Quería hacer las papas fritas perfectas y creó uno de los electrodomésticos más buscados
Todos los días Fred van der Weij preparaba dos sándwiches de jamón y queso y los colocaba en la freidora de aire para darles un golpe crujiente. Este podría ser un ritual cotidiano de cualquier persona, pero Van der Weij no es cualquier persona, sino el inventor de aquel electrodoméstico. Su creación ya vendió más de 900 millones de unidades en el mundo y mueve más de 1000 millones de euros por año, pero su último año de vida llegó a decepcionarse con su propio invento.
Desde joven Van der Weij ya mostraba entusiasmo por la tecnología y la computación. Su padre era ingeniero mecánico y lo involucraba en sus proyectos, lo que avivó su interés por el desarrollo de productos. Tras estudiar Computación en la Universidad Técnica de Delft, Fred fundó una startup de soluciones en la nube, sin embargo su verdadera pasión era inventar cosas.
Para dar rienda suelta a su creatividad, el joven neerlandés armó un taller en un campus en Almere, en Países Bajos. Ahí trabajó en varios prototipos hasta que durante una sesión de brainstorming en 2005 llegó su idea millonaria.
El origen de la freidora de aire
Un amigo suyo le compartió su frustración por no poder hacer buenas papas fritas hogareñas. En el horno quedaban muy secas y no tenía los dispositivos para poder freírlas en abundante aceite, que era muy caro y peligroso para un cocinero doméstico. Y lo más importante: nunca quedaban tan crujientes y doradas como las de los restaurantes.
Van der Weij puso manos a la obra y trabajó en un modelo hecho con madera y aluminio. Quería crear un aparato que pudiera freír las papas muy rápido y sin necesidad de darlas vuelta durante el proceso.
Poco a poco fue mejorando el producto. La idea era utilizar aire caliente que circulara a alta velocidad para cocinar rápido el alimento y lograr una capa crocante con poco aceite. Experimento con distintas intensidades de calor y varias fuerzas de soplado hasta llegar al diseño final.
Después de tres años de trabajo, el inventor consiguió a un inversor chino interesado en fabricar su prototipo y con la máquina bajo el brazo fue a pitchear su diseño.
Venta millonaria y decepción
La neerlandesa Phillips llevaba tiempo intentando desarrollar la misma idea y se interesó al instante por la freidora de Van der Weij. La compañía compró la patente en 2010, la bautizó Air Fryer y realizó su presentación oficial en la feria de electrodomésticos de Berlín.
"Era como un santo grial que muchas empresas buscaban. Encontrar una manera de que su manipulación sea más sencilla y un mejor resultado tenía un gran potencial, eso lo tenía claro. Pero no esperaba que fuera tan grande como lo es ahora", aseguró Van der Weij en diálogo con The New York Times a mediados de 2022.
Las ventas se dispararon a partir de 2017 y la pandemia hizo explotar las ventas. El resto de las empresas del rubro fueron lanzando sus propias versiones e incluso agregaron la función de "freir con aire" a otros de sus dispositivos. A su vez, las alimenticias empezaron a colocar instrucciones para cocinar sus productos congelados en la freidora.
Según The New York Times, las ventas de la freidora de aire superaron los u$s 1000 millones en 2021 y más de un tercio de los hogares estadounidenses tenían al menos una. Los medios neerlandeses estimaban que se habían vendido más de 900 millones de unidades de la Air Fryer desde su lanzamiento.
Pero Van der Weij dejó de estar involucrado en el producto desde 2015. Phillips le vendió su negocio de electrodomésticos hogareños a la firma de inversión Hillhouse Investment, con sede en Singapur, en 2021 por más de 3000 millones de euros.
Antes de morir, en diciembre de 2022, Van der Weij se mostró decepcionado por la venta de su creación. Aseguraba que le hubiera gustado que la freidora se mantuviera en manos neerlandesas como un símbolo de desarrollo nacional.