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(Vídeo) Patios de Córdoba: las colas desbordan San Basilio con esperas de media hora

Abc.es 

Lo excepcional significa que el Alcázar Viejo deja de ser pueblo pacífico de calles tranquilas durante unos días. Los Patios de Córdoba se hacen al fuego lento del sol y del agua, de la cal y de los cuidados y eso sólo es posible cuando el reloj se deja olvidado y las cosas reciben el tiempo que necesitan sin prisa ninguna. Son días en que en las puertas de las casas no hay cipreses, carteles ni controladores y que se pueden pisar las calles de San Basilio en un silencio que no rompen ni gritos, ni bullicios ni apenas motores que quiten la paz de los guisos que se hacen en las casas. Lo excepcional se hace en los Patios, y cuando las puertas de las casas están abiertas para recibir visitas, de pronto el barrio se hace ciudad bulliciosa , mar de cabezas, y si se quiere disfrutar de lo que se promete no hay más remedio que esperar. Al pasar debajo del Arco de Caballerizas el que está habituado a la fiesta sabe que encontrará colas y esperas. La que va a San Basilio, 14 llega casi a Enmedio. En Martín de Roa hay tres patios y una fila bastante larga en paralelo a la muralla y los controladores y los dueños tienen que organizarse bien para que la cosa no se desborde. En Martín de Roa, 2 Araceli López recibe a las visitas de diez en diez y les hace una guía y explicación del patio: la muralla y la torre almohade que es una de las paredes de la casa, las columnas romanas , el brocal árabe con agua a siete metros y las más de 70 especies florales distintas. Hay mucha gente, y el día anterior, el jueves, tuvo que cortar a las 14.15. Dio ese pequeño margen, aunque los Patios cierran a las 14.00 , para poder retirarse a comer y descansar. Cuando quedan diez minutos pide a los controladores que vayan avisando de que dejen la cola porque no podrán entrar, al menos hasta entonces. La espera es también larga al final de la calle, donde está el acceso para dos patios contiguos, el 7 y el 9. Las controladoras y la dueña del patio conversan y son optimistas : «Hay bastante gente, como todos los años, pero a ver si este año se supera el millón de visitas». Y motivos para llegar no les faltan: en el 7 están las pilas antiguas y unas hortensias que Rosa Collado, su dueña, mima para que tengan pétalos espectaculares de color morado. Noticia Relacionada Análisis estandar No La desajustada factura de un patio de Córdoba en flor Alfredo Martín-Górriz El coste de mantener un recinto está muy por encima de las ayudas: agua, luz, reparaciones, productos para las flores y macetas, limpieza o poda En el 9 la arquitectura es también clásica, y en lo alto de la fachada caben gitanillas, rosas, geranios y todos los colores del Mayo Festivo que ya es más una obligación que un hecho. Al mediodía las esperan se desbordan. En la calle Postrera , la controladora dice que la espera puede ser de una media hora, que los visitantes, la mayoría de fuera de Córdoba, aguardan con la paciencia como ingrediente imprescindible, mientras bromean con la locuacidad del cuidador, que gusta de explicar las cosas con todo lujo de datos. Es un recinto de pequeño tamaño en que no caben muchas personas, pero hay que degustarlo en la arquitectura antigua y en los detalles de una forma de vida pasada, y por eso quienes pasan por allí se marchan encantados. A esas horas la calle San Basilio, la que más patios concentra de toda la ciudad, ya es un hervidero en dos puntos distintos. En el tramo más occidental está el número 44, la espectacular sede de la Asociación de Amigos de los Patios , con la escalera repleta de flores. Visitantes en la calle San Basilio Valerio Merino Bastante cerca, en el 40, también hay una media hora de espera y tienen que organizarse con las visitas turísticas , que son muchas y que se suman a quienes van buscando los Patios de Córdoba por su cuenta. Allí pueden asomarse a la casa antigua. Y en el tramo más cercano al Arco de Caballerizas hay un momento que las esperan se desbordan, porque los patios son más pequeños y no hay más remedio que regularse. Los controladores , ya imprescindibles, son expertos, y conforme se aproxima la hora de cerrar tienen que advertir de que a lo mejor no es posible entrar. El fin de semana todavía no ha llegado y ya se intuye el éxito.

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