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Yolanda Díaz busca sacar la cabeza obstruida por el PSOE y silenciada por el PP

Abc.es 
La vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz , se esfuerza en captar foco con propuestas políticas que generen reactividad en el PP y Vox, como la del cierre de los restaurantes antes de la una de la mañana, que le permitió un cuerpo a cuerpo con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso . También diferenciándose del PSOE para no trasladar la imagen de partido subalterno. Díaz está en un momento en el que su exposición mediática y su relevancia política se han visto reducidas; por un lado, está obstruida por el PSOE, el socio mayoritario de la coalición, envuelto en el caso Koldo y la amnistía, y que solo necesita a Sumar por cuestión numérica; por otro, silenciada por el PP, que ha decidido obviarla en las sesiones de Control del Congreso. No es casualidad que en estas horas bajas, Díaz decidiera participar el viernes en la manifestación del 8M de Madrid junto a las ministras Mónica García y Sira Reg o . Esto es reseñable porque nunca había asistido (suele justificar que ese día es el cumpleaños de su hija Carmela y lo celebran juntas). Sin embargo, la situación de actor secundario de Sumar requiere de su presencia en estos escenarios donde la izquierda compite por el espacio. Otro ejemplo de estos intentos de sacar la cabeza fue el viaje que Díaz anunció a Palestina en febrero. Hoy, sigue sin fecha y el Ministerio de Exteriores dijo que no tenía nada que ver con ellos. Noticia Relacionada estandar No Los camareros, sobre el rifirrafe entre Ayuso y Díaz por los bares abiertos de madrugada: «¿A qué hora nos iremos a casa?» David Maroto La legislatura pasada, Podemos fue imprescindible para el PSOE, que se resistía al entendimiento con los partidos independentistas (Junts y ERC, pero también Bildu). Cuando Pedro Sánchez se estanca con 120 diputados en 2019 (ahí lleva tres elecciones generales), necesita darles carta de naturaleza. Y son Pablo Iglesias y su argamasa morada los que hicieron posible la bautizada como mayoría plurinacional en la que el líder socialista se apoya para gobernar y sacar adelante los Presupuestos Generales. En estos momentos, no obstante, el PSOE ya ha naturalizado a sus socios independentistas y asumido el planteamiento de una hoja de ruta en clave plurinacional para frenar un eventual Gobierno de PP y Vox, que es lo que ocurrió en las elecciones del 23J. ¿Cuál es el papel de Sumar? Naturalmente, aritmético: aporta a la mayoría de la investidura 27 diputados . Pero no es el núcleo de unión de esa mayoría de la investidura como era Podemos y su pérdida de influencia es notoria. Desde el PP se minimiza la influencia de Díaz en el gobierno, dibujándola como una figura circunstancial y orientando sus ataques al presidente Se pudo ver la semana pasada. Díaz no participó en la negociación de PSOE, ERC y Junts para pactar la enmienda transaccional que desbloqueó el perdón legal a los implicados en el 'procés', a pesar de que se hayan autodenominado intermediarios de socialistas e independentistas. La actividad legislativa lleva seis meses bloqueada por la negociación de la ley de amnistía en la que Sumar no ha tenido ningún papel destacado. Y eso a pesar de los de esfuerzos de Díaz por destacarse: Sumar fueron los primeros en plantear la constitucionalidad de la amnistía o el uso de las lenguas cooficiales. Y fue ella la primera miembro del Gobierno que se reunió con el fugado Carles Puigdemont en Bruselas. El voto 'indepe' prefiere a Sánchez Nada de eso le ha servido para consolidar una posición de jugador clave estos meses. En la última encuesta de GAD3 , se detecta que los votantes independentistas prefieren a Sánchez antes que a la líder de Sumar. Un dato que con Iglesias no se dio: los electores nacionalistas e independentistas le dan una nota del 5,4 a Sánchez y Díaz no llega al aprobado, 4,6. En cambio, la vicepresidenta sí está bien valorada entre los socialistas (5,7), al contrario que Iglesias, que nunca encajó ahí. Esto está muy relacionado con que su estilo no busca la confrontación con el PSOE , muy condicionada también en no repetir el Gobierno de PSOE y Podemos, que estuvo lleno de inestabilidad y bronca interna. Así, ante el caso Koldo que salpica al PSOE, Díaz, en lugar de exigir la dimisión y responsabilidad política a los socialistas por presuntos casos de corrupción, optó por defender la estabilidad del Gobierno e incluso al propio Sánchez. Sumar reaccionó con una tibieza que choca con el nivel de responsabilidad exigida a cargos de la derecha que se han visto en situaciones similares. Díaz se limitó a proponer un organismo independiente para la prevención de la corrupción, prohibir los indultos a condenados por este delito y reformar los aforamientos, esto sí, en la línea de que José Luis Ábalos , exministro de Transportes y cuyo principal exasesor da nombre a la trama, se enrocó en el escaño a pesar de que el PSOE le pidió dimitir y dejar el acta. «Le voy a dar un dato»: un éxito Al margen de estos factores, desde el PP se minimiza la influencia de Díaz en el gobierno, dibujándola como una figura circunstancial y orientando sus ataques al presidente. Ella está sometida a un silenciamiento por parte del PP, que desde hace dos años ha disminuido las preguntas que le realiza en la sesión de Control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. «Nuestro objetivo es Sánchez, el desgaste tiene que ir a Sánchez», expresan fuentes de la dirección del PP. Especialmente desde la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la dirección nacional del partido. Una estrategia del jefe de la oposición para reducir el impacto político de Díaz después de que ganara mucho protagonismo durante los cara a cara en el Congreso con el exsecretario general del PP, Teodoro García Egea , con la frase que Sumar viralizó de «le voy a dar un dato». Díaz construyó su liderazgo y perfil presidenciable a través de su gestión en el Ministerio de Trabajo con las subidas del salario mínimo, los acuerdos con la CEOE y las sindicatos o los ERTE en la pandemia, entre otros. Pero también se nutrió de estos enfrentamientos con la derecha. En lo que ha transcurrido de 2024, los populares no le han planteado ninguna pregunta a la vicepresidenta y la última que la secretaria general del PP, Cuca Gamarra , le realizó fue el 19 de diciembre del año pasado. «Supongo que no quieren hacernos la campaña», dice un importante asesor del equipo de Díaz. «Estoy deseando que me pregunten», dijo Díaz hace unas semanas.

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