Un tratamiento a la inseguridad con una visión integral
El problema de la inseguridad ciudadana, consecuencia de otro emergente, como lo es la violencia y sus distintas manifestaciones, nos compete por igual y debemos actuar al unísono en su tratamiento. La salud del país es la suma de la salud de sus habitantes.
La guerra santa en que se encuentra enfrascado el Poder Ejecutivo en contra del resto de la institucionalidad nacional impide una acción consensuada o un acuerdo con visión de Estado, por tanto, los parches o leyes para determinadas situaciones tratan los síntomas, pero no la enfermedad.
No solo Costa Rica se encuentra en una transición sin precedentes históricos, sino el planeta entero. Enfrentamos fenómenos nunca vistos o acrecentados por una combinación de factores sociales, financieros, políticos, geográficos, identitarios y tecnológicos que requieren nuevos enfoques y una visión innovadora que conduzca a una solución del dualismo tradicional de lo bueno y lo malo.
El dualismo histórico desemboca en criterios de justicia retributiva, quienes la propugnan desean ver tantos o más policías que maleantes en las calles; oficiales más armados, más violentos y más vengativos, de manera que los delincuentes estén en la cárcel, o bien, la mayoría de ellos muertos o condenados a cadena perpetua, y ojalá incluya torturas.
Los ejemplos en naciones hermanas y cercanas parecieran indicar que es el “camino correcto”, lo cual es percibido como necesidad por un buen porcentaje de la población y un recurso apetecido por los populistas para manejar un discurso que se aleja de la perspectiva generalista del asunto.
Evelyn Matthei, excandidata a presidenta de Chile y actual alcaldesa de Providencia, en Santiago, la capital, recientemente se refirió a una petición de la “intervención” del Ejército que le hizo un colega para lidiar con el problema de la delincuencia en su comunidad.
Aparte de las particularidades políticas de Chile, las razones de la solicitud coinciden básicamente con nuestra situación y la incapacidad de las fuerzas del orden tradicionales para tratar con éxito el flagelo.
Matthei planteó la manera más cuerda, plausible y estratégica que he escuchado para lidiar con la violencia y a la que vale la pena prestar atención.
Para ella, enfrentar el problema común exige el concurso de los expertos, conformar una mesa nacional compuesta por quienes poseen sobrados conocimientos y no solo por políticos o gente versada en seguridad policial.
También incorporar a la defensoría de los habitantes, representantes de la sociedad, profesionales en sociología, informática, finanzas, derechos humanos, terrorismo y narcodelincuencia.
Un grupo que defina la estrategia nacional, qué se va a plantear en lo carcelario y penal, uso de la fuerza y sus condicionantes y límites.
Es imperativo conocer hasta dónde aplicar la fuerza o represión y cuáles son los valores fundamentales que debieran defender quien la utiliza y quien lo capacita.
Es fundamental saber cómo dar rehabilitación y oportunidades a poblaciones vulnerables para su desarrollo y qué hacer como sociedad para proteger a estas poblaciones, y combatir la desigualdad que es causante de tal condición.
Esta instancia, dice Matthei, debidamente modelada para no caer en nuestras clásicas e improductivas comisiones, debería afrontar el compromiso con premura planteando leyes, reglamentos, enfoques y, sobre todo, estrategias.
Debería girar pautas concretas a la sociedad y al gobierno acerca de cómo vamos a actuar y hasta si se quiere someter el plan nacional al escrutinio público.
Cuando veamos algo así, quizá empecemos a pensar que se acabó el espectáculo y nos pongamos de acuerdo para corregir, ahora y con miras al futuro, el problema de la inseguridad ciudadana.
Sería un modelo interesante para desarrollar partiendo de un consenso nacional en procura de la solución a este y muchos otros problemas que nos aquejan.
El autor es médico y fue director durante más de 30 años de la Clínica Bíblica, fundó la Cámara Costarricense de la Salud y es promotor del turismo médico en el país y la región.