Lo que la ‘máquina de plasma frío’ de Pablo Motos nos enseña sobre las pseudoterapias
Si todo lo que anuncia la doctora Anna Baeza en el vídeo viral del presentador de televisión Pablo Motos fuera real, a esta hora la estaría buscando la NASA, el MIT y hasta los servicios secretos rusos. Pero teniendo en cuenta los superpoderes que atribuye a la máquina de plasma frío de la clínica SHA Wellness, es más probable que la estén buscando los guionistas de Netflix. Porque, como advirtió este lunes la ministra de Sanidad, Mónica García, sus declaraciones pertenecen más bien al ámbito de la ficción y son un buen ejemplo del peligro de las “pseudoterapias”, la “falta de evidencia científica” y el “engaño”.
En la grabación, la médica lanza cuatro ideas fuertes de apariencia científica, que contienen pequeñas dosis de verdad, pero que puestas en conjunto son un galimatías sin sentido, pero convincente para quien carece de formación y quiere creerlas.
La especialista habla de la aplicación de “plasma frío atmosférico” (1) que excita protones y electrones que dan un “chute de energía a la célula” (2) y a su vez estimulan el nervio vago y los sistemas nerviosos simpático y parasimpático (3), para destacar finalmente los efectos positivos de esto sobre el estrés y el envejecimiento a través de los radicales libres (4).
Los científicos consultados por elDiario.es reaccionan entre la risa y la indignación. El vídeo es un conjunto tal de disparates que despierta la carcajada del experto (con el culmen en ese momento en que Motos grita “¡Ojito!”), pero a la vez es un tema muy serio y una irresponsabilidad, pues una figura pública está sirviendo de altavoz a ideas equivocadas sobre la salud y desacreditando campos de investigación prometedores, como el de los plasmas fríos.
Estas son las cuatro principales ideas del vídeo de la máquina del plasma frío, desmontadas por los especialistas:
“Esta cama rara lo que hace es coger el aire de la habitación y lo va a convertir en plasma atmosférico frío. Y el plasma atmosférico frío es una forma de la materia. Tenemos sólido, líquido, gas y plasma, y podemos tener plasma caliente o frío. Esta va a hacer frío, para no hacer daño. Este plasma no es otra cosa que gas excitado con muchos electrones y protones libres que van a acceder a nuestro cuerpo”
El plasma atmosférico frío existe y es el cuarto estado de la materia, explica Cristina Canal, investigadora de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y una de las mayores especialistas en España en medicina con estos plasmas. “Y se están estudiando para tratamientos para el cáncer y sobre todo regeneración de heridas crónicas y úlceras que cuesta mucho curar”. A partir de ahí, todo es una fantasía sin sentido y que perjudica la imagen de estas terapias reales.
“Los dispositivos médicos que están siendo probados para ensayos clínicos en general son pequeños y su acción se produce a nivel local”, indica. “Hay dispositivos que son como bolígrafos, su acción es a nivel de centímetros, no a nivel de todo el cuerpo”. De modo que tener toda una cama generando plasma es un hecho muy poco probable, y sobre todo que tenga algún efecto positivo en la salud. “En el vídeo se habla de radicales libres, y se dice que con el plasma se neutralizan: no es correcto, el plasma genera radicales libres y es precisamente una de las herramientas que tiene el plasma para atacar a las células cancerígenas”, señala la especialista. “No solo no lo evitamos, sino que estamos generando más”.
