La muerte no es el final... de las innovaciones
Nada más acceder al recinto de Expourense, un ponente pregunta a otro por la cantidad de líquido embalsamador que inyecta en un cadáver y anima a participar a quienes escuchan y toman notas. La charla, sobre procesos tanatológicos, no es para todos los estómagos. Salvo los de quienes trabajan en el sector y han acudido a San Cibrao das Viñas a la 12ª edición de Funergal, feria internacional de productos y servicios funerarios. Al profano le viene bien para mejorar en algo que enfatizan los profesionales: la necesidad de normalizar la muerte. Claro que llega tan perdido que piensa que en un campo como este ya debe de estar todo inventado. Y nada más lejos de la realidad. Un paseo por el medio centenar de stands de la feria –que echa hoy el cierre, después de inaugurarse el jueves– sirve para descubrir que ya hay velaciones virtuales, que existen hornos crematorios que funcionan con hidrógeno, que se personalizan ataúdes y que el trabajo pesado en los cementerios lo pueden solventar camiones manejados por control remoto. El sector, «durante muchos años, estuvo muy estancado», explica 'Pesi', director comercial de Gesmemori, que ha contribuido a modernizarlo con su software de gestión de empresas funerarias. A su lado, Carlos Jiménez, CEO de Tellmebye, compañía que lleva a gala haber «revolucionado» algo tan arraigado como el libro de condolencias en papel con su versión digital, 'Memorial Wall', registrada y patentada a nivel mundial. Fotografías, vídeos y textos que se van mostrando en una pantalla a modo de homenaje. Interacciones que una persona que no está en disposición de acudir al velatorio puede recibir en tiempo real en un dispositivo, como los marcos de fotos digitales. Con la ventaja añadida de que este contenido «se va a perpetuar en el tiempo», al existir en la red. Los nietos, ponen el ejemplo, pueden escanear un QR «y ver quién manda la foto más guay con el abuelo». Y esto entronca con lo que Jiménez «aprendió» en Latinoamérica: «no ocultar» la muerte, especialmente a los niños. Está seguro de que en unos años se verá como algo normal que se instale una carpa y allí se vayan proyectando los mensajes de despedida al ser querido, en lugar del formato convencional, más triste. Eso sí, asumen ambos que el actual es un momento de «transición», y que lo digital ha de convivir con lo tradicional. Pensando en la gente mayor, lo comparan con la banca electrónica. Esto, del lado de quienes se quedan. Del lado de quienes se van, ponen el acento en el «legado». Su sistema permite guardar mensajes con instrucciones para familia y amigos. Las últimas voluntades. Así, de hecho, nació Tellmebye: por una amiga de su CEO, a la que un médico dio 8 años de vida. Es, además, la mejor forma de evitar problemas: si quiero ataúd o cremación, dónde quiero que se depositen mis cenizas. Se planifican los viajes, pero no el «último », y esto es «egoísta», critican. En 2024 toca cambiar el chip. ¿Cuántos lectores se habrán parado a pensar que si no dejan a nadie sus activos digitales, como los bitcoins, estos desaparecen? «Cambiar la visión» En Ecuador todavía se afrontan las exequias como en Galicia. De hecho, la empresa Vidanova está trabajando para importar la visión más festiva y menos marcada por el «miedo» de Méjico. Emplean a gente joven que busca «cambiar la visión» de sus paisanos –explica Gabriel Suárez, gerente comercial–, a quienes ofrecen sus servicios para repatriaciones. Uno de los problemas típicos, comparte, es que al ecuatoriano tampoco le gusta prepararse para el trance de gestionar un fallecimiento. A unos metros, un montaje con muñecos permite visualizar, a pequeña escala, lo que es capaz de hacer uno de los camiones de Minitrucks Robotics en un cementerio. Hélène Rougert (marketing digital y ventas) revela que buscan distribuidores para España y Portugal, tras arrancar en Francia a finales del año pasado. Cuenta cómo simplemente con un 'joystick' se pueden manejar sus vehículos, capaces de transportar más de 1,5 toneladas y excavar en lugares estrechos. Cree que su producto tiene potencial para captar interés aquí. Con uno de esos minicamiones podría acondicionarse un cementerio y depositar uno de los féretros de Ataúdes Gallego. Medio siglo en el negocio, segunda generación (los hermanos Víctor, Eduardo y Manuel). Desde Piñor, la meca de los ataúdes, han traído dos modelos novedosos: uno que se inspira en el Camino de Santiago y otro que evoca las Cíes. Enterrar, y más por motivos religiosos, sigue siendo la opción predilecta, especialmente en áreas no urbanas. Pero las cremaciones aumentan. La zaragozana Kalfrisa es pionera en la presentación de un horno que funciona con hidrógeno. La idea no es otra que evitar el CO2 que emiten los modelos que trabajan con combustibles fósiles. El problema: todavía hay camino por recorrer hasta disponer del denominado 'hidrógeno verde'. Utilizar el 'gris' no cambiaría nada. En la empresa aragonesa, en todo caso, han «apostado por desarrollar ya la tecnología, estar preparados para cuando sea una realidad» ese hidrógeno limpio y accesible, detalla Íber Almárcegui, comercial. Noticias Relacionadas estandar No Sólo el humo ambiental del tabaco mató a casi 5.000 españoles en cinco años J. Hierro estandar No Rueda llama a trabajar «entre todos y contra nadie» para hacer «resurgir» el gallego Pablo Baamonde Los servicios funerarios se proyectan hacia el futuro. Sin embargo, no todo son novedades en Funergal. No faltan clásicos como lápidas y urnas, por más que aquí también haya espacio para la creatividad. Aunque, seguramente, el visitante no encuentra nada más tradicional que el jamón que se corta al momento, o los pinchos variados regados con vino o cerveza. Porque lo que funciona, mejor no cambiarlo.