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La grabaciones imprescindibles de Maurizio Pollini

Abc.es 
Tras conseguir el primer premio en el concurso Chopin de Varsovia y pasar algunos años de aislamiento dedicado al estudio musical e intelectual, Maurizio Pollini – fallecido este sábado a los 83 años – publicó una primera grabación (1971) con los ' Tres movimientos de Petrouchka ' de Stravinski y la séptima sonata de Prokofiev, la cual se considera aún hoy un hito en la discografía pianística. Todavía se lee que el registro de los ' Estudios, Op. 10 y 25 ' de Chopin es la mejor grabación de Pollini, quizá porque arrodilló al mundo ante semejante alarde técnico y apabullante interpretación. Con Pollini se asienta la actual visión de la música del compositor polaco, definitivamente ajena a cualquier afectación romántica, recta, colosal. Luego vinieron otras grabaciones con música de Chopin, definitivamente arrebatadoras, rectas y musculadas. Los aniversarios del propio Pollini han sido bien aprovechados por Deutsche Grammophon, empresa discográfica con la que mantuvo relación de por vida. En 2002, el pianista supervisó una edición conmemorativa de 13 discos con motivo de su sexagésimo cumpleaños. La colección que recordó el 75º aniversario incluyó 58 álbumes. Por destacar algo: el inalcanzable concierto de Schumann , referencia con origen en el Festival de Salzburgo de 1974, en un primer encuentro con Herbert von Karajan y con apoyo de la Filarmónica de Viena . Noticia Relacionada estandar No Muere Maurizio Pollini, la última gran leyenda del piano clásico En 2014, Pollini concluyó la integral de las sonatas de Beethoven . El trabajo venía de atrás, caminando con precaución, preservando la obsesión por lo impecable. El sentido marmóreo e incorruptible que transmite el total trajo consigo discrepancias críticas, pero ensanchó la admiración de sus seguidores, a quienes les descubrió la innegociable intensidad interna de esta música. La música del siglo XX deja un reguero de registros que se inicia con Schoenberg (1975) y continúa desmigado en Bártok, Webern (impecables las ' Variaciones, Op. 27 ', 1976), Boulez (una cúspide con su inabordable ' Segunda sonata ', 1978), Stockhausen … y Luigi Nono, a quien ofrece en 1988 un monográfico con apoyo de Claudio Abbado y la presencia de '…sofferte onde serene…' para piano y cinta magnética dedicada a Pollini por el compositor veneciano.

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