Puigdemont enfurecido: ahora quien manda es la prófuga
Sus gritos retumbaron en los salones del Palacio aquel 26 de octubre. Puigdemont optaba por convocar elecciones ante la amenaza de Rajoy de decretar el 155. "Enviarán al ejército, habrá violencia y sangre", pregonaba, desquiciado, una fábula apocalíptica que algunos se tragaron. Los berridos, insultos y hasta el llanto de Marta Rovira (Vic, 1977) se impusieron sobre el cacareo gallináceo de los diputados secesionistas. "No seáis cobardes, de elecciones, nada", le espetó tanto al balbuceante president como a un silente Junqueras. Abajo, en la Plaza de San Jaime, se escuchaban ya los gri ...