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Faltan 18 días

Estamos a punto de celebrar las elecciones más grandes en México, donde están en juego más de 20 mil puestos de representación popular. Los más esperados son los que arrojarán al nuevo presidente, en este caso será una mujer por primera vez en la historia. También se elegirán nueve gubernaturas, incluida la del Jefe de Gobierno de la capital del país, y una renovación total del Congreso de la Unión: senadores y diputados federales.

Nada está decidido a pesar de que las encuestas han adquirido un papel cada vez más protagónico, pero al mismo tiempo lamentablemente y menos serio por la disparidad tan asombrosa entre sus resultados. Está quedando en evidencia, que muchas de ellas se han supeditado a quienes las compran, apartándose de ser un trabajo libre y profesional.

Sus inconsistencias y errores han anulado a diversas “casas encuestadoras” como un indicador serio a considerar. Vamos a ver quienes se salvan después del 2 de junio, pues las hay de todo tipo, quienes pronostican triunfos a los oficialistas y las hay quienes apuntan por la oposición, muchos de ellos con números estratosféricos, que lo único que buscan es marcar percepciones. Varias de ellas quedarán varadas y marcadas para siempre.

Están en juego dos de los poderes centrales, el Ejecutivo y el Legislativo, en un país al que le urgen cambios fundamentales en áreas donde los problemas se han agudizado como el de la inseguridad y violencia, sistema de salud, educación de calidad, desigualdad, y muchos otros más.

Faltan dos domingos antes del 2 de junio, donde más de 98 millones de mexicanas y mexicanos están invitados a votar y aún están por vivirse varios eventos importantes: el último debate presidencial el próximo domingo 19 de mayo donde se hablará de uno de los puntos débiles del actual gobierno, la violencia en México; y ese mismo día la marcha rosa o la autodenominada “Defendamos la República” en diversas ciudades del país en apoyo abierto a Xóchitl Gálvez, lo cual ha desatado el enojo y rechazo del oficialismo. Nuevamente, se ha cercado Palacio Nacional con vallas metálicas y quedará vacía el asta bandera del Zócalo.

Esa manifestación rosa, que anteriormente se había presentado como apartidista, ya ha abarrotado las principales plazas del país en defensa de la democracia mexicana. La peculiaridad del próximo domingo, es que por primera vez, y de manera abierta, abrazará a la candidata del PAN, PRI y PRD, Xóchitl Gálvez, quien busca a como de lugar momentos que rompan a su favor la inercia sin clímax de las campañas.

También los partidos políticos participarán abiertamente por primera vez en estas marchas rosas. En este contexto, inevitablemente impactará en las tendencias reales del voto, sobre todo en ese sector determinante de indecisos. Sin lugar a duda, volverán a participar mayoritariamente las clases medias y altas.

Pero además del impacto que tenga esta marcha en la elección presidencial, tendrá impacto en las diversas entidades del país que estarán en juego gubernaturas. La que más llamará la atención es lo que suceda en la Ciudad de México, un bastión que la izquierda ha controlado por 27 años y que ya perdió en 2021 por primera vez. Falta ver si el 2 de junio, se repite el voto mayoritario de la oposición y en esta ocasión, no solo gana la mayoría de las alcaldías, sino que imponen a un nuevo jefe de Gobierno de oposición.

Esto quiere decir, que aunque falten 18 días para que sean las elecciones, aún habrá elementos sustanciales para que los indefinidos premien a quienes consideran mejor candidata o candidato, entre ellos los cierres de campaña. Las diversas elecciones están en el aire y en varios lugares los resultados serán cerrados, ya que hay una ciudadanía enconada y expectante, y muchos de ellos aun sin decidir su voto. De la masiva participación dependen casi todas las alianzas y fuerzas políticas. Sin un copioso voto no solo se debilitan ellos, sino también la democracia mexicana.

Hay de triunfos a triunfos. Si alguien espera que una de las candidatas obtenga 30 millones de votos, como los obtuvo López Obrador en 2018, lo más probable es que se quede con las ganas. Las circunstancias políticas actuales son muy distintas a las de hace 6 años, porque, aunque siga siendo elevada la aprobación de AMLO, también es un hecho que en México se viven una serie de problemas que se han agravado. Por ello, en época electoral, muchas veces la gente busca cambios.

Otro aspecto importante, para considerar, es la constante expansión de los cárteles de la droga, quienes tendrán un papel activo y definitorio en varios estados y municipios. En muchos de ellos gobiernan de facto o deciden junto a ediles y candidatos. Su dinero y amenaza ha cobrado relevancia sustancial para la obtención de triunfos. Esto suma a que aún sean impredecibles los resultados.

No hay plazo que no se venza y estamos a punto de vivir una elección singular, fundamental y relevante para el futuro de México. Por lo pronto, ahí estaremos.

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