Sesión de embestidura
El lunes, a las once y media de la mañana, un hombre visiblemente jubilado (quiero decir, un hombre lleno de días de reflexión) se acercó a la mujer que limpiaba el andén y le dijo: «El Pedro se queda». —¿Qué Pedro? —El presidente. —Ah. La indiferencia recordaba a los tiempos del estado de alarma, cuando decretaron el confinamiento y una reportera del Canal Barbanza cazó a un señor con boina que caminaba feliz y solo por la calle. —¿Cómo está viviendo esta situación? —¿Yo? Como siempre. Pasear y listo. —¿Sabe que no se puede salir de casa? —¿No se puede? Ah, eso no lo sabía. —No, no se puede. Te pueden multar. —Joder—, zanjó el hombre, que se dio media... Ver Más