Un concierto especial y 'absoluto'
TEMPORADA 2023-24. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla 10º ABONO CICLO GRAN SINFÓNICO Programa: 'Primavera Absoluta'. Obras de Almendral, Mozart y Prokofiev. Intérpretes: José Luis Fernández Sánchez (clarinete). Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Dirección: Marc Soustrot. Lugar: Teatro de la Maestranza- Fecha: 17/05/2024 4 Nos presentaba la ROSS un programa bastante especial, ya que el ' estreno absoluto ' casi habitual en esta ocasión estaba a cargo de una compositora madrileña afincada en Sevilla, profesora en el Conservatorio y en la Escuela Superior de Arte Dramático, además de ser colaboradora en el Teatro de la Maestranza en sus dieciséis años como encargada de los subtítulos de las óperas representadas. La obra, sinceramente, empezaba como tantas con diferentes 'glissandi', o sonidos parecidos a los palos de lluvia, percusión contundente… y cuando ya pensamos que la cosa seguiría por los derroteros más que conocidos, aparece la cuerda al unísono en principio sobre una sola nota , y luego poco a poco surgen otras, tratadas con profundidad, dejando frases musicales de gran expresividad, detenidas bruscamente como si un aparato hubiese dejado de funcionar. Pero se fue dejando ver una percusión regular a la que la cuerda le coloca acentuaciones irregulares , aunque muy penetrantes. De pronto todo adquiere una textura acórdica muy impetuosa, hilvanándose de una manera yuxtapuesta, hasta terminar en una especie de vals… Del caos a la primavera floreciente: no la dejarán entrar por esto en la asociación de compositores sesudos de la nada. Y el planteamiento daría además para un cuadro evolutivo de ballet. La segunda pieza comprendía una carga más dramática ya que la obra programada inicialmente, el ' Concierto para dos clarinetes y orquesta nº 2' en Mib mayor de Franz Krommer , tuvo que ser cancelado por el fallecimiento de Piotr Szymyslik , solista de la sección en la ROSS y uno de los dos clarinetes que requería la obra. Así que su alumno, José Luis Fernández Sánchez , también miembro de la orquesta decidió sustituir esta pieza por el ' Concierto para clarinete y orquesta' en La mayor KV 622 de Mozart que, por cierto, hace muchísimos años que no se interpretaba. Todo un homenaje a su maestro. Lo primero que llama la atención es el sonido elegido para plantear el concierto, bastante distinto a la mayoría de las versiones del mercado. Para el primer movimiento eligió un sonido suave, delicado, pero con una articulación muy clara : acaso fuese el más proclive a la dedicatoria del maestro. Su sonido no es corriente por ese halo refinado y etéreo con que afrontó el movimiento; y, sin embargo, cuando emitía esos saltos gigantescos, tan mozartianos, parecía que escuchábamos dos instrumentos que se contestaban uno a otro . Llama la atención la disposición en escorzo, como mirando hacia otro lado del director, e incluso al final decidió él mismo dar la entrada a los compañeros. Para el segundo movimiento optó por un ' Adagio ' más presente; lírico, expresivo, pero con más carácter, chocando aún más con el tema central, aunque cuando vuelve de nuevo al primero ya es directamente un canto celestial. Hay que decir que, tanto en este tiempo como en el anterior, por mucho que él apianara la orquesta lo hacía más y que en ningún momento llegó a eclipsarlo. Con estos mimbres ya podíamos pensar que cuando inició el tercer movimiento con una disposición enérgica , rompedora, la orquesta lo imitó, pero tampoco llegó a opacarlo, gracias a lo cual pudimos disfrutar de un fraseo elegante, rico en matices e intencionalidad en su avance. marina casanova Vaya nuestra despedida más afectuosa al maestro polaco y agradecimiento por sus 31 años de dedicación a nuestra orquesta. Es de suponer que haber sacado alumnos como Fernández Sánchez añade un plus a su satisfacción personal, un pupilo, por cierto, visiblemente emocionado. Una última dedicatoria: Félix Romero y Miguel Domínguez , compañeros también de Szymyslik, se sumaron a interpretar entre los tres el último movimiento del citado concierto de Krommer (el paso de dos clarinetes a tres se debe a un arreglo del propio Fernández). A la orquesta es difícil pedirle más de lo que hemos comentado . Estaba claro que la ' Quinta' de Prokofiev absorbería todas las energías orquestales, y todos los músicos (al menos los más veteranos) se la 'sabían'. Se le podía haber pedido más nitidez, mayor interacción con el solista y nervio, pero lo hubiera sufrido el temible reto prokofiesco. Porque es una sinfonía enormemente compleja, de fondo y forma. Es seguramente la más conocida de sus siete sinfonías, y a pesar de todo no se explica que pudiese ser compuesta en un mes (la partitura para piano), con una gran riqueza temática , que había que desarrollar y engarzar. Seguramente el primer movimiento es el más arduo, porque hay que distinguir las ideas de los elementos funcionales , o sobresalir los que van mutando o los que se solapan, sobre una variedad de ritmos que es verdad que enriquecen, pero que no proporcionan la direccionalidad de los demás. Incluso de sobresalir esas citas mahlerianas, que a Soustrot no se le iban a escapar. Todavía los violines fueron copando el protagonismo, pero también el interés -a las órdenes de Farré - junto a unos chelos que desarrollaron una estupenda labor. El segundo movimiento, ' Allegro marcato ', inició su despegue, pero también la intervención de las flautas, clarinetes, trompetas, percusión y los metales en general. Al final del mismo, Soustrot consiguió un balanceo rítmico muy atractivo, signo de que la unidad en la diversidad era posible. En el tercer tiempo sobresalió el choque entre una cuerda muy aguda y otra muy grave -de violines I a contrabajos, terminando en un impresionante 'crescendo' orquestal. El cuarto desborda una cierta alegría, presentando una especie de corales confiados a distintas secciones orquestales, con una formación exultante.