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Jóvenes que llegan a la ‘U’ también arrastran dificultades para socializar, dice investigador de la UNA

El bajo nivel educativo con el que llegan los estudiantes de primer ingreso a las universidades es un tema de enorme preocupación, pero no es el único problema. Pablo Chaverri Chaves,del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (Cide-UNA), advirtió de que los graduados de colegio también presentan una afectación importante en el desarrollo y madurez socioafectivos.

Esas características están asociadas, sin duda, a las experiencias durante la pandemia de covid-19, cuando las aulas quedaron vacías y los estudiantes dejaron de convivir con sus compañeros debido a las clases a distancia y las limitaciones de movilidad que se establecieron.

Para el académico, cuando se habla de la emergencia sanitaria y los perjuicios que causó a nivel educativo, generalmente el énfasis se centra en los ámbitos de los aprendizajes y contenidos vistos, pero se olvida algo “tanto o más importante, que es la madurez socioafectiva, que se adquiere en gran medida con la interacción con otras personas de la misma edad”.

“Tengo la impresión de que es posible que estas nuevas generaciones que están entrando a la educación universitaria ahora, al verse afectadas fuertemente por la suspensión de sus interacciones personales cara a cara con sus pares en centros educativos, hayan experimentado una afectación importante en su desarrollo y su madurez”, afirmó Chaverri en entrevista con La Nación.

Hay investigaciones, dijo, que señalan que las personas necesitamos interactuar con otras “en vivo y en directo” para adquirir y desarrollar habilidades sociocognitivas.

Por ello, sugirió que en la comprensión del desempeño académico basado en habilidades intelectuales y cognitivas, no se deje de lado la importancia fundamental durante la etapa de la niñez y la adolescencia del desarrollo de la madurez socioafectiva

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El investigador recordó que durante la emergencia sanitaria y el confinamiento, los alumnos de educación secundaria estuvieron privados por dos años o más de las interacciones sociales fundamentales para construir su identidad, autoestima, manejo de emociones, toma de decisiones y negociación, así como la resolución de conflictos y confrontación de situaciones difíciles.

Actualmente, la reputación, su imagen y la percepción que tienen los demás de ellos se convierten en aspectos esenciales para las personas jóvenes, señaló Chaverri.

Añadió que cuando se le pregunta a un adolescente qué es lo más importante entre sus calificaciones o vida social, el segundo aspecto toma mayor relevancia. De ahí, la necesidad de prestar atención en este ámbito, que va más allá de lo académico.

Por eso, indicó, si los jóvenes no están estables a nivel socioafectivo, les va a costar prestar atención durante el aprendizaje.

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El caso del peluche

El académico de la UNA habló de lo que ya ha experimentado en los salones de clases. Compartió que hace un tiempo, mientras impartía el curso de Desarrollo cognitivo, se topó con una escena desconcertante cuando dejó de escribir en la pizarra: delante de él estaban dos universitarias de primer año peleándose por un peluche.

“Yo me quedé asombrado y le pregunté a las muchachas qué es lo que estaba pasando y se reían como chiquitas prácticamente. Pensé: ‘qué cosa más curiosa’”, contó.

Después de ver la escena, Chaverri se preguntó a sí mismo hasta qué punto las personas que se vieron privadas de tener, cara a cara, estas negociaciones o conflictos que la mayoría vivió en otros contextos, provocan que ahora los lleven a espacios que no corresponden.

“Al no haber tenido los espacios, entonces los llevaban a un espacio inapropiado porque no habían tenido las suficientes oportunidades antes para aprender y desarrollar esas negociaciones donde corresponde que es en el espacio de interacción de pares a través de su adolescencia y su niñez”, aseguró.

El profesor e investigador manifestó tener la impresión de que las nuevas generaciones han tenido déficits importantes en estas oportunidades de desarrollo y es posible que eso esté impactando en sus posibilidades de rendir como se espera en la educación superior.

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