World News in Spanish

El cambio climático amenaza a los vinos españoles

Abc.es 

Un Rioja, un Ribera del Duero, un Rueda, un Jerez, un Albariño, un Priorat o un Cava. Todos ellos están amenazados por el cambio climático, según la investigación Impactos del cambio climático y adaptaciones de la producción de vino publicado este martes en la revista Nature Reviews Earth & Environment. Realmente, están amenazados estos vinos españoles y «todos los que se sitúan por debajo del paralelo 45ºN», aseguran los autores del estudio. Aunque la hipótesis de esta investigación son los dos grados de aumento de la temperatura con respecto a la era preindustrial, los efectos del calentamiento global ya se dejan notar en los viñedos y las bodegas españolas. El más llamativo es la fecha de la vendimia que año a año va ganando días y en muchas zonas de la península ibérica se produce ya en pleno mes de agosto. «En la mayoría de las regiones vitivinícolas del mundo, las cosechas han avanzado entre 2 y 3 semanas en los últimos 40 años», explican los autores de la investigación. El aumento de las temperaturas ha cambiado el ciclo de la vid, aunque «esto ha sido así siempre», explica Iñaki García de Cortázar, director del laboratorio de Agroclim del Instituto Nacional de Investigación Agrícola, Alimentaria y Medioambiental francés (INRAE). «El desborre, la floración del envero... todo se ha adelantado», añade. Esto ha provocado que el vino sepa diferente, tenga otro color, tenga más alcohol, su aroma sea diferente y para corregirlo dé más trabajo en las bodegas. La maduración temprana provoca una disminución de la acidez, mientras que los niveles de alcohol y pH aumentan. «El año pasado, tras más de 15 vendimias que llevo, tuvimos que acidificar varios mostos», comenta Mercedes García, enóloga y directora técnica de Bodegas Montecillo . «Las uvas tienen menos estabilidad microbiológica y, además, puede provocar sabores desagradables», alertan los autores de la investigación. Este fruto no es muy amigo de las altas temperaturas: «Por encima de los 35 grados tiene una importante variedad de impactos en su fisonomía y en su desarrollo», señalan los autores del texto. Pero el calor no es el único mal que acecha el futuro de las vides. Muchos males En un escenario de aumento de dos grados, la frecuencia de las sequías agrícolas, es decir déficit de humedad en la zona radicular para satisfacer las necesidades de un cultivo en un lugar en una época determinada, aumenta hasta 2,4 veces. La disponibilidad de agua es un problema presente en muchas regiones del planeta y también se plantea como un obstáculo futuro en otras tantas. Los autores, franceses e italianos, de la investigación señalan a un punto concreto: el Mediterráneo. «Esta zona se puede ver fuertemente afectada», alertan. El déficit hídrico afecta negativamente a todos los componentes del rendimiento. Las plantas cierran sus estomas para evitar más daños y su productividad se ve muy afectada. La actividad fotosintética se reduce y el número de racimos y uvas disminuye. Noticia relacionada estandar No Las uvas de la suerte se enfrentan al cambio climático Raquel C. Pico Llegan cada Nochevieja a la mesa de los hogares españoles, pero las uvas de la suerte también deben enfrentarse a los efectos de la emergencia climática. Las altas temperaturas rompen los procesos naturales de sus vides No obstante, la sequía no es uno de los grandes males a los que se enfrentan los viñedos. Las vides son plantas de raíces profundas que les permite sortear mejor la falta de precipitaciones. «Hay que buscar otras variedades que se adapten mejor a las nuevas condiciones climáticas y, si no las encontramos entre las que ya existen, desarrollar programas de mejora genética, como el que se inició en el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental a finales del pasado siglo y tratar de obtener nuevas variedades con mejor adaptación a las nuevas adversidades climatológicas. En este sentido, se han registrado ya cuatro nuevas variedades, tres tintas (Myrtia, Gebas y Calnegre) y una blanca (Calblanque), procedentes de cruces de Monastrell con Cabernet Sauvignon y de Monastrell con Syrah», señala Adrián Martínez Cutillas, exdirector del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida), en declaraciones recogidas por Science Media Centre. Desde 2019, 16 centros de investigación de España se han unido para desarrollar Minorvin, un proyecto que quiere poner en valor la biodiversidad existente en variedades minoritarias de vid recuperadas en España evaluando su potencial sobre la mitigación de los efectos del cambio climático en la viticultura. Este grupo de trabajo evalúa 51 variedades minoritarias de toda España para diversificar la producción de vino. El sur de España, muy afectado Las uvas son el tercer cultivo hortícola más valioso del mundo y los cultivos de este fruto para vino van desde los trópicos hasta Escandinavia. España es el primer viñedo del planeta, según la Federación Española del Vino, con cerca de 930.080 hectáreas de viñedo en 2022 (aproximadamente el 13% del total mundial). Sin embargo, las previsiones de los escenarios de calentamiento más severo, los 2 grados (2023 cerró en +1,5 grados , según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus), «la mayoría de regiones mediterráneas podrían volverse climáticamente inadecuadas para la producción de vino y el 90% de las tierras bajas y costeras de España, Italia y Grecia podrían desaparecer para finales del siglo», advierten los autores. La única salvación, aseguran estos expertos, es coger altura. Una iniciativa que ya ponen en marcha otras bodegas, como la de Familia Torres, del Penedés, que ha trasladado parte de sus viñedos al pirineo catalán para compensar la subida de las temperaturas y poder mantener así a más altitud la calidad de sus vinos. «Aparecerán nuevas regiones vitivinícolas en áreas que antes no eran adecuadas y esto planteará nuevos retos para la preservación del medioambiente».

Читайте на 123ru.net