El Tribunal Supremo defiende a una familia que sufrió más de 60 manifestaciones en la puerta de su casa
El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado que una familia de Las Palmas de Gran Canaria vio vulnerados sus derechos fundamentales a la integridad física y moral y a la intimidad al sufrir en la puerta de su casa más de 60 manifestaciones contra una antena de telefonía móvil situada en la azotea de un edificio cercano que era de su propiedad. En una sentencia, la Sala de lo Contencioso-Administrativo declara nula la actuación administrativa de la Subdelegación del Gobierno en Las Palmas ante la denuncia de la familia , a quien espetó que como no había habido incidentes de orden público que hubieran puesto en peligro la seguridad ciudadana o perturbado su desarrollo, no había razones para la prohibición de las manifestaciones. El Supremo revoca así la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, que desestimó el recurso de la familia contra la comunicación que dio a su denuncia la Subdelegación del Gobierno. Además, fija como respuesta a la cuestión de interés casacional planteada en el pleito que «el ejercicio del derecho de reunión y manifestación puede verse limitado por otros derechos fundamentales y que la autoridad gubernativa debe ejercer las facultades que le confiere la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, de manera que concilie unos y otros cuando sea evidente el conflicto y el perjuicio que de otro modo se causará». El Supremo, en concreto, subraya que, en este caso, la reiteración y la especial fijación en el lugar de la manifestación afectaron significativamente a la vida privada, a la intimidad personal y familiar de los recurrentes. Es por ello, indica, que no cabía atenerse a la mera constatación de que no había habido desórdenes con riesgo personal o material para ignorar las consecuencias nocivas de la forma de ejercicio del derecho de manifestación, que podían haberse evitado con el simple remedio de modificar su itinerario. Según los hechos recogidos en la resolución, la familia tiene su domicilio y bazar anexo en una calle situada a 200 metros de un edificio del que son propietarios, y que tienen arrendado a una compañía de telefonía móvil que instaló una antena en la azotea. La familia, sin embargo, ha mantenido que la misma estaba inactiva. En el Barrio del Lomo de los Frailes, a unos 400 metros de ese edificio, se encuentran dos antenas que sí están operativas. La familia se quejaba de que, desde diciembre de 2020, la Administración permitió decenas de manifestaciones en protesta contra las antenas delante de su domicilio, que les coaccionaron y acosaron para infundirles miedo y terror y para instarles a resolver el contrato con la compañía de telecomunicación y que ésta retirase la antena. Noticias Relacionadas estandar No Absuelven al presidente de la UD Las Palmas tras ser acusado de defraudar a Hacienda en una empresa de seguridad estandar Si El Supremo ve excesivas las multas a los partidos y recurre al Constitucional Carmen Lucas-Torres Esas manifestaciones, asegura la familia, han agravado la salud de personas mayores del núcleo familiar, de 82 y 86 años. Cuando presentaron a la Subdelegación su denuncia, aseguraron que ya se habían registrado 65 manifestaciones, cifra que había subido a 90 cuando formularon sus alegaciones al Supremo. El Supremo explica que la comunicación de la Subdelegación del Gobierno se basó en la ausencia de alteraciones del orden público, según informes de la Jefatura de Policía y del Ayuntamiento. Sin embargo, la sentencia destaca un informe de la Policía local de junio de 2021, esgrimido por la Fiscalía, que describe como, en una de las concentraciones delante del domicilio, «los manifestantes procedieron durante una hora a proferir increpaciones a los moradores de la vivienda y el bazar mencionados, haciendo ruido con cacerolas, latas, pitos y megafonía, de lo que se acompaña fotografía al efecto«. Ese documento también detalla que «la tensión en el lugar fue subiendo hasta producirse enfrentamientos entre el responsable del bazar y dos manifestantes, resistiéndose uno de ellos, en un principio, a seguir las indicaciones de los agentes actuantes«.