Carles Sans, mucho más que la nostalgia de Tricicle
El escenario que una vez compartieron tres, ahora lo pisa solo uno: Carles Sans. El silencio cómplice de Tricicle se rompe; Carles habla, y con cada palabra, invoca el eco de un pasado repleto de carcajadas. No es el Tricicle que conocimos, aquel trío que con su mímica nos hacía reír sin cesar. Ahora, Carles se enfrenta al público, ahora no con el lenguaje universal del gesto, sino con la voz y la palabra. Y no nos quedamos en la añoranza. El presente, el espectáculo que levanta Carles Sans, se eleva con la recuperación de la palabra sobre los hombros de gigante de su pasado triciclero. La historia de Tricicle, cuando eran tres, se convierte en el hilo conductor de una nueva narrativa. Carles, valiéndose de anécdotas que una vez se contaron sin palabras, de otras de la vida del grupo y de la suya propia, adornadas ahora con el aderezo de la oralidad y con un humor sano, inteligente y limpio hace pasar al público un tiempo de risa y sonrisa que se agradece con cara de felicidad. Nos cuenta Carles Sans la vida y milagros de aquellos días en que Tricicle era la encarnación escénica de la trinidad: tres actores-persona distintos y un solo espíritu-alma verdadero, creando magia en escena. Es la presencia del «guapo» del grupo de un Tricicle transformado, donde la ausencia de dos se siente en el aire, aunque la esencia permanece. Carles nos guía por un viaje nostálgico, no para replicar lo que fue, sino para rendir homenaje y reconocer su gratitud a lo que juntos lograron. Es más, este nuevo espectáculo no busca ser una copia de lo antiguo; es un reconocimiento, un tributo hablado a lo que en silencio se construyó. Y no es solo eso, es mucho más. ¡Por fin solo! Es un espectáculo fresco, moderno, auténtico, natural y, sobre todo, muy divertido. Aunque Carles nos quiera contar la historia del mítico grupo que tanto nos divirtió, es consciente de que ya no es lo mismo. Es la evolución de quien no pierde lo que ya sabe y gana con lo nuevo que aporta. En esta evolución, en este hablar donde antes había solo gestos, encontramos una distinta forma de conectar con aquellos recuerdos que siguen siendo parte de nosotros. Con este espectáculo, el actorazo que ya era sube el peldaño de una nueva creatividad que emociona, entusiasma, acaricia y hace reír como si te hicieran cosquillas. Carles Sans, esa parte del alma de Tricicle, que ahora se ha hecho verbo, nos habla. Ahora su voz no ha eclipsado su maestría en la mímica; sigue siendo un virtuoso del gesto expresivo y silencioso. Su nuevo espectáculo es un puente entre generaciones: los nostálgicos del Tricicle original y aquellos que nunca presenciaron su magia y que ahora encuentran en ¡Por fin solo! una ventana por la que asomarse a ella. Las imágenes de archivo -a veces cómicamente manipuladas- dan vida a los recuerdos, mientras la música acompaña y la excelente, elegante e ingeniosa iluminación contrasta cada anécdota, cada baile, cada chiste del soliloquio. Carles, solo en las tablas, llena el escenario por el que se mueve como pez en el agua y nos cuenta historias con la vitalidad de un joven, con una energía que desmiente su edad. No importa que los años hayan pasado; su espíritu sigue intacto, vibrante y ha reverdecido con la palabra como la lluvia de otoño que hace florecer las sementeras. El teatro se llena de risas, de esa alegría contagiosa que siempre caracterizó a Tricicle. Carles Sans, con su espectáculo gestoparlante, demuestra que el arte no tiene edad y que la comedia es eterna. El público, que llenaba el Teatro de Rojas sentado en sus butacas, se ha entregado durante hora y media, sin notar que el tiempo pasaba, a la diversión y al disfrute que un maestro como Carles Sans le ha proporcionado. ¡Viva el buen teatro! Nota final: Hay función hoy sábado. Si alguien, tras leer estos párrafos y tiene ocasión de adquirir localidad, que no lo dude, es de los espectáculos que se recuerdan para bien. Título: ¡Por fin solo! Dramaturgia: Carles Sans . Dirección: José Corbacho y Carles Sans . Intérpretes: Carles Sans . Iluminación y sonido: Ricard Pons . Producción: Lustiq Media . Escenario: Teatro de Rojas de Toledo .