El Cerro despierta al alba para partir hacia la Virgen del Rocío

El centenario barrio del Cerro del Águila ha partido un año más, van casi cuarenta como hermandad filial, hacia la aldea del Rocío para postrarse ante la Blanca Paloma desde la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, santo y seña de esta feligresía. La corporación, con el fin atraer devotos y enseñar la hermandad, ha estado en los días previos a la salida mostrando a los colegios el barrio el simpecado representativo de la Virgen del Rocío en el Cerro del Águila, una pintura de José Arévalo Zurita y una pieza de Francisco Carrera Iglesias 'Paquili'. A las nueve y cuarto de la mañana el simpecado era entronizado en la carreta. Había emoción, sonaron los vivas a la Virgen. El Cerro partió la aldea cruzando la ronda del Tamarguillo para ir en busca del colegio del Matadero, uno de los momentos más emotivos de esta salida. Los niños interrumpieron sus clases por unos minutos para realizar sus oraciones cantadas a la patrona de Almonte. La comitiva, seguidamente, continuaba buscando salir de la ciudad por la avenida alcalde Juan Fernández, cruzar por Felipe II, pasando justo al lado donde Sevilla Sur ultima su salida , dos hermandades que fueron filiales el mismo año. Cruzó el Parque de María Luisa por la plaza de América, una de las zonas más emblemáticas de Sevilla, con ese vuelo de las palomas antes de tomar por la avenida de Palmera que ofreció una estampa que ningún peregrino quiso dejar de inmortalizar. El simpecado del Rocío del Cerro del Águila Juan José úbeda Antes de abandonar la ciudad por el Real de la Feria, el simpecado visitó el hospital de Fátima y se adentró en la Comandancia de Marina. Los peregrinos no cesaron de cantar en todo momento, evocando momentos que van a vivir como el paso del Vado del Quema, la presentación en Villamanrique, la misa de las hermandades y la procesión de la Virgen del Rocío antes del regreso triunfal al Cerro del Águila.