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Mujeres borradas de la presidencia legislativa

“Tengo tanto músculo como cualquier hombre y puedo trabajar tanto como cualquier hombre”, declaró Sojourner Truth en mayo de 1851 en la Convención de los Derechos de la Mujer de Ohio. Su discurso, de una liberta feminista, pasó a la historia bajo el título “¿Acaso no soy una mujer?”.

Casi 180 años más tarde, pareciera innecesario repetir esas palabras; sin embargo, en la Asamblea Legislativa se discute el próximo Directorio legislativo entre “corbatas”, como dijo la primera alcaldesa de Vitoria, País Vasco, Maider Etxebarria, sobre ella y sus circunstancias.

En el cuatrienio anterior, hubo dos presidentas del Congreso (Carolina Hidalgo y Silvia Hernández). El Tribunal Supremo de Elecciones redobló sus esfuerzos para implantar la paridad horizontal en el 2016, y fue así como entre el 2018 y el 2022 las curules las ocuparon 26 legisladoras y 31 legisladores.

En este momento, hay 27 diputadas (28 cuando asuma el reemplazo de Jorge Dengo, del PLP) y 30 diputados.

Por tanto, músculo y capacidad de trabajo abundan para buscar entre las actuales una y otorgarle los votos, con vistas a cumplir con la justicia de la igualdad en el plenario.

Aun eliminando las decepcionantes excepciones conocidas, quedarían muy calificadas candidatas.

Veintidós legisladoras acaban de firmar un manifiesto: una muestra nutrida de demócratas a favor de la transparencia, una agenda beneficiosa para el país y la institucionalidad, en riesgo debido a las intenciones de un puñado de “corbatas”, junto con algunas sin ellas, de conformar un bloque con el partido oficialista aunque pongan en peligro la fiscalización de la Contraloría y la división de poderes.

Es fácil dar nombres. Aunque cometa la injusticia de dejar fuera a algunas de ellas, se me ocurren Gloria Navas, Kattia Cambronero, Monserrat Ruiz, Andrea Álvarez, Vanessa Castro, Paulina Ramírez o Sofía Guillén.

“Podría trabajar tanto y comer tanto como un hombre, cuando soy capaz de conseguir comida, ¡y también puedo soportar los latigazos!” es otra frase de Truth en su vigente discurso, aplicable a la cansina exigencia de méritos a las mujeres (a ellos, jamás).

En credenciales, si fuera el caso, las diputadas se exceden, y vaya si en estos dos años han recibido latigazos. Es momento de apoyar a una legisladora. ¿Por qué proponerlas para ocupar puestos de menor rango?

gmora@nacion.com

La autora es editora de Opinión de La Nación.

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