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El Ramadán más triste

Para el pueblo de Oriente Medio, este Ramadán será uno de los más tristes que recuerdan. Ser testigos de la acuciante crisis humanitaria de sus “hermanos y hermanas” en Gaza les ha robado la alegría de este mes sagrado.

El ambiente festivo que suele inundar las calles de los países de esta región del mundo, de abrumadora mayoría musulmana que espera este mes de ayuno como un momento de reflexión, unión familiar y de celebración, se ha visto apagado por la guerra en el enclave palestino bajo asalto de Israel.

Más de cinco meses después del terrible ataque del brazo armado del grupo palestino Hamás contra territorio israelí, que dejó unos 1.200 muertos y desembocó en este actual y asimétrico conflicto, más de 31.000 personas han muerto en Gaza, y donde ya se reporta que hay niños muriendo de hambre.

Comer mientras se mueren de hambre

En Jordania, sienten muy de cerca la tragedia en la que se ha convertido el enclave palestino y tendrán a la población gazatí en sus pensamientos en cada ruptura del ayuno.

“Estamos pensando en ayunar, mientras que la gente en Gaza se está muriendo de hambre”, dijo a EFE Salam Freihat, de 32 años, quien asegura que piensa que la muerte en Gaza podría ser “más clemente” que la vida: “al menos uno muere una vez y no diez veces al día”.

En el Yemen, el país más pobre de la región y una de las tragedias humanitarias más importantes del mundo, Abbas al Mahdi, de 49 años, indicó a EFE que cuando va a comprar comida para romper el ayuno, piensa en “los asesinados mientras esperan un saco de harina, y se me quitan las ganas de comer”.

Esta “masacre de la harina” refiere al centenar de muertos causados el pasado 29 de febrero por los disparos de fuerzas israelíes contra una multitud que esperaba la llegada de un convoy de comida en medio de la crisis de hambruna.

Varios países condenaron ese ataque, que las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, en inglés) afirma que no fue tal, mientras cada vez más voces, entre ellas las de expertos de la ONU, aseveran que Israel “mata de hambre” a los palestinos de Gaza.

“Imagínate, nosotros tendremos nuestro iftar (desayuno y comida con la que rompen el ayuno al caer el sol) con varios alimentos, mientras que ellos apenas pueden conseguir harina”, señaló este padre de seis hijos y residente en Saná.

En Siria, también en una grave crisis económica y humanitaria, el dolor por la falta de comida en Gaza ha llegado a todos los rincones de este país que sufre por los efectos de la larga y cruenta guerra.

“Ayer, mi nieta en quinto de primaria no ha probado su comida en el colegio porque vio a una niña palestina diciendo en redes sociales que tiene hambre”, aseguró a EFE Jadiya Ismail, de 50 años, profesora en un colegio estatal en la capital siria.

Los 2,2 millones de palestinos de Gaza sufren en los hechos de hambruna debido al bloqueo israelí del enclave, adonde solo entra ayuda humanitaria a cuentagotas, y a que durante su invasión el Ejército israelí ha destruido todo el sistema alimentario del enclave, atacando tierras de cultivo y prohibiendo la pesca artesanal, entre otras cosas, como denunciaron organismos de la ONU y su relator sobre el derecho a la alimentación, Michael Fakhri.

Este mes sagrado también era el momento esperado para alcanzar un alto el fuego temporal entre las partes, y aunque había esperanza en ello, el tiempo ha acabado en su contra sin todavía ningún pacto de tregua.

Sin ganas de celebrar, pero sí de ayudar

Ismail aseguró desde Damasco que el ayuno de Ramadán es “un deber religioso de cada musulmán”, pero ahora no sienten ninguna alegría.

“No sentimos las ganas de celebrar, ni de decorar ni de sentir la alegría por la llegada del Ramadán. Hemos perdido la alegría, mientras niños musulmanes están muriendo de hambre. Esto nos duele mucho y tiene que parar”, lamentó.

El jordano Freihat indicó que va a cambiar muchas de sus costumbres durante este mes de Ramadán y que donará “cualquier alimento o producto alimentario que sobre”.

La sensación de “incompetencia” y “tristeza profunda” inundan a la egipcia Fayza ante lo que ocurre en su vecina Gaza.

“No siento el placer del Ramadán. Aún así, tengo esperanza porque todo el mundo apoya Gaza, pese a todas las vidas que se perdieron”, afirmó a EFE.

Esta vez, siente una diferencia y que al fin las miradas del mundo están puestas en la tragedia que sufre el enclave.

“Como ciudadana egipcia, haré dos cosas: primero el boicot de los productos que apoyan Israel y segundo, una donación para el pueblo de Gaza”, zanjó. EFE

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