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La herencia

Abc.es 

En la vida normal, el código civil te permite renunciar a una herencia . La estudias y analizas, valoras y decides. En política, como no puede ser de otra manera, asumes con lo que te deja el anterior y apechugas. Es lo que le está pasando a la alcaldesa de Valencia María José Catalá y su equipo de gobierno. Empieza el 'pastel' heredado por las supermanzanas, esas zonas de chaflán que se han acotado al tráfico para según debió pensar el gobierno de Ribó 'mayor gloria de los vecinos'. No se pensó, no se consultó, no se debatió, pero sobre todo se ejecutó con todo, menos con la cabeza. Tiraron de conceptos comunes; accesibilidad, ecología, ciudad más amable, al final de todo y para la gran mayoría de los vecinos, es un incordio que resta plazas de aparcamiento y complica la vida en el barrio no sólo a los que allí viven, también a comerciantes. El caso es que la 'chapuza de Pechina' está respaldada por fondos europeos, con lo que lo hecho no se toca. Y si vives en la zona y tienes coche ya sabes, o te pagas una plaza de parking o haces cupones y rifas el coche. Una delicia... Pero la siguiente herencia no tiene que ver con fondos que lleguen de Europa, Palau de la Música . Un buen día de hace cuatro años se cayó un techo por una filtración del aire acondicionado. El resultado bajo gestión del equipo de gobierno de Compromís resultó a razón de 11 millones de euros invertidos en las obras del edificio y cuatro años cerrado. Pero después de esa inversión y del cierre por el mismo tiempo que dura una olimpiada, resulta que el nuevo gobierno municipal se ha encontrado con que el edificio sigue contando con deficiencias y la 'broma' ahora cuesta más de seis millones de euros ¿Se va a quedar esto así? ¿No se puede exigir ninguna responsabilidad a los anteriores gestores? ¿Esta es la responsabilidad con la que se ha manejado el dinero público? Muchas preguntas, una respuesta, las manos en las que estábamos no eran las mejores. Así nos fue...

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