José Luis Fernández : «Si no llueve, nos enfrentamos a un escenario catastrófico»
El dirigente lamenta el escaso apoyo público a estos productores a la hora de construir más infraestructuras que pudieran aliviar la actual situación de sequía. —¿Qué peso tiene el colectivo que preside? —Actualmente son entre 200 y 250 socios los que forman parte de la asociación. Sus explotaciones suman unas 8.000 hectáreas repartidas por toda la provincia en la ribera del río, fundamentalmente la margen izquierda, incluyendo desde Villa del Río hasta Peñaflor (Sevilla). Hay mucha diversidad de cultivos con los que trabajamos, pero como consecuencia de la situación climatológica lo que más prima en este momento es olivar y almendro, frente a años anteriores en los que había más presencia de algodón, trigo y maíz. Noticia Relacionada Agricultura estandar Si Los regantes de Córdoba temen por el futuro de sus explotaciones si no llueve pronto Pablo Cruz En el último cuatrienio la dotación de recursos hídricos al campo se ha quedado en una séptima parte; todo hace indicar que este año será el quinto —Los embalses cordobeses se encontraban la semana pasada al 22,13 por ciento, tres puntos mejor que hace un año, pero muy por debajo del 50,4 por ciento de la media de la última década. ¿Cuáles son sus perspectivas para la próxima campaña de riego? —A día de hoy esperamos una campaña muy corta al igual que pasó el año pasado. En la última comisión de desembalse la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) nos dijo que teníamos asegurados unos 700 metros cúbicos por hectárea, en función de cada finca, que es la misma que en 2023. Todo depende de las lluvias que puedan caer en las próximas semanas. Si en estos meses caen unos 100 litros por metro cuadrado la situación podría cambiar. —Si finalmente se produce el lugar el peor de los escenarios en los próximos meses en cuanto a las precipitaciones, ¿a qué escenario se enfrentan ustedes? —Sería un escenario catastrófico. Con 700 metros cúbicos por hectárea solo se consiguen riegos para que no se sequen los árboles, como es el caso de los olivos y el almendro, y salvarlos, pero no para sacar adelante una cosecha en condiciones. Con esas cifras no se sembrarán ni algodón ni maíz. —¿Qué cantidad de agua debería caer en primavera para normalizar la situación? —Normalizar la situación es muy difícil porque una campaña normal de riego supone una dotación de 5.000 metros cúbicos por hectárea. Para llegar a esos números tendrían que registrarse precipitaciones casi continuas durante dos meses. Sí es cierto que la tierra está muy húmeda, algo que no ocurría el año pasado, lo que permitirá que los embalses puedan coger otros 100 ó 200 hectómetros cúbicos y, de este modo, se puedan aumentar las dotaciones de hasta los 1.000 ó 1.200 metros cúbicos por hectárea. —¿Cuándo tiene previsto la CHG convocar la comisión de desembalse que determine las aportaciones de agua para las campañas de verano y otoño? —Esa comisión se celebrará a primeros de mayo, que es cuando empiezan a realizarse los primeros riegos. Ahí nos informarán de las dotaciones con las que finalmente contaremos. El presidente de la Asociación de Regantes RAFAEL CARMONA —Organizaciones como Asaja, UPA, COAG o Cooperativas Agroalimentarias abogan desde hace algunos años por incrementar la superficie de riego para Córdoba, sobre todo de olivar. ¿Son posibles estas peticiones en el actual escenario? —Yo lo veo muy complicado a día de hoy. Cuando hemos tenido los pantanos en otros niveles sí podría ser posible, pero ahora mismo no. Por supuesto, lo que no estamos dispuestos los regantes que tenemos las concesiones es perder nuestros derechos a favor de otros. Tal vez esa mejora pudiera ser posible con medidas que llevamos tiempo planteando, como reducir los trámites, que pueden alargarse hasta 5 ó 6 años, para que los regantes podamos construir microbalsas a lo largo del Guadalquivir para un mejor aprovechamiento del agua. Otra medida por la que apostamos, pero es muy difícil que la CHG te dé los permisos pertinentes, es la posibilidad del uso de las aguas fluviales en las explotaciones. —¿Han echado en falta mayores actuaciones para paliar la actual situación de sequía? —Sin lugar a dudas. La CHG es una entidad con unos movimientos muy pesados, de modo que para que te den el permiso para algo puede pasar años. Es tremendo. Si hubiera más agilidad administrativa y menos burocacia en la concesión de las autorizaciones de las balsas habría más zonas de riego y mejores dotaciones para las fincas ya existentes. —¿Considera viable la posibilidad de que se construyan más embalses en la cuenca? —Nos dicen que ya queda pocas zonas donde poder construir embalses. En este sentido consideramos asombroso que desde hace algunos años los pantanos sueltan el caudal ecológico durante el día. Cada uno de ellos se liberan entre 1 y 1,5 hectómetros cúbicos. Esto supone echar agua fuera para que el río pueda estar corriendo de una manera controlada por imposición de Europa. Llegará un momento en el que los regantes tendremos que poner pie en pared y dar a elegir a nuestros políticos entre la ecología o nosotros. —¿Qué medidas proponen para reducir su factura eléctrica? —Queremos que las administraciones nos ayuden como buenamente puedan. Particularmente, muchos de nosotros estamos colocando placas solares o regando en horarios nocturnos, cuando la factura es menor, pero es algo muy complicado porque no se siempre se puede hacer esto. Sin embargo, los regantes privados como somos nosotros no tenemos derecho a ayudas para mejorar sus fincas y sus sistemas frente a los que pertenecen a comunidades, que sí pueden acceder. Es evidente que esta situación nos genera una clara desventaja.