La bola se mueve por los extremos
Después de una temporada que reservó sus mayores emociones para el epílogo, con varios equipos rifándose el último cupo a playoff, este jueves comienza la postemporada con par de duelos que tienen historia en estas instancias.
Antes de repasar los archivos del inquieto estadístico Benigno Daquinta, dediquemos unas líneas de elogio para Guantánamo, que a mi juicio merece el premio a equipo revelación del año.
Después de seis años en la retaguardia, la mitad de ellos ocupando el sótano entre los 16 elencos, los Indios estuvieron a un éxito de clasificarse a postemporada, lo cual no ocurre desde la Serie 50 (2010-2011), cuando cayeron en cuartos de final ante Granma por 4-3.
También Villa Clara mostró signos de recuperación en la fase final del calendario regular, pero no le alcanzó para volver a los playoffs, fase donde eran tradicionales protagonistas hasta el torneo 58 (2018-2019). Entonces se colgaron la plata tras ceder en la final ante Las Tunas por 4-1. Ahora su nómina no auguraba muchas esperanzas, pero se batieron fuerte con más corazón que bate.
Seis de los ocho clasificados el año pasado repiten esta vez y regresan dos multicampeones, Pinar del Río y Granma, considerados por muchos como los de más herramientas para chocar en el playoff por el cetro. Sin embargo, para llegar allí, cada uno tendrá que tumbar a par de rivales todavía.
Los Vegueros, diez veces monarcas nacionales entre los títulos con ese nombre y el de Pinar del Río, lideraron la tabla de posiciones, únicos que ganaron 50 partidos y además se impusieron en las 15 subseries celebradas.
Para nadie es un secreto que cuentan con la mayor cantidad de papeletas en los pronósticos contra Sancti Spíritus, en un duelo que arrancará a partir de las dos de la tarde de este jueves en el Capitán San Luis.
En la ronda preliminar los Vegueros se impusieron por 3-2 y tendrán que cuidarse del buen estado emocional de los Gallos, quienes se apropiaron del octavo pasaje con un sprint electrizante de victorias en el segmento final.
Históricamente, estos elencos se enfrentaron dos veces en semifinal y cuatro, las últimas, en la ronda de los mejores ocho. Los espirituanos se impusieron en la semifinal de 2002 (serie 41) por 4-2 y cayeron en igual instancia en la justa 47 (2007-2008) en siete juegos.
Luego los pinareños vencieron en cuartos de final de las campañas 48 (2008-2009) por 4-1, 50 (2010-2011) con saldo de 4-2 y en la 60 (2020-2021) por blanqueada de 3-0, mientras los Gallos salieron victoriosos en esa misma fase del torneo 61 (2022) por 4-3.
En total, los del occidente suman 20 triunfos en juegos de postemporada, por 14 la escuadra del centro de la Isla.
Clásico adelantado
Considerado el clásico de clásicos en el béisbol cubano, el duelo entre Leones y Avispas, alojados en los puestos cuatro y cinco del ordenamiento en el actual certamen, resulta inédito en cuartos de final.
Ambos saldrán a la grama del parque Guillermón Moncada, a partir de las 6:30 de la noche, con el antecedente de que los anfitriones ganaron la subserie este año por 3-2.
Suman 32 partidos entre ellos en postemporada, con ventaja casi mínima de Industriales (17-15), desde la serie 25 (1985-1986), cuando rivalizaron por primera vez en instancias posteriores a la etapa preliminar.
En ese campeonato los llamados Azules de la capital ganaron los dos juegos efectuados en la ronda de todos contra todos de postemporada para definir el campeón.
Aplicado igual sistema de Round Robin entre los clasificados, ambos elencos terminaron con un éxito por bando en las series nacionales 26 (1986-1987) y 28 (1988-1989).
Después protagonizaron tres finales. En el campeonato 38 (1998-1999) ganaron los santiagueros por 4-3, los Leones tomaron desquite en la discusión del título de la campaña 45 (2005-2006) con saldo de 4-2, mientras las Avispas dominaron el pareo por el cetro del torneo siguiente en seis juegos (4-2).
Ambos conjuntos chocaron en la pasada edición en la fase semifinal, única vez que se cruzaron en esa instancia, con victoria de Industriales por 4-3.
Aquí hay más paridad a la hora de emitir un veredicto. Obligado a tomar partido para ser consecuente con mi oficio en estos trances previos al arranque de los playoffs, doy mi voto a las Avispas.
Pero una cosa cuentan las teclas sobre la pantalla en blanco y otra, muy diferente, casi siempre, es la historia escrita en el terreno. ¿Cuatro, cinco, seis o siete juegos? En ambos playoffs dejo a usted, amigo lector, ese vaticinio «malabaresco».