«Si ella dice no, ni el viento le levanta la falda»: el 8M lleva a miles de personas a las calles de Granada
Tenían pensado salir de todos modos, lloviera o no, pero es que encima dejó de hacerlo a las seis de la tarde, justo cuando comenzó la manifestación. Así que el centro de Granada se convirtió desde entonces en un hervidero de feminismo, en el mejor sentido de la expresión. La Subdelegación del Gobierno cifró en cuatro mil personas la participación en la marcha principal de la jornada, la convocada por la plataforma 8M y 25M y el colectivo Feminismo Unitario de Graná (pronúnciese así), pero desde la estatua de Colón e Isabel la Católica se ve buena parte de la Gran Vía y estaba absolutamente llena, así que queda en el aire la impresión de que podían ser muchas más. No pasa nada por mezclar reivindicación con alegría. Aunque lo primero sea lo fundamental, el Día Internacional de la Mujer también es una fiesta , así que muchas salieron a la calle de lo más alegre. Y otras mucha se trabajaron ciertamente bien los lemas que se corearon y los carteles que portaron. La marcha, en Puerta Real, camino del Paseo del Salón antonio l. juárez «Si ella dice no, ni el viento le levanta la falda», se leía en uno de ellos. « Con este culazo aplasto al patriarcado «, rezaba otro. La palabra patriarcado también estaba presente en la pancarta que presidía la marcha: »Contra el patriarcado y la precariedad. Lucha feminista sin fronteras ya«, decía. Otras consignas, otros escritos, eran igualmente certeros. « Quien no se mueve no siente las cadenas «, proclamaban aquí, instando a abandonar el inmovilismo. »No se te agranda por pegar a una mujer, no se te achica por hacerte las uñas«, aleccionaban allá. Junto a ellos, cánticos más clásicos y aún vigentes, por desgracia: » No estamos solas, faltan las asesinadas «. Hubo reivindicaciones paralelas, por así decirlo. De signo ecologista, por ejemplo, pero también para reclamar los derechos del colectivo de lesbianas, gays, bisexuales o transexuales. Pero sobre todo por la causa palestina, muy presente esta ocasión. « No hay pueblo libre sin mujeres libres «, apuntaba otra pancarta, arrimando atinadamente el ascua a la sardina. Algunas le dieron a la manifestación un aire festivo y otras, más sombrío antonio l. juárez No faltó la batucada, imprescindible a estas alturas en cualquier manifestación de altura. En este caso totalmente femenina, por supuesto, y que ayudó a un momento que tuvo algo de mágico . Mientras las músicas le daban a la percusión, un grupo de mujeres jóvenes comenzó a pocos metros de distancia un baile espontáneo (aunque no del todo improvisado, ahí la coreografía se había trabajado) al que se fueron sumando más y más voluntarias, todas con una sonrisa de oreja a oreja. Hasta intentó secundarlas una mujer de bastante más edad, que desistió al comprobar que no era capaz de llevar ese ritmo tan trepidante. Sin incidentes , sin estridencias y con buen tono, el cortejo fue avanzando y cuando sus primeros componentes llegaban al Paseo del Salón, punto fijado para finalizar la marcha, por la Gran Vía seguía quedando gente. Lo que vendría a confirmar lo dicho al principio: eso de que había cuatro mil personas es una estimación que se queda corta.