Biblioteca Nacional, una inversión tangible a futuro
La inautenticidad en el presente de lo propio, de quienes nos constituimos como sociedad, cultura, nación, impactará en el futuro, indiscutiblemente. Porque resistirse a invertir en él, cuando lo inmediato se vuelve urgente, anular el provenir, todo aquello que será palpable y evidenciable dentro de, tal vez, 200 años. Si miramos el ombligo, atendiendo sólo lo presente, no podemos construir un legado para las generaciones venideras. El aislamiento del mañana es una condena al fracaso del futuro.
Si se entiende como urgente reducir el presupuesto y destino de las obras cinematográficas, veremos el camino del cine nacional condenado a muerte. No existe en Argentina una ley que establezca el depósito legal, empero la Ley 11.723 establece el régimen nacional de propiedad intelectual. Un fantasma que se hace presente, pero no cumple con las recomendaciones de organizaciones internacionales, tales como la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), la IFLA (Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas) y la ICA (Consejo Internacional de Archivos), que promueven estándares y mejores prácticas en el ámbito del depósito legal, así como en la preservación del patrimonio documental a nivel global.
¿Cuánto perdemos como país cuando no invertimos en depósito legal? ¿A dónde irán a parar todas aquellas obras que implicaron inversiones, constituyéndose en reflejo de la cultura y sociedad?
En Argentina, una vez finalizadas las películas, se entregan las llamadas copias A al INCAA, terminando así el trámite para los productores. Lo que estuvo en su momento desarrollado y actualmente se encuentra demorado es la Cinemateca Argentina, sitio para guardar y preservar, además de las copias A, copias de todas las películas argentinas que protegería la Cinemateca Argentina. Aún falta la conformación de un comité directivo para la cinemateca, una vez confirmado el lugar físico para almacenar dichas películas se podrá comenzar a hacer copias en los formatos necesarios de todas las películas argentinas. Cabe destacar que Argentina nunca ha tenido una cinemateca oficialmente establecida. Actualmente, algunas películas están en resguardo del Museo del Cine y otras en manos de coleccionistas.
¿Por qué enredarse en sitios como cinematecas cuando el país cuenta con lugares emblemáticos de referencia como la Biblioteca Nacional Mariano Moreno? Si la Biblioteca Nacional contara con el apoyo de una ley, específicamente una ley de depósito legal, no habría que hacer recorridos innecesarios para preservar cualquier obra que necesaria y constitutiva del patrimonio nacional. Si nos faltan obras, le quitamos un capítulo a la historia de nuestro país, con todo lo que ello representa.
En Argentina, a pesar de diversos intentos, el proyecto de ley para establecer el depósito legal nunca ha sido aprobado, lo que resulta en la ausencia de obligaciones, sanciones y, en última instancia, el incumplimiento del depósito legal en el país.
Para una biblioteca nacional la ley de depósito legal, es de gran importancia y valor; las publicaciones conforman el patrimonio nacional sobre el cual se soportan las obras venideras de generaciones futuras. Así, quienes forman parte de la sociedad pueden apreciar, investigar, vislumbrar y desmenuzar los acontecimientos desarrollados en múltiples áreas -ya sean obras de ficción, investigación, artísticas, de colección, etc.-, en un tiempo determinado, salvaguardando la identidad nacional, cultural, social, económica y científica de un país.
Si bien las obras se preservan para el porvenir, también tienen fundamento en el presente. Cada persona puede acceder no sólo al pasado, consultando las publicaciones nacionales anteriores a la época, sino también adentrándose al material actualizado que quisiera consultar para el enriquecimiento personal, desarrollo laboral, profesional, de investigación u ocio.
En una biblioteca nacional, la recolección, organización, catalogación, preservación y difusión de las publicaciones, así como su abundancia y variedad, promociona la diversidad cultural del país. Esta tarea es muy valiosa, pues constituye una garantía para diferentes panoramas y expresiones culturales, elemental para la conformación tangible de un vasto patrimonio nacional.
Que una biblioteca nacional reúna las publicaciones nacionales, además de fortalecer y preservar la identidad de una nación a través del acceso a la información, vela por derechos humanos fundamentales: La capacidad de buscar, recibir y difundir información es primordial para el ejercicio de ellos, tales como la libertad de expresión, la libertad de prensa, el derecho a la educación y el derecho a participar en la vida cultural y política en una sociedad.
La mediocridad de reducir el futuro debe ser remplazada por la inversión a la posteridad, con leyes que acompañen, presupuestos dignos, cuidando y valorando los recursos humanos. Y sobre todo: fortalecer el potencial real, consolidarlo como el caso de nuestra Biblioteca Nacional Mariano Moreno, emblema que debemos custodiar y extender a través del tiempo, para nosotros y las generaciones venideras. Esa es una causa noble y de inversión que debemos velar y defender. Tal vez esto sea lo que hoy podemos y debemos hacer.