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Las dos batallas clave de los Tercios españoles, núcleo de un nuevo congreso internacional

Abc.es 
Fueron dos hechos que cambiaron la historia del Imperio español ; ese en el que acabaría por no ponerse el sol. El 24 de febrero de 1525 arrancó la era del arcabuz rojigualdo tras aplastar a los gendarmes galos en la batalla de Pavía; y, apenas un siglo después, el 5 de junio de 1625, Ambrosio Spínola rindió la inexpugnable ciudad de Breda con sus Tercios. Tan determinantes fueron las contiendas, que los autores de la época las representaron en sendos óleos. Aunque el más conocido fue el que Diego Velázquez alumbró por encargo: aquel que todos conocemos como 'Las lanzas'. Los aniversarios redondos siempre se rememoran. Por ello, para poner el acento en la llegada de estas fechas inolvidables para el Imperio español –el año que viene se celebrarán cuatrocientos y quinientos años de ellos–, el grupo Proyecto Europa ha anunciado y convocado el congreso internacional 'De Pavía a Breda (1525-1625). Diplomacia, guerra y fe en una Europa en expansión'. Cuatro días –del 24 al 27 de febrero de 2025– de conferencias y mesas redondas que traerán hasta la capital a los mejores y más bregados historiadores especializados en los Tercios, pero también a expertos más jóvenes con ideas que se prometen rompedoras. Proyecto Europa está formado por más de veinte historiadores internacionales que, según ha desvelado su dirección a ABC, han unido esfuerzos para dar a conocer estos sucesos, pero también «los siglos XVI y XVII en su conjunto». A su vez, han señalado que «no se trata de un congreso únicamente militar, sino que también se valorará el mundo cultural y social de este tiempo, las relaciones diplomáticas entre los diferentes espacios o los avatares religiosos producidos en una Europa en constante cambio». Un crisol de temas que, suscriben, era hora de poner sobre la mesa desde una perspectiva más europea. El congreso se celebrará en la Universidad Carlos III y contará con varios paneles de expertos. El 24 de febrero, para aprovechar el aniversario de la contienda de Pavía, los participantes se centrarán en la batalla: desde sus antecedentes, hasta su contexto y la forma concreta en la que se desarrolló. Al día siguiente, martes, se abordarán nuevos prismas de la historia del siglo XVI, temática que continuará el miércoles, aunque en relación al siglo XVII. La guinda del pastel la pondrán los historiadores que, el 27, analizarán el sitio de Breda y sus repercusiones internacionales. Entre la treintena de expertos que participarán en el congreso se hallan historiadores de renombre como Enrique Martínez Ruiz, Magdalena de Pazzis Pi Corrales, René Quatrefages, Davide Maffi , Friedrich Edelmayer, Carlos Belloso o Antonio José Rodríguez Hernández. «Este proyecto ha sido posible gracias a la colaboración y el patrocinio de instituciones como Tritoma Gestión Cultural, la Editorial Desperta Ferro, la Editorial Edaf, la Universidad Carlos III, la Embajada de Hungría, la Embajada de Italia o la Asociación 31 Enero Tercios », explican. En palabras del historiador Juan Víctor Carboneras, uno de los organizadores, mediante el Proyecto Europa y este congreso se pretende unir a los mayores expertos del Viejo Continente para luchar juntos por un objetivo común. Francia, Italia, Inglaterra, Holanda, España... «En lo práctico buscamos realizar múltiples actividades que no estén circunscritas solo al ámbito académico. Queremos dar a conocer a Europa como entidad vertebradora de una serie de ámbitos políticos, militares, diplomáticos, religiosos... No estamos solo enfocados a la historia militar; buscamos entender la historia como un ente global», completa. La batalla de Pavía fue un punto y seguido en la historia de aquella España en ciernes. El 24 de febrero de 1525 la gloriosa caballería gala, formada por los letales gendarmes, se tuvo que tragar toda su flor y su nata cuando arremetió de