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No para siempre en la tierra

¿Acaso en vano venimos a vivir, a brotar sobre la tierra?Dejemos al menos flores.Dejemos al menos cantos.Nezahualcóyotl Solo un poco aquí (Penguin Random House, 2023), de María Ospina Pizano, ganó el Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2023, cuyo galardón fue entregado en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara la edición pasada. En 200 páginas divididas en seis capítulos, la autora nos adentra en el invisible y minúsculo universo de unas perras, una tángara, un puercoespín y una cucarrona, así como sus luchas para sobrevivir en un mundo inhóspito, exacerbado por la indiferencia humana que dificulta la conservación y amenaza con la extinción.El título del libro, inspirado en un verso de Nezahualcóyotl, invita a la reflexión acerca de nuestra actuación, ya que nada nos ata a la tierra, no tenemos raíces y es por ello lo efímero de la vida: Aunque sea de jade se quiebra, aunque sea de oro se rompe, aunque sea plumaje de quetzal se desgarra. Con este lirismo del Rey Poeta, la escritora construye el hábitat que continuamente se transforma y demanda de los animales la metamorfosis al capricho humano que invade, tala, construye y entorpece, modificando finalmente el ciclo natural de los seres vivos.La primera historia, “Coloquio de las perras”, es un guiño al título de una de las novelas ejemplares de Miguel de Cervantes, El coloquio de los perros. La autora nos transporta a la desolación de dos perras jóvenes abandonadas que, por distintas circunstancias, terminan en la perrera esperando que alguien las adopte, lo que mantiene al lector en tensión, pues como compañeras de jaula se dan calor: “Como si algún vínculo se hubiera soldado cuando untaron por primera vez el rocío de sus narices en la celda y chocaron las colas”. En una primera instancia, salvan la separación por ser hembras: “Si las mujeres son tan mañosas, seguro que también son así las perras”, dice un hombre a su hijo antes de adoptar un cachorro macho.El segundo relato, “Entre las frondas el desvío”, es la travesía de una tángara escarlata migratoria para quien las luces de Nueva York (como la canción) son un distractor que desorienta su brújula de las estrellas que ancestralmente han guiado a su especie. Toda una odisea la travesía del ave hacia el sur del continente, su destino final, donde se refugiará durante unos meses para salvarse de las inclemencias del invierno. El radar meteorológico es una amenaza constante. En la brega, pájaros e insectos terminarán estampados en los espejos de los edificios o en el concreto. Los rascacielos de Manhattan son obstáculos en la ruta trazada por su estirpe antes de que Nueva York se erigiera hasta esas alturas. La fatiga de los seres voladores será la que determine su sobrevivencia.Aunada a la corta vida del cucarrón se suma el desconocimiento humano cuando interviene la tierra con objetos mortales para sembrar, destruyendo ecosistemas minúsculos sin la menor consciencia. El gusano de “Andarse por esas tierras”, se retuerce para refugiarse entre piedras después de que escapa de un azadón que quebró el barro de su hábitat en el que perecieron sus hermanos. Sin proponérselo llega al refrigerador de una casa y de ahí a otras luchas para no terminar en el pico de un ave voraz.Con final abierto, “Motivo de entrega” es la renuncia de una mujer a un puercoespín rescatando cuando la madre murió y ella alimentó con la leche materna de su hija recién parida. Ante la amenaza de ser multada por albergar un animal silvestre en su casa, decide hacer una travesía desde su pueblo a la ciudad y entregarlo a la Dirección de Control Ambiental para su entrenamiento y posible liberación. A pesar de que no lo considera una traición, le aflige el sentimiento que pudiera tener el animalito, pues ambos estaban apegados.“Cuando aúlla la perra y llora el ave”, es la coincidencia en tiempo y espacio de la tángara escarlata y una de las perras del refugio, ambas padecen las explosiones de dinamita provocadas por saqueadores de tierras antiguas en busca de tesoros prehispánicos enterrados. El libro cierra “Por todas partes”, donde los sonidos del bosque se convierten en sinfonía de comunicación, quizá de dolor de los animales que reclaman el respeto y su lugar en el planeta.Solo un poco aquí es un libro bellamente raro como lo han descrito quienes lo han leído. Con una prosa elegantemente sensible, cambia con sutileza la perspectiva, pues nos lleva a imaginar y a elucubrar el diario acontecer de las especies, cuya supervivencia requiere de sabiduría para escapar y adaptarse a las condiciones impuestas por los humanos, sin dejarnos de cuestionar cuál es el papel que nos toca en el fugaz paso por la vida, para que no sea en vano.AQ

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