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Angel Maass: Perspectiva bancaria, ICAP y bienestar laboral

En el contexto de la 87 Convención Bancaria en Acapulco, donde se promueve el lema “El Progreso de México. Responsabilidad Compartida”, surge una reflexión crucial: ¿Cómo podemos garantizar que este progreso sea sostenible tanto en términos financieros como en el bienestar de quienes trabajan para lograrlo?

Los bancos, pilares fundamentales de la economía, han demostrado un desempeño financiero notable en México. El reciente índice de Capitalización (ICAP) publicado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores para febrero de 2024 revela una cifra prometedora del 19.70%.

Dicho indicador, coloca a los 49 bancos del país en la categoría 1 de alertas tempranas, revela una sólida capitalización capaz de afrontar contingencias imprevistas sin necesidad de intervención regulatoria. Ejemplos como Afirme, con un ICAP de 15.13%, Banco Base 21.97%, Bancrea 14.08% y BanRegio 15.68%, ilustran la robustez del sector financiero mexicano.

Esta solidez financiera se traduce en resultados históricos de rentabilidad, una posición de solvencia envidiable y niveles mínimos de morosidad durante el 2023 y lo observado en 2024. Sin embargo, detrás de estos números alentadores y balances financieros impecables, yace un aspecto igualmente crucial, pero a menudo subestimado: el capital humano.

Analogías entre la salud financiera de los bancos y la salud mental de las personas nos permiten comprender mejor la importancia de monitorear ambos aspectos.

Así como un banco requiere capital suficiente para enfrentar desafíos económicos imprevistos, los empleados necesitan recursos internos para sobrellevar el estrés laboral y evitar el burnout.

Del mismo modo en que una entidad financiera diversifica sus inversiones para mitigar riesgos, las organizaciones deben implementar estrategias de bienestar laboral para proteger a sus empleados del agotamiento corporativo.

En este sentido, ¿qué herramientas tecnológicas, como la inteligencia artificial, pueden aprovecharse para mejorar tanto el desempeño financiero como el bienestar laboral? La tecnología no solo puede optimizar procesos financieros, sino también identificar patrones de comportamiento humano que puedan indicar niveles de estrés o fatiga laboral.

Al integrar soluciones tecnológicas con un enfoque centrado en las personas, las instituciones financieras pueden no solo mantener su estabilidad financiera, sino también cultivar una cultura organizacional que promueva la salud y el bienestar de sus empleados, así como su impacto ambiental, social y de gobernanza. En última instancia, el éxito sostenible de la industria bancaria mexicana (al igual que en otros sectores) depende de un equilibrio entre el rendimiento financiero y el bienestar humano.

Así como la 87 Convención Bancaria destaca la responsabilidad compartida en el progreso del país, es fundamental reconocer que esta responsabilidad abarca tanto el fortalecimiento de las estructuras financieras como el cuidado de quienes las sostienen.

En un panorama donde la tecnología y la innovación son aliados poderosos, no debemos olvidar que el verdadero motor del progreso son las personas.

En cuanto a las próximas elecciones, se anticipa que serán las más grandes en la historia del país, con implicaciones significativas para todos los sectores, incluida la banca. Al respecto, los bancos deberán mantener una relación estrecha con el ganador y sus respectivos equipos, independientemente del resultado electoral.

Esta relación será clave para abordar los desafíos pendientes, como el aumento del nivel de bancarización nacional, el respaldo financiero a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPymes) con el apoyo de las autoridades y la banca de desarrollo, que incluya la implementación de esquemas de garantías. Además, será crucial aprovechar el fenómeno del “nearshoring” para fortalecer la economía nacional y fomentar un crecimiento sostenible.

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