forma fallida contra las tropas imperiales de Carlos V. Hasta entonces, la leyenda decía que la carga de esos jinetes era imparable. Pero aquella jornada hubo un yunque que les detuvo en seco: los arcabuceros españoles que, una y otra vez, descargaron sobre ellos varias lluvias de proyectiles. La humillación fue completa para 'la France'. Ya no solo porque la élite de su ejército fue arrasada, sino porque su rey, el mismísimo Francisco I , fue apresado y llevado después a Madrid. Esas sucesivas descargas de arcabucería demostraron a Europa que la era de la caballería pesada había llegado a su fin. Hicieron palpable que los tiempos del carro de combate acorazado –los jinetes hasta las cejas de armadura– habían terminado y que, a partir de entonces, la pólvora y la infantería tomarían el relevo. Aquellos primigenios Tercios españoles dieron, en definitiva, una lección completa a los pomposos gendarmes y a su no menos altivo rey, quien recibió el castigo de caer preso por creer imposible que unos infantes desharrapados pudieran detener a sus jinetes. «La batalla de Pavía de 1525 fue trascendental para el desarrollo político italiano. Sirvió para consolidar la presencia española en el norte, afianzando la dominación de Milán. Además, con la derrota francesa, las armas hispanas encontraron una manera de consolidar su presencia en todo el territorio italiano, aspecto que no solo se circunscribió a todo el siglo XVI, sino que se prolongaría hasta siglos después», explica Carboneras a ABC. Y suscribe que la captura del rey de Francia fue, desde el punto de vista propagandístico, una definición de la superioridad española frente a Francia. Aunque cree que «su prisión en España no supuso grandes cambios y las cláusulas firmadas en el Tratado de Madrid acabaron por no cumplirse». La rendición de Breda tras trece meses de asedio fue la otra gran batalla que cambió la historia de España. Para hallar el origen de la contienda hay que retrotraerse hasta 1621, cuando expiró la Tregua de los Doce Años entre la Monarquía Hispánica y las Provincias Unidas y, como era de esperar, se reanudó la llamada Guerra de los Treinta Años. Según explica el historiador Àlex Claramunt Soto, Spínola obtuvo varias victorias sobre sus enemigos entre 1622 y 1624. Aunque fue ese último año cuando decidió sitiar Breda para impedir la navegación holandesa por el delta del Mosa. Breda, explica el experto en su dossier sobre el tema para '1898 Miniaturas', era por entonces una de las plazas mejor defendidas de Europa. Y no solo por la ingente cantidad de soldados que había en su interior, unos 7.000, sino porque contaba con víveres para un año y con la defensa natural que le ofrecía el río Merck. «Este podía desbordarse con facilidad para inundar la campiña», completa. Al frente de la urbe, Justino de Nassau planteó una resistencia a ultranza trufadas con varias salidas para obtener víveres y cerrar el cerco. Pero no sirvió de nada. Poco después del medio año, el hambre comenzó a hacer mella y las derrotas se hicieron más recurrentes. Así, el 1 de junio, cuando más de cinco millares de personas habían muerto de hambre, se establecieron las negociaciones para la rendición. «El final del sitio de Breda fue el inicio de una fuerte propaganda y la demostración de la importancia que tuvo Ambrosio de Spinola en un momento crucial de la guerra en Flandes , puerta de su final», explica Carboneras. En sus palabras, el ejército logró rendir «una plaza inexpugnable después de años de sacrificio», aunque no niega que, «desde el punto de vista práctico, la lucha no alteró el orden en la región, ni aseguró el territorio para los intereses de la corona española». «Calderón de la Barca o Velázquez son solo algunos nombres de autores que tuvieron en el sitio de Breda un foco de atracción. El hecho es un ejemplo simbólico del duro esfuerzo de los hombres y medios que la corona depositó en Flandes», completa el experto.

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