Rueda acusa a Sánchez de renunciar a ganar, en favor del BNG, para echar al PP
Alfonso Rueda pisó este martes el acelerador, con cinco actos. Empezó a primera hora de la mañana y echó el cierre bien caída la noche. Provincias de La Coruña y Lugo. De Ferrol a la ciudad herculina, y de ahí a la Mariña (Burela y Ribadeo) y colofón en la Terra Chá (Vilalba). Un buen empacho cuando venía de batirse más de dos horas en el debate de CRTVG y parar aún en la sede del PPdeG, pasada la medianoche del lunes. Subió piñones, pero sin cambiar el gesto, como los ciclistas curtidos. Se le vio y escuchó tranquilo, pese a sufrir los ataques «coordinados» de la oposición. Como «lobos». Convencido de que, si para algo sirvió el debate a cinco, fue para constatar que la elección es a dos: o él o Ana Pontón. Con la aquiescencia de los socialistas. Porque Pedro Sánchez, dijo desde Burela, «ha decidido que el PSOE no tiene por qué tener un buen resultado» el 18F. «Lo único que le importa es que n o gobierne el PP. Si tiene que gobernar la candidata del Bloque, le da exactamente igual», señaló. Y añadió que lo constató insitu, con la actitud del candidato de Sánchez, un José Ramón Gómez Besteiro al que vio, a su izquierda, resignado a ser muleta, una vez «asumido» que ese es su «papel». Unas horas antes, al borde también del mar, pero en La Coruña, Rueda ya apuntaba a que, con su «actitud», Besteiro «renunciaba a cualquier opción de disputar la Presidencia». Que la pauta ya se la daba el CIS, la «agencia de encuestas» que refleja lo que quiere ver Sánchez, acusó; en este caso, un PP en la cornisa y un BNG que acaricia el premio gordo con los dedos. Con Marta Lois, candidata de Sumar, haciendo llamamientos constantes, sin respuesta, para conformar un ejecutivo a tres, abundó. De tal forma, concluyó su análisis, que el «cuatro contra uno» se convierte en que solo hay dos alternativas: la disyuntiva está entre un gobierno del PP o un multipartito encabezado por el BNG«. Un Bloque, retomó en Burela, que, en caso de que los populares no lleguen a 38 diputados, traerán un «gobierno independentista», y que aplicará su máxima de que «todos pensemos como piensa» el Bloque, «empezando por la lengua» (monolingïuismo). Pero lo siguiente«, alertó, es ordenar »cómo se tiene que pensar« y »comportarse«. Y no es política ficción, hay ejemplos, apostilló: »¿Qué está pasando en Cataluña? ¿O qué puede pasar en el País Vasco con Bildu, sus socios?«. Sin nervios Asentado el polvo tras la batalla, aclaradas las posiciones de cada contendiente, Rueda comentó que salió el lunes de San Marcos con una «buena sensación»; y que «pasadas las horas» se reafirmaba. ¿Nervios? ¿También por las encuestas? «Que estoy nervioso lo llevan diciendo casi dos años», asumió. El debate, dijo, es «un elemento más» para que valoren los gallegos. En su partido defendían que el candidato «fue de menos a más», y que fue el «único» con perfil presidencial. El propio Rueda se quejó del marrullerismo, especialmente de Pontón, con sus interrupciones. Fuentes del PPdeG destacaron la irritación de la nacionalista cuando el presidente sacó a relucir las vergüenzas de su falsa moderación, con la imposición de gallego en la enseñanza y la independencia como objetivos incluidos en su programa. «Es evidente que el BNG tiene un programa oculto que no quiere que se sepa», resolvían este martes desde las filas populares. Una lectura a la que Rueda dio recorrido en sus intervenciones, donde también criticó que sus rivales en el debate callasen ante la intención de Sumar de recuperar el impuesto de Sucesiones, porque «en el ADN de la izquierda está subir impuestos»; o la mención a los pélets de Podemos. Cuando hizo estas reflexiones en un restaurante de Burela, eran las cinco de la tarde y las 80 personas citadas para la comida-mitin degustaban ya el postre —orejas, filloas y rosquillas—, tras dar cuenta de sopa y cocido. Menú de Entroido. Con las digestiones del personal en marcha, pidió a los lucenses la misma confianza que dieron en su momento a Alberto Núñez Feijóo; imprescindible para impulsar «Un gobierno más fuerte en la Xunta que afronte »las tempestades que vienen«. Antes, la número uno por la provincia, Elena Candia, llamó a movilizarse en un »último esfuerzo«, el tercero en nueve meses. Nada de relajarse con las encuestas que avalan que habrá mayoría absoluta. Después, paseo breve antes de un descanso también corto. Un respiro antes de seguir. Nada más salir del restaurante, la casa consistorial: en Burela gobierna el PSOE gracias al BNG, como en tantos sitios —y están dispuestos a devolver el favor en el gobierno regional—. De Burela y del PSOE era uno de aquellos alcaldes que trataron de boicotear las elecciones del 20 agitando el miedo al Covid. Ajenos al presidente y uno de sus conselleiros (Alfonso Villares, Mar, de Cervo), y al ruido electoral, los niños juegan en la calle. Burelenses con o sin acento caboverdiano, juntos. La antítesis de las trincheras políticas.