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Ovación al ganadero Santiago Domecq: «Ha sido algo histórico»

Abc.es 
Un torero, David de Miranda , y un toro, de nombre Tabarro , han sido los protagonistas de esta tarde de toros en las Maestranza. El diestro de Trigueros le sacó las dos orejas al segundo de su lote para el que se pidió con fuerza desde los tendidos el indulto por su excepcional casta. El ganadero Santi Domecq lamentaba no haber podido llevarse al animal de vuelta a casa. «Me da mucha pena. No voy a entrar en polémicas sobre el indulto , pero qué menos que la vuelta al ruedo. Ha sido un grandísimo toro«. El diestro rozó la puerta del Príncipe . Pero se le había ido la oreja del primer toro con la espada. «He podido disfrutar del toreo pero se me ha ido el triunfo en el descabello». La faena fue de menos a más. «En el capote no se terminaba de emplear, pero le veía cosas buenas y las trabajé con la muleta y ahí se vieron», ha dicho el torero de Trigueros, quien acabó siendo el triunfador de la tarde con Tabarro. «El toro ha tenido una clase excepcional. Ha sido una lástima que le haya pegado un pinchazo, pero sé que el camino no es fácil y me queda mucho por hacer». La tarde ha estado marcada por la calidad de los toros en suerte. Tanto es así que el público ha acabado ovacionando a Santiago Domecq cuando lo reconocieron entre los aficionados. Su hijo Santi tildó el momento de histórico: «Creo que mi padre no habrá vivido un momento tan emocionante en los más de 50 años que lleva viniendo a esta plaza». David de Miranda, el triunfador de la tarde: «Sé que el camino no es fácil y me queda mucho por hacer»     José Garrido, que abría la tarde, se fue a chiqueros para recibir a Saleroso, el primero de sus dos toros que tuvo un comportamiento bravo. Un estoconazo fulminante tuvo un efecto automático en las muñecas del respetable que tras caer el toro sobre la arena, pidió de inmediato el premio. Oreja, vuelta al ruedo y una felicidad que no podía ocultar el diestro. «Lo he vivido de manera muy intensa. Esta plaza lo merece todo y qué menos que yo le entregue todo lo que puedo». El extremeño vio pronto por dónde podía sacarle partido a un toro que se mostraba muy dispuesto. «Tenía un gran pitón derecho y lo he cuidado mucho porque me ha permitido hacer un toreo profundo. El izquierdo , sin embargo, ha sido más peleón y complicado. Pero lo he podido disfrutar mucho». Si la bravura del animal le había costado mucho, José Garrido bromeó: «Esto no me cuesta nada, lo que me cuesta es levantarme todos los días a las ocho de la mañana para salir a correr». Más difícil lo tuvo en el segundo de su lote por un defecto del toro que detectó desde el inicio y que le complicó bastante la faena. «Lamento tener que decirlo pero el toro tenía la vista cruzad a y eso es un problema que no se puede arreglar aquí. He intentado no hacer gesto alguno, que contagiara al público. ha sido una lástima porque el toro ha querido moverse pero perdía pronto el engaño». Garrido cerró la tarde sin el acierto en la espada. Leo Valadez acabó en la enfermería tras el primer toro. Silencio en el respetable. No fue una tarde afinada para el mexicano que venía con muchas ganas en su debut en la Maestranza. «Es un sueño hecho realidad», decía antes de pisar la arena del coso. Un sueño que no pudo completar.

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