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Los acusados del gran alijo del confinamiento buscan aire en la imputación del jefe policial que los investigó

Abc.es 

Las defensas de los 28 investigados por el mayor alijo de cocaína intervenido en España durante el confinamiento seguro que sonrieron cuando, en vísperas del juicio, se conoció la imputación del máximo policial de la operación que los ha llevado al banquillo. La investigación a este inspector jefe, del Grupo de Respuesta contra el Crimen Organizado (Greco), precisamente, por su supuesta connivencia con una banda de narcotraficantes, ha dado aire y argumentos en la sala de vistas a las defensas de los acusados de intentar colar 3,8 toneladas de cocaína a bordo del buque MV Karar en abril de 2020. Entre ellos, el arousano Juan Carlos Santórum, al que la Fiscalía apunta como el cabecilla de la trama. En la vista oral, que arrancó la semana pasada en la sede viguesa de la Audiencia Provincial de Pontevedra después de varios aplazamientos, las defensas están fiando buena parte de su suerte a la pérdida de credibilidad del que es el principal testigo de cargo de la Fiscalía. Además, cuando este jefe policial comunicó al tribunal que en estos momentos no está en condiciones de salud para declarar, los abogados de los acusados trataron de forzar una nueva suspensión del juicio. El tribunal, sin embargo, no atendió a sus requerimientos. El juicio continúa. Carrusel de confesiones La vista oral prosigue. Y si bien las defensas han buscado rearmarse de razones con la imputación del jefe del operativo, las últimas sesiones del juicio, que continuará los próximos días, no parecen apuntar muy a favor de sus intereses. El lunes, el capitán del MV Karar, el bangladeshí Alim Ullah, reconoció que sí sabía que el buque transportaba un cargamento de cocaína. Detalló al tribunal de la Audiencia que, tras partir de Panamá, el barco recogió la droga en aguas colombianas, para poner luego rumbo a España. El capitán también explicó que el encargado de cuidar a bordo el cargamento de estupefacientes era el gallego José Manuel B., que también se sienta en el banquillo. El capitán dijo que llevaban a bordo una carta náutica con anotaciones de este tripulante gallego que indicaban el punto donde debían alijar la cocaína: la previsión era hacerlo a unas 350 millas de Vigo. Otros cinco tripulantes del barco, de Bangladesh y Nepal, declararon también el lunes en la misma línea, admitiendo saber que el barco llevaba droga. Noticias Relacionadas estandar No El misterio de los falsos fardos de la Ría de Arousa que solo contenían harina J. Hierro estandar No Detectan dosis de fentanilo para su venta al menudeo por primera vez en Galicia Jesús Hierro Las declaraciones de los tripulantes del buque indignaron a algunos de sus compañeros de banquillo gallegos, cuyos aspavientos merecieron una reprimenda del tribunal. Este martes, le ha tocado el turno al supuesto líder de la trama, pero Juan Carlos Santórum ha preferido acogerse a su derecho a no declarar. El arousano pidió hacerlo en el tramo final del juicio, una vez practicada toda la prueba, pero ante la negativa de la magistrada de permitírselo, ha optado por callar ante el tribunal. Eso sí, se limitó, según recogió Europa Press, a decir que no tenía relación con los tripulantes del barco y proclamar que no había cometido «ningún delito». En la misma línea, y casi palabra por palabra, se expresaron otros dos acusados defendidos por la misma letrada que Santórum; entre ellos, su hermano. El que sí ha accedido a declarar, aunque contestando solo a las preguntas de su abogado, fue Fidel F., un empresario gallego del sector náutico, al que la Fiscalía apunta como principal responsable de la preparación de las narcolanchas que debían salir al paso del buque para trasvasar la cocaína. Este acusado ha admitido en el juicio que conocía a Santórum desde hacía tiempo, pero ha negado que éste le encargara fabricar narcolanchas. Simplemente, una embarcación de recreo pequeña, que, fuera de las rías gallegas, «si hay un poco de mar, se hunde».

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