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El dolor de amor de la Virgen

Abc.es 

Madre, hoy Córdoba , en sendero de luz y de fervor, se da cita en San Jacinto . Todo el espíritu de nuestra ciudad se reclina amorosamente a tus pies para impetrar tu ayuda, invocar tu auxilio, encontrar refugio en tu maternal mirada, contarte sus cuitas, compartir sus alegrías... Hoy Córdoba se convierte en concordancia de preces a Ti dirigidas, y siente en sus entrañas la necesidad imperiosa, y a la vez deseada, de cumplir un año más con el rito ancestral, impregnado de verdadera expresión de amor filial, de ir a visitarte y rezar postrada ante tu altar. Noticia Relacionada La Cuaresma en ABC estandar No Agenda de actos cofrades para el popular Viernes de Dolores Julia García Higueras Las visitas a la Virgen de los Dolores en su santuario, y los vía crucis en las calles y los templos dan vida al día que hace presentir la Semana Santa Y es que, Madre , nos identificamos con tu augusto dolor, con el venero candente y sosegado de tus lágrimas, con el lenguaje de amor de tu afligido corazón, con la dulzura escalofriante de tus delicadas manos que recogen en ofrenda de amor hecha patena nuestros desvelos y preocupaciones; porque Tú eres el gozo en nuestras alegrías, la confidente de nuestras penas, el consuelo en nuestras desdichas, el bálsamo inagotable de nuestras dolencias, el alivio en nuestro dolor, el poder en nuestras flaquezas , el pañuelo solícito de nuestras lágrimas, la estrella fúlgida que nos ilumina...Hoy, Dolorosa del amor, el alma entera de esta ciudad quiere pedirte tu maternal protección bajo tu celestial manto. Tú, cual Madre solícita y Azucena del Consuelo , recogerás nuestras oraciones y plegarias en el acogedor sosiego de tu camarín, tu celestial morada, que es el corazón mariano de nuestra tierra y desde la que tu ensalzas el dolor a símbolo santo. Sí, Madre bendita, Perla de Dios y Madre de aflicciones: tu llanto enaltece el dolor, convirtiéndolo en lágrimas de amor, ese llanto contenido que riega la hermosura de tu cara y que aroma tus mejillas como un jazmín nacarado. Fortaleza de los oprimidos Y es que ante Ti, que eres Amparo de los débiles y Fortaleza de los oprimidos, las lágrimas, el dolor, la pena, el sufrimiento, la nostalgia, el paso de los años, la primavera vencida de la vida, todo, absolutamente todo, se desvanece en tu Viernes de Dolores, Viernes de Córdoba entera; y el alma de tus hijos se convierte hoy en aderezo de tu pecho dolorido, en puñal fundido al fuego de tu majestad doliente, llena especialmente de amor por los humildes y sencillos, por los más débiles y necesitados, por los que se encuentran solos o abandonados, por los mártires y perseguidos, por los hambrientos y desesperanzados, por los que dejan su país en búsqueda de la prosperidad que allí no encuentran, por aquellos que son privados de la vida...Y al contemplarte volverá la sonrisa a nuestro espíritu, y la intención de ser mejores, y nos daremos cuenta de que vivimos en el misterio del dolor y que del misterio y en el misterio de Dios se nutre y enriquece nuestra fe, porque ese misterio es fuente inagotable de amor, vida y esperanza, de resurrección gloriosa. «Ante tanto dolor y tanta guerra, ante tanto odio y violencia es lógico, Madre bendita, que muchas veces nos embargue la duda» Ante tanto dolor y tanta guerra, ante tanto odio y violencia, ante tanto atentado a la vida y a la dignidad de las personas, es lógico, Madre bendita , que muchas veces a tus hijos nos embargue la duda y nos preguntemos: ¿Dónde estás, Señor? ¿Por qué sufren tantos niños y tantos mayores están solos? ¿Por qué hay tantas y tantas personas que lloran su amargura sin que nadie las consuele? ¿Por qué, Madre, tus hijos, teniendo los pies en la tierra y los cuerpos hechos de barro, nos obstinamos reiteradamente en guerras fratricidas y en darle la espalda al bien y traicionar la verdad, en olvidarnos de Quien nació humildemente en un pesebre, a pesar de ser el mismo Dios, y a Quien tus brazos sirvieron de cuna, y que luego yació inerte en tu regazo, Él que es el verdadero Camino, Verdad y Vida? ¿Por qué cada día es Viernes Santo? Al grito del salmista Y viene a nuestra mente y a nuestro corazón el grito del salmista invocado por Jesús en el Gólgota : «¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?», palabras que muestran a corazón abierto su amor sin límites por todos nosotros, su entrega y vacío total, y en las que asume nuestros sufrimientos, nuestras penalidades, nuestro dolor. Esas palabras son una auténtica oración y nos enseñan, en los momentos de mayor aflicción y angustia, a confiar siempre en nuestro Padre Dios. Colas para entrar en la iglesia, un Viernes de Dolores reciente ARCHIVO Sí. En la Cruz está la respuesta...y en Ti al pie de ella. Tú has sentido golpear la zozobra en tu corazón desde la Anunciación ; sabes de la pena y del desconsuelo; sabes, Madre, lo que son pesares, y nuestro dolor lo asumes como propio, convirtiéndolo en el tuyo, enalteciéndolo y glorificándolo. Para superar ese dolor, ese misterio insondable desde que existe este mundo, y ofrecérselo a Dios como ofrenda, tenemos tu ayuda inestimable, tu consuelo tierno y maternal, que nos llama a hacer el bien a nuestros hermanos, a entregarnos a la causa de Cristo, a hacer de este mundo un mundo mejor, más humano, más fraternal, porque el dolor de uno cualquiera de nuestros hermanos es el sufrimiento mismo de Cristo. Nos enseñas a tener confianza en Él, aunque no comprendamos sus designios, y a que no culpemos a Dios por nuestra «egoísta libertad», olvidando que solo en la verdadera libertad podemos experimentar el auténtico amor. Amor filial Hoy Madre, como cada año, quiero renovar mi amor filial nacido desde mi más tierna infancia cuando te contemplaba extasiado cogido de la mano de mis padres. Ese amor no lo he perdido: lo invoco al levantarme y cada noche al acostarme cuando beso o acaricio tu fotografía; lo invoco en la tristeza, en la preocupación, cuando me asalta la duda..., porque es pensar en Ti y todo queda disipado. Y aquí quiero reiterar ese amor, ponerlo a tus pies, como un sincero compromiso, como una pública confesión de fe para que el amoroso dolor, sublime y majestuoso, de tu cara nacarada, «más pura que el sol y más fragante que una rosa», brille refulgente en el corazón de cada cordobés, de cada uno de tus hijos, sean o no creyentes, de cada persona que sufre callada el abatimiento, la angustia , el olvido... Solo le pido al Señor que, a pesar de nuestras debilidades y flaquezas, nos permitas estar siempre a tu lado, Tú que eres fuente inagotable de ternura y esperanza. Proclamar tu dolor de Madre es proclamar el amor que nos tienes, es proclamar el amor de Dios por sus hijos. Seguirte vale la pena porque es un afán noble de seguir a tu Hijo , participar de su amor sin límites; es, sencillamente, cumplir lo que dijiste: «Haced lo que Él os diga». Esa orilla de mi infancia está siempre ahí, postrada a tus pies, y pido diariamente a Dios , clemente y misericordioso, que nunca se pierda, y se encuentra hoy, desde que era un niño, como cada Viernes de Dolores, como cualquier día del año en que acudo a visitarte, en San Jacinto. ¡Bendita seas, madre!

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