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La fuerza del vestuario lleva al Betis al play off (80-62)

Abc.es 
Nadie ha creído tanto en el Betis Baloncesto como el propio vestuario del Betis Baloncesto. Este premio, el play off, conquistado después de una temporada convulsa y durísima, es un tesoro incalculable que le pertenece, más que nadie, a ellos. A los jugadores, a cada uno de los integrantes del cuerpo técnico (qué gran trabajo está haciendo Bruno Savignani), a los empleados del club y también a los que han formado parte del proyecto, trabajando codo con codo en el día a día, y ya no están por diferentes circunstancias. Este equipo, que este viernes ha sellado el billete para la fase de ascenso como noveno clasificado tras vencer al descendido Cáceres Patrimonio de la Humanidad en otra incontestable muestra de autoridad, ha pasado las de Caín. Se ha dolido en la derrota, ha oído noticias de lo más inquietantes, ha sido farolillo rojo, ha sufrido la huida de algún jugador, ha llorado con el despido de compañeros y, pese a todo, no ha tirado la toalla. Ni se conformó con salir del oscuro túnel de la zona de descenso. Se blindó y armó un plan que lo ha conducido al play off. A la postemporada. Donde lo espera el Movistar Estudiantes , que tiene toda la presión. Al Betis, que por entidad de club la debería compartir, no le corresponde. Pero seguramente el vestuario la asumirá como propia. A partir de ahora tiene licencia para soñar con volver al territorio en el que, de manera inexcusable, el baloncesto sevillano debería estar: la ACB. El Betis empezó como un tiro, volcánico. Con instinto depredador . Como si tuviera mucha prisa por mostrar pronto sus credenciales y dejarle claro al Cáceres que la necesidad de ganar era únicamente verdiblanca. Polanco , en modo pistolero, se puso las botas. El 8-0 de salida lleva su firma exclusiva conjugando hiperactividad y acierto. Iluminado el caribeño, que exuda ambición, anotó 15 de los primeros 22 puntos de un Betis Baloncesto que voló en un primer cuarto exuberante con el que le pegó la primera dentellada al encuentro. La más importante. El Cáceres, descendido y huérfano de confianza, se cimbreó y crujió, pero aguantó el temporal y seguía de pie tras el primer cuarto (28-18). Había llovido mucho, pero no estaba calado y le quedaban treinta minutos para intentar recomponerse. Un triple de Sigismonti nada más arrancar el segundo recortó a siete (28-21), al tiempo que el Cáceres volvía a la defensa zonal para dificultar algo más las maniobras del Betis. Y lo consiguió hasta que la pelota llegó a manos de Polanco, una bomba. Tenía el dominicano un tubo conectado a la canasta. Su cuenta se elevaba ya a 18 unidades y que no anotase más hasta el intermedio explicaba en buena medida el bajón bético. A excepción del caribeño, el Betis perdió fluidez, pero tampoco el Cáceres aprovechaba ese ligero bache para llamar a la puerta. No le sonaba el despertador. Al exbético Dani Rodríguez los triples le hacían la corbata en un querer y no poder de los extremeños. Un equipo sin fe. Después de una buena defensa que forzó un tiro fallido de Joaquín, el Betis se llevó el rebote por puro deseo y el Cáceres le abrió expedito el carril central al uruguayo para dejar una bandeja. Alfombra verde, pase usted y anote. Coser y cantar para el Betis (35-21) , que dominaba el rebote y en el correcalles habitual de este tipo de partidos sin mucha disciplina también se desaplicaba. Savignani probaba por dentro con Dedovic, Almazán y Domènech, y también con otras configuraciones interiores. El partido admitía juegos de probeta . Almazán enchufaba su segundo triple y Joaquín Rodríguez, tras otra bandeja, ésta de mayor dificultad, hacía sonreír a Savignani en el tiempo muerto explicándole la jugada (42-26). El Cáceres lo fiaba todo al triple y al entreacto mandaba el Betis por once (42-31) tras un segundo parcial muy discreto. La sensación de superioridad de los verdiblancos no acaba de traducirse fielmente en el marcador, pero todo estaba bajo control. Como el Fuenlabrada ganaba también al descanso (35-30), toca subir varios puntos la intensidad, pero en lugar de eso el Betis empezó se durmió. Los cuatro primeros ataques del segundo periodo, al garete. Los verdiblancos, ante el evidente riesgo de colapso . Y el Cáceres, a seis (42-36). Un momento de dudas que se disiparon pronto. Savignani llamó al orden y seguro que elevó el tono de voz. De una antideportiva extremeña respiró el Betis, pero la canasta del rival había mutado de tamaño: de rueda de tractor a dedal. A duras penas anotaba, tan sólo desde el tiro libre. Y tampoco estaba fino desde ahí. Suerte para el Betis que el Cáceres lo imitaba en el error, fotocopiándolo. De una pérdida, Almazán ampliaba a doce la distancia de seguridad (48-36) mientras Joaquín Rodríguez, de tanto insistir cual martillo pilón, robó en primera línea y rubricaba un dos más uno (51-36). El Betis rompía el partido con triple de Hanzlik, puntos de Polanco y canastas del checo tras birlar la cartera a Hamilton (60-40) . De nuevo había activado la quinta marcha, y así, con pequeñas oleadas, se llevaba al Cáceres por delante. Kuksiks, por cierto, se retiró cojeando. Y ya se sabe que, con los recursos existentes, cualquier lesión es un drama para el Betis. Y más con un play off exigente en el horizonte. LEB Oro Ficha técnica Real Betis Baloncesto (28+14+18+20): Faggiano (2), Polanco (26), Joaquín Rodríguez (15), Almazán (9), DeBisschop (3) -quinteto inicial-; Pablo Marín (2), Hanzlik (10), Domènech (7), Dedovic (-), Berzins (3), Kuksiks (3), Fevry (-). Cáceres Patrimonio de la Humanidad (18+13+11+20): Dani Rodríguez (4), Nuga (6), Gantt (5), Bonilla (2), Hamilton (17) -quinteto inicial-; Atencia (-), Santi Caballero (2), Raitanen (9), García Casarrubios (-), Sigismonti (3), Balaban (9), Carreño (5). Árbitros: López Herrada, Lizana Moreno, García Crespo. Sin eliminados. Jornada 34ª de la LEB Oro. Palacio de los Deportes San Pablo. La señal inequívoca del partido sentenciado se desprendía del quinteto bético para el último parcial: Joaquín y Polanco , en el banquillo, reservados. Aunque no por mucho tiempo, tan imprescindibles son. Meritorios como Hanzlik y Domènech se apuntaban al festival del triple (66-47) en un Cáceres que volvía la receta primigenia. Al tiro de tres y la defensa en zona. Sin los dos tenores verdiblancos en la cancha, el Cáceres veía la luz y taladraba un parcial de 0-5 (66-52) que frenaba... quién si no, Joaquín Rodríguez. Por si quedaba alguna duda, Polanco, imperial, las disuadió todas con su quinto triple y sus 25 puntos. La distancia era ya insalvable para el Cáceres, rendido a su suerte. Joaquín amplió de nuevo a veinte (76-56) y cuando lo llamaron a la silla de cambios recibió la ovación del respetable antes de abrazarse con cada uno de sus compañeros del equipo y el cuerpo técnico. La velada estaba vista para sentencia desde hacía rato y el Betis, al fin, había desbloqueado la puerta del play off. Lo ha buscado con ahínco y ya lo tiene. En la capital de España lo espera el Movistar Estudiantes para protagonizar una batalla con indiscutible sabor a ACB. Y sólo puede quedar uno para la Final Four.

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