Esto significa que si se produjera hipotéticamente a la escala que muestra el vídeo podría tener un efecto negativo para la salud, más que regenerativo. Y desde luego, afirma, el plasma no atravesaría la ropa ni llegaría a todo el cuerpo, como se dice en la web de la clínica. “Eso no tiene sentido físico”, resume la especialista. “Y para tratar células, aún menos”. Para María C. García, catedrática de Física Aplicada de la Universidad de Córdoba (UCO) y vocal del Grupo Especializado de Física de Plasmas de la RSEF, es “una auténtica barbaridad” decir que el plasma frío genera protones. “Aquí no hay protones, solo electrones y algunos iones y sobre todo partículas excitadas”, explica. También le preocupa que una mala explicación como esta haga pensar a la gente que el tratamiento con plasma frío es un engaño. “Se aplica en numerosos ensayos clínicos, pero en un sitio muy localizado, no por el cuerpo entero, como esta máquina”.
“El plasma frío no arranca protones, se necesita demasiada energía e incluso condiciones de vacío”, subraya Ana Megía, profesora de ICAI en la Universidad Pontificia Comillas y cofundadora de Medical Plasmas. “El problema de estas falsedades es el trabajo que lleva desmontarlas, mientras que decirlas sale gratis”.
“Este vídeo no me proporciona ningún tipo de confianza sobre esta terapia, los especialistas estamos trabajando mucho desde hace años en entender los efectos del plasma e intentamos ser muy rigurosos”, asegura Canal, quien informa de que la comunidad científica que trabaja en este campo a nivel europeo está muy disgustada con los errores que se difunden en este vídeo y están valorando publicar un comunicado de rechazo. “El chat de la comunidad está echando humo”.
“Y esos protones los vamos a utilizar para tres cosas fundamentales: la primera, energía celular y regeneración celular. ¿Por qué? Porque la célula para generar la molécula de energía que es el ATP, necesita esos protones y electrones, con lo cual, perfecto, le estamos dando ese chute de energía”.
Las células no se recargan bañándolas en electrones y protones, advierte el bioquímico y divulgador Pablo Barrecheguren sobre las afirmaciones de la doctora Baeza. “Lo primero es asumir que puedes hacer llegar a las células del cuerpo protones y electrones libres, lo cual ya es mucho asumir”, asegura. “Pero incluso si pudieras someter a un torrente masivo de cargas positivas o negativas a las células del cuerpo, este hecho lo más probable es que las desestabilizara”.
“Dicen que aportan protones extra (sic) y eso hace que se incremente la producción de ATP en la mitocondria”, asegura Juan de los Reyes Aguilar, neurocientífico del Hospital Nacional de Parapléjicos. “Eso es desconocer por completo la biología celular: esos supuestos protones libres, antes de llegar a la mitocondria ya fastidiarían varios procesos intracelulares (los protones libres alteran el pH). Alterar eso, que no sé si se lo han planteado, puede reducir la respiración celular y, entonces, ¿qué hacemos con tanto oxígeno y tantos sustratos energéticos dentro de la célula?”, se pregunta.
“Por otro lado, esa corriente va a estimular directamente el nervio vago. Si estimulamos el nervio vago, estimulamos y equilibramos el sistema simpático y parasimpático, y estamos luchando contra el estrés crónico”.
Antonio Oliviero, neurólogo y jefe de Grupo de Investigación del Hospital Nacional de Parapléjicos, trabaja con neuroestimulación y considera que las afirmaciones del vídeo sobre este aspecto son una sucesión de tonterías.
“El nervio vago se puede estimar de muchas maneras, pero es muy difícil estimularlo con un poco de plasma frío”, asegura. El sistema simpático y el parasimpático son los que regulan toda la actividad autonómica del cuerpo, desde la frecuencia cardíaca a la tensión arterial, la sudoración y muchas más funciones, explica. “Ahora, cómo una serie de iones presentes en el aire pueden modificar esto es una cosa que no es comprensible”, apunta. “La actividad simpática y parasimpática se regulan de forma muy precisa y no veo cómo lo podría activar este aire con carga positiva o negativa”.
Para Juan de los Reyes Aguilar, neurocientífico del mismo centro, lo que dice la doctora y lo que se aporta en la web de la clínica “contradice todo lo que pudiera ser relacionado con neuroestimulación no invasiva, ya que todas las técnicas de neuroestimulación siguen una norma de precisión espacial (focalidad): no se puede estimular todo en todas partes al mismo tiempo como hace esa máquina”. Por otro lado, se plantea, dado que esos iones permean hipotéticamente a través de la ropa y piel, ¿qué impide que en vez de activar el vago ese tipo de estimulación active el sistema simpático? “Eso produciría justo todo lo contrario de lo que pretenden vender, un poco de subida de estrés, tensión arterial, pulso cardíaco, cortisol…”, señala. “¿Qué impediría que se activasen los nervios periféricos produciendo contracciones musculares involuntarias?”.
"Y por último, pero no menos importante. De hecho es muy importante, vamos a luchar contra el envejecimiento porque vamos a neutralizar radicales libres"
Manuel Collado, investigador científico del CNB-CSIC en el CiMUS de la Universidad de Santiago experto en envejecimiento y lucha contra el cáncer, niega la mayor. “La teoría de los radicales libres como responsables del envejecimiento no ha sido nunca probada, y reducir esos radicales libres en modelos experimentales con animales de laboratorio no ha conseguido demostrar nunca ningún efecto beneficioso”, explica a elDiario.es.
“De conseguir hacerlo (algo altamente improbable e inimaginable con esta máquina) eso no conduciría a ningún efecto positivo para la salud y desde luego no frente al envejecimiento. Ni está probado ni es plausible ni se sustenta en ningún conocimiento fiable y sólido”. Al igual que la doctora Canal, Collado recuerda que este plasma frío contiene gran cantidad de radicales libres que lo que harían, en todo caso, sería envejecer la piel, no rejuvenecerla. “Yo me sigo preguntando, ingenuo de mí, cómo es posible hacer estos engaños a la vista de todo el mundo, y que no haya consecuencias”.
Los especialistas coinciden en preguntarse cómo es posible que hasta la ministra de Sanidad haga declaraciones criticando este tipo de pseudoterapias, pero no se pueda hacer nada. “Y como siempre, la peor mentira es la que mezcla verdades y mentiras”, subraya Manuel Collado. Ha sucedido otras muchas veces: la física cuántica es un campo de investigación real, pero los vendehúmos la mencionan como reclamo de soluciones mágicas. Y lo mismo pasa con los campos magnéticos, la reparación del ADN y un sinfín de conceptos científicos que se pervierten para usarlos como anzuelo para incautos. “Si puedo probar una cosa de las que digo, el resto debe ser verdad, ¿no?”, comenta Collado. “Que exista plasma frío y que se haya probado su uso en algunas aplicaciones no demuestra que sirva para lo que dicen que lo usan. Ni siquiera que se produzca con su maquinita milagrosa”.
“Son historias que tienen tan poca base científica que es difícil argumentar en contra”, reconoce Antonio Oliviero. “Si yo te digo que con mi mano puedo reactivar la regeneración celular, por ejemplo, no tienes muchos argumentos para demostrar que no es verdad”. Este tipo de terapias se anuncian siempre en el ámbito de la belleza, en la estética y el bienestar, para esquivar a las autoridades sanitarias. “Si te fijas nunca dicen la palabra salud”, apunta Ana Megía. “En el fondo me da pena porque los pacientes están bastante indefensos, precisamente porque confían mucho en un médico”, añade. “Si esa afirmación la hiciera Pablo Motos me daría menos pena, porque la bata te da autoridad. Me indigna que gente del ámbito de la salud se preste a eso”.
“De momento desde la comunidad de medicina de plasmas no lo vamos a denunciar, preferimos apostar por divulgar lo que es y pedimos a la gente que vaya a fuentes fiables”, concluye Cristina Canal. “Y, sobre todo, queremos recordar que en salud no hay remedios milagrosos”. Porque al final, y parafraseando el dicho, aunque la mentira se vista de ciencia, mentira se queda.