Del Sacromonte a la Alhambra: los momentos clave de la Semana Santa de Granada y los mejores lugares para verla
Se ha escrito muchas veces pero es un buen sitio para repetirlo: la Alhambra desequilibra cualquier balanza. A la hora de comparar los encantos entre ciudades, en un hipotético combate a puntos, el monumento nazarí ya daría al menos siete sobre diez. Y los otros los pondrían el Albaicín, el Sacromonte, el Realejo, la Granada barroca y renacentista... Si ha visto todo eso, el viajero, cuando se va de Granada, es consciente de que ha visto una ciudad única . Toca centrarse en la Alhambra y en el Sacromonte y hacerlo, además, para algo muy concreto, como es su protagonismo en la Semana Santa . Hay dos procesiones que hacen que esos dos lugares luzcan con más esplendor si cabe: la de la Cofradía de Los Gitanos y la de Santa María de la Alhambra. La primera sale el miércoles de la Gran Vía y se pasa en la calle doce horas, ya que se recoge a las cuatro de la madrugada del jueves en la Abadía del Sacromonte. En su camino pasa por lugares idílicos como la Carrera del Darro -mal llamada Paseo de los Tristes- o el Paseo del Padre Manjón, al que sí le cabe mejor esa denominación porque ahí comenzaba el camino al antiguo cementerio. Esos dos sitios mencionados son excelentes lugares para ver la procesión, aunque hay que llegar con mucha antelación porque de lo contrario van a encontrarse abarrotados. Absolutamente, no es una exageración. La Carrera del Darro, en el bajo Albaicín, es un camino estrecho que transcurre junto al río Darro y que permite ver a la derecha, camino a Padre Manjón, la colina de Sabika , la que corona la Alhambra. Si se pasa por ahí cuando empieza a anochecer, el sol la ilumina de tal forma que se vuelve roja, como si se ruborizara. No debe ser casualidad que, en árabe, el nombre de la antigua fortaleza signifique La Roja. Pero eso no es todo. El cortejo procesional, tras subir una empinada cuesta, penetra en el Sacromonte, el antiguo barrio de los gitanos, donde de hecho quedan aún residiendo bastantes. Siguen viviendo en cuevas, obviamente ya reformadas y perfectamente habitables, y algunas han sido acondicionadas para albergar espectáculos flamencos . En Granada, en el Sacromonte, nació la zambra , un cante y baile gitano que nació allí pero que hunde sus raíces en la época musulmana, porque era la música que se cantaba y bailaba en las bodas de antaño. Hay que buscar y seleccionar, no en todos los sitios hay autenticidad y no faltan los lugares donde se da gato por liebre, pero si se da con lo bueno, con lo puro, se notará que lo es y se entenderá por qué hay iniciativas que impulsan la declaración de la zambra como Patrimonio Inmaterial del Mundo, un galardón que ya recibió el flamenco, por cierto. Dentro del barrio, cuando llega el Cristo de los Gitanos, los vecinos ven que están en su momento. Es su cristo, es su virgen -María Santísima del Sacromonte- y los ensalzan a su manera. Les cantan saetas, por supuesto, y muchos lloran al paso de las imágenes por unas calles angostas que ese día están más transitadas que nunca. Al fondo, como testigo, la Alhambra iluminada en primer plano y la ciudad a sus pies. Una experiencia inolvidable. El Cristo de los Gitanos, emblema del Sacromonte de Granada antonio l. juárez A la Alhambra le llega el protagonismo el Sábado Santo con la única procesión del día , la de la Virgen de Santa María de la Alhambra. Es el único cortejo de la jornada y, a diferencia de otros, no tiene un paso para el Cristo y otro de palio, sino uno solo en el que la Virgen lleva entre sus brazos a su hijo después de su crucifixión. La iglesia de Santa María de la Alhambra está en el recinto monumental, a un paso de la fortaleza y del Palacio de Carlos V . El entorno, en consecuencia, es de una belleza difícil de igualar. Y sigue igual de interesante cuando el paso baja por la Puerta de la Justicia hasta la Plaza Nueva, pasando por la Cuesta de Gomérez. Ese último sitio, por la perspectiva que ofrece, es muy recomendable para ver la procesión . Sobre todo a su vuelta a la colina, porque se podrá observar de frente e irá más lento. El regreso es aún más emocionante porque ya ha entrado la madrugada del domingo, quienes llevan el paso están agotados y tienen que ir hacia arriba. Atravesar sitios estrechos como la Puerta la Justicia o la Puerta del Vino son auténticos retos que quienes viven la Semana Santa, y en Granada abundan, saben apreciar.