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Editorial: Lecciones de la crisis de los ochenta

El exceso de endeudamiento público tiene repercusiones en el tipo de cambio, llevándolo a valores no observados en más de diez años.

La crisis de la década de los ochenta fue una de las experiencias más amargas en la historia de nuestra nación, pero el episodio también dejó significativas lecciones sobre los peligros que deben evitar economías pequeñas y abiertas como la costarricense. Como bien dijo el filósofo George Santayana, quienes desconocen el pasado están condenados a repetirlo.

Para quienes no vivieron el momento, es necesario refrescar la memoria. Durante la década de los años setenta, en vista de la amplia disponibilidad de crédito internacional y la oferta de bajas tasas de interés, Costa Rica decidió aumentar su endeudamiento externo. La mayor parte de los recursos fueron utilizados para mantener un tipo de cambio artificialmente bajo por el Banco Central.

Debido a un cambio drástico en las condiciones globales, las tasas de interés se elevaron rápidamente y el servicio de la deuda externa inevitablemente siguió la misma trayectoria. Cuando el mundo entró en recesión, la demanda externa de muchos bienes se redujo y las exportaciones nacionales también.

Estos y otros factores causaron una crisis de liquidez que llevó al país a enfrentar dificultades para hacer frente a los pagos de su enorme deuda. Esto limitó aún más el acceso a financiamiento externo mientras el déficit de cuenta corriente se ampliaba rápidamente. Naturalmente, la presión sobre el colón se volvió inmanejable y el resto es historia bien conocida, aunque a veces convenientemente olvidada.

Quienes debieron renegociar la deuda en aquel momento dan fe de las dolorosas consecuencias de acomodar la política económica a la finalidad de mantener un tipo de cambio fijo. Recientemente, uno de ellos —el exministro de Hacienda Fernando Naranjo— advirtió a la Asamblea Legislativa que su antigua cartera parece haber olvidado las lecciones de aquel episodio.

Como bien lo señaló el exministro, el endeudamiento externo ha crecido de forma acelerada en los últimos dos años. Entre eurobonos, créditos con organismos multilaterales y la compra de bonos del Gobierno en el mercado local por agentes externos, el aumento es muy significativo. Al mismo tiempo, se insiste en que el país está cambiando deuda cara por deuda barata, aunque la realidad es que la deuda es hoy más cara. El exceso de endeudamiento público tiene repercusiones en el tipo de cambio, llevándolo a valores no observados en más de diez años. Este elemento es uno de los grandes ausentes entre los mencionados por el BCCR para explicar la caída en el tipo de cambio. También ha permitido disimular el saldo de la deuda, el flujo de caja de las instituciones públicas o la reducción de la inflación, entre otros.

La situación está creando riesgos para el futuro, causados por un endeudamiento mayor de las personas en moneda extranjera. Las autoridades han enfatizado que quienes ganan en colones deberían solicitar créditos en esa moneda, pero con una tasa de política monetaria tan elevada no se puede culpar a quienes escogen una cuota más pequeña en dólares. Después de todo, tenemos un mercado de cuotas.

Lo paradójico es que las autoridades sugieren no hacer lo que el gobierno hace: pedir créditos en una moneda diferente a la de sus ingresos. En este contexto, varias preguntas vienen a la mente: ¿Ha considerado Hacienda lo que sucedería si las condiciones internacionales cambian de forma abrupta? ¿Está el mayor endeudamiento público de hoy poniendo en riesgo el futuro de sectores clave como el turismo, las zonas francas o los exportadores? Y tal vez la cuestión más relevante: ¿Estamos cometiendo los mismos errores que condujeron a la crisis de los ochenta?

El país necesitó varias décadas para recuperarse después de la crisis de deuda de aquel momento. Ojalá las lecciones sirvan para corregir el rumbo actual de la Hacienda pública.

La situación del tipo de cambio está creando riesgos para el futuro, causados por un endeudamiento mayor de las personas en moneda extranjera. Foto ilustrativa.

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