Oportunidades en una silla de tres
'Meri y Pepi más un chico al que no conocían pillaron la primera silla de ese soleado día de powder brutal, gracias a los veinte centímetros que habían caído esa noche. Las dos freeriders tenían por delante veinte minutos hasta la cima para hablar de todo lo que quisieran.
- Lo que no entiendo es por qué le has dejado - dijo Meri
- Porque no podía más. Se ha convertido en un muermo. Últimamente me he dado cuenta de que es muy parado, no tiene interés en hacer cosas nuevas o divertirse -contestó Pepi.
- Claro. ¿Lo habéis hablado?
- Sí, varias veces... pero no parecía importarle. Me decía que así es como él es y que no podía cambiar - soltó Pepi lacónicamente
- Bueno, al menos has intentado hablarlo con él... pero si no está dispuesto a cambiar, es comprensible que hayas tomado esa dec...'