Las exmonjas de Belorado se atrincheran en el convento: "No reconocemos autoridad alguna"
Las exmonjas cismáticas de Belorado no se irán del monasterio de forma voluntaria, ni aunque lo mande el juez. Así lo aseguran en un comunicado suscrito el nombre y apellidos 'de solteras' de las diez clarisas excomulgadas, en el que denuncian las “amenazas al recurso a la fuerza pública para nuestro desahucio, que solo cabría si se acompaña de una resolución judicial contra nosotras que, además, en tal caso, habría de ser por nosotras incumplida en período de ejecución voluntaria”.
Y lo harán “caminando libres y solas en defensa de la Fe católica”, pues en la nota admiten haber expulsado al obispo falso De Rojas y al cura coctelero Ceacero, “de cuya jurisdicción nos apartamos”. Pero, lejos de abrir una puerta a la solución del cisma, lo agravan.
“El Monasterio de Belorado consta inmatriculado en el Registro de la Propiedad en virtud de un documento privado de 1969 que confiere el 100% de su pleno dominio a la Comunidad de Religiosas Clarisas de Belorado”, arranca el documento, de cuatro páginas, y enviado a los medios por parte del bufete de abogados que las asesora.
“Decidimos separarnos de la Iglesia Conciliar en un clima conflictivo y por amor a la Verdad Católica, preservando y secularizando la actividad vitalicia a la que estamos consagradas y que llevamos a cabo en el Monasterio, presentando instancia para otorgar naturaleza civil a nuestra labor sin el menor ánimo especulativo, pues nuestro patrimonio está ligado de forma vitalicia a la labor que desempeñamos”, recalca el comunicado, que trata de explicar los movimientos para, a través de sendas asociaciones civiles, tratar de transferir la propiedad, fuera de la Iglesia, de los monasterios de Orduña y Belorado a las ya ex religiosas, y que niega la “supuesta trama inmobiliaria” cuya existencia consideran “ridícula”.
Al contrario, y en lo que se atisba como una nueva estrategia de defensa basada en la vulnerabilidad de las ya ex religiosas, el texto acusa a Iceta de querer “echar hasta las puertas de la misma calle, sin recursos y sin alternativa habitacional”, interviniendo sus cuentas, nóminas y “sin poder atender los pagos de los proveedores de materia prima para nuestros dulces, no podemos acceder a nuestras propias notificaciones, etc”.
“Así las cosas, entendemos que debemos defender nuestra condición de legítimos poseedores del inmueble”, aseguran las ex clarisas, que denuncian “las amenazas al recurso a la fuerza pública para nuestro desahucio, que sólo cabría si se acompaña de una resolución judicial contra nosotras que, además, en tal caso, habría de ser por nosotras incumplida en período de ejecución voluntaria”. Esto es: que aun habiendo sentencia, no se irían por su propio pie.
Pese a todo, aclaran, “no reconocemos, en la presente situación, autoridad alguna a nadie más que a los Tribunales de Justicia, para ordenar nuestro desalojo”. Sobre la expulsión del cura coctelero y el falso obispo, las ya ex monjas apuntan que “sólo se le ha comunicado nuestro deseo al Sr. D. Pablo de Rojas, de cuya jurisdicción nos apartamos, y al Sr. D. José Ceacero para que abandonasen el Convento, actuando ambos de forma voluntaria y sin ningún tipo de coacción por parte de las abajo firmantes ni de ninguna otra persona, de manera que a día de hoy caminamos libres y solas en defensa de la Fe Católica”.
Al tiempo, anuncian batalla judicial contra el hecho de que Iceta haya “aireado saldos en cuentas corrientes” y se trate de “crear una opinión pública en nuestra contra, cuando la realidad es que la presente situación, en defecto de acuerdo, deberá ser dirimida por los Juzgados y Tribunales correspondientes”. Al final, eso sí, vuelven a reclamar al Arzobispado de Burgos una “solución extrajudicial”. Algo que, hoy, parece más lejano que nunca. Y más cuando está a punto de publicarse la 'respuesta' de la diócesis al último desafío de las exmonjas cismáticas de Belorado.
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