolas a la radiación ultravioleta, como la que puede venir de la luz del sol. Son precisamente estas condiciones las que hacen que aumenten los posibles riesgos.

Evitar completamente los plásticos en el mundo actual puede ser complicado, pero estas son algunas pautas para minimizar la exposición al BPA y otros posibles disruptores endocrinos:

Una alternativa mejor puede ser limitar o evitar totalmente los plásticos, sobre todo en alimentos y bebidas. Esto significa sustituir las botellas de plástico por otras de vidrio o acero inoxidable, evitar el agua embotellada en botellas de plástico y comprar alimentos que no estén envasados en plástico o latas recubiertas de plásticos que contengan BPA.

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