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La era de la reina Camilla

La era de la reina Camilla

Ha sido un largo camino para la reina Camilla, la “otramujer” convertida en grandmater familias (gran madrede familia), que esta semanase convirtió en la cara pública de Windsormientras los demás miembros de la realezaestán indispuestos.El rey realiza un tratamiento contra elcáncer y, por el momento, descansa de susobligaciones públicas; su hijo y heredero,el príncipe Guillermo, retoma algunas funciones, pero también ayuda a la princesa deGales mientras se recupera de una operaciónabdominal. El príncipe Harry, que hizo unavisita muy llamativa para ver a su padre,sigue autoexiliado de cualquier papel en lafamilia real. El príncipe Andrés, que cayó endesgracia, trota a caballo por Windsor. Laprincesa Ana ya trabaja a toda máquina.Mientras los Windsor están enfermos,recuperándose o simplemente reprimidosde cumplir con cualquier deber público, a latemible Camilla, de 76 años, le toca asumirmás tareas. En las últimas dos semanas yafue la anfitriona de un evento literario en elCastillo de Windsor, visitó un nuevo centrooncológico en Londres y declaró un interéslatente en el baile de tap durante un viajea Cambridge con Johannes Radebe, famosopor Strictly Come Dancing.Según la circular de la corte, Camilla asumió 233 compromisos reales en 2023. Estola sitúa entre los miembros de la realeza mástrabajadores: el año pasado, su esposo participó en 425 compromisos reales, un poco pordetrás de la princesa Ana, la turbo-Windsorque, a los 73 años, acumuló 457, es decir,alrededor de 12 eventos por semana.A medida que el rey reciba y se recupere desu tratamiento, Camilla tendrá que hacersecargo de gran parte del día a día. Ella aceptóel desafío como “un maldito ladrillo”, segúnun amigo cercano.Por extraña coincidencia, acabamos decelebrar el vigesimoquinto aniversario de laOperación Ritz: la campaña de relacionespúblicas que armó el entonces secretarioprivado y asesor de prensa del rey Carlos,Mark Bolland, para ayudar a rehabilitar lareputación de Camilla tras la muerte dela princesa Diana. En 1999, la antigua amantedel rey era más conocida por agitar cenicerosy anillos de matrimonio y galopar por campos fangosos: la fotografía escenificada quecapturaba a la pareja fuera del Hotel Ritzdespués de asistir a la fiesta del cumpleaños50 de su hermana fue la primera oportunidadde un largo programa para ganarse al público.En las décadas posteriores, Camilla siguiósiendo una presencia estoica y sonriente allado de Carlos. Se casaron, sin mayores incidentes, en 2005. Ahora, cuando ella se acercaa los 80 años, finalmente empieza a surgircomo un actor instrumental en la debilitadamarca Windsor.Si nos fijamos en la reina que refleja a supueblo, la reina Camilla es un estado deánimo: ni elegante ni juvenil, encarna unaenergía un tanto de señora mayor. Pero loque le puede faltar de glamour lo compensacon vitalidad: es posible que tenga una presencia valiente con sus twin sets y sus cuelloscon volados, pero siempre luce una sonrisa.Amigos y conocedores comentan con frecuencia sobre su humor áspero y su encantodiscreto; ella es con quien todos quierensentarse a la mesa; ella es divertida, comparte historias pícaras y no es ceremonial. Supropio esposo la describe de forma bastantepoco sexy, como “muy jovial y con los pies enla tierra”. Y aunque estos no son los epítetosglamorosos que uno normalmente asociaríacon sus seres queridos, Camilla surgió comola voz de la normalidad y la razón en la extraña y fraccionada casa de Windsor.Ahora debe salir de la sombra de su esposoy destacar. Por lo que dicen, principalmentea través de Tina Brown, Camilla nunca quisoser reina. Estaba muy feliz siendo la amantey viviendo en relativo anonimato. A ella no leinteresaban los grandes planes para modernizar la casa de Windsor, al estilo Meghan, oactuar como una gran fuerza disruptiva.Y, sin embargo, simplemente por quedarseel tiempo suficiente, Camilla asumió un papel extraordinariamente poderoso. ¿Es ellaun alivio para los príncipes de Windsor enconflicto, o su presencia inflama aún másantiguos males? Las versiones pueden variarmucho, pero ella ha tenido el buen sentidocomún de guardar silencio y seguir adelante.Si Gran Bretaña quiere verse reflejada enla familia real, la reina Camilla es un espejofascinante. Por un lado, sí, es un tótem anticuado blanco al que le gustan los caballos,es una casa de campo y Agas, o Saltburncon un cárdigan. Emerald Fennell, guionistay directora de esa película, incluso la interpretó en The Crown, dotándola de unapersona de alta clase social dulce pero maternal, que tal vez ayudó a explicar por quéCarlos estaba tan cautivado. Pero a pesarde sus credenciales de sangre azul, la reinaCamilla tiene los pies en la tierra. Encarna elarquetipo de “mujer inglesa agotada”, que seha convertido en un meme de moda.La reina Camilla es una sólida representantede la época. Sus hijos (ahora cuarentones)ven Love Island. Le encantan las crónicas deElizabeth Jane Howard, trabaja mucho másallá de la edad de jubilación y lo considerabastante duro. “Todos los días estamos sinparar”, señaló en una visita a Brunéi en 2017.“Es más cansado a medida que envejeces.Sigo intentando decirle a todo el mundoque ya no soy tan joven como antes y quetengo que bajar el ritmo”, dice la reina. Leencanta una copa de vino tinto de Burdeosy llevar el mismo peinado que lleva desdehace casi 60 años. Es cariñosa sin ser empalagosa y empática, pero no como Oprah.Es real. Como emblema de Gran Bretañade la era moderna, la reina Camilla encajaa la perfección. En este momento, todas somos mujeres inglesas agotadas: la economíaes irregular, no encontramos undentista, no somos ni prósperas niespecialmente deslumbrantes.Simplemente nos las arreglamos.DJR